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Una columna de humo se eleva sobre uno de los barrios de Beirut bombardeados por alojar una sucursal del banco que financia a Hezbolá. EFE
Israel hace arder el sistema financiero de Hezbolá en Líbano

Israel hace arder el sistema financiero de Hezbolá en Líbano

El ejército bombardea las sucursales de Al-Qard Al-Hassan, el banco que considera principal fuente de ingresos para la milicia, y advierte a quienes vivan cerca de sus oficinas que huyan

M. Pérez

Domingo, 20 de octubre 2024

Israel ha iniciado su anunciado bombardeo contra la infraestructura financiera de Hezbolá. Las Fuerzas de Defensa arrasan desde la madrugada de este lunes con las instalaciones de Al-Qard Al-Hassan, un sistema bancario que opera al margen de las redes internacionales y que cuenta con 31 sucursales en Líbano. El ejército ha atacado al menos once de sus oficinas en Beirut y otras más en el resto del país mientras emite órdenes de evacuación a la población para que se aleje de cualquiera de sus sedes territoriales, a riesgo de verse sorprendidos por los proyectiles israelíes. «Residentes de Líbano, nuestras tropas atacarán infraestructura perteneciente a Al-Qard Al-Hassan. Manténganse alejados de ella de inmediato», ha alertado Avichay Adraee, el portavoz en árabe del ejército hebreo.

Las explosiones han sacudido la capital libanesa. Al menos, una decena se han escuchado en toda la ciudad, según han relatado varios testigos a la agencia Reuters. Los ciudadanos han podido vislumbrar columnas de humo negro elevándose hacia el cielo en medio de la oscuridad y un fuerte destello cerca del aeropuerto, donde se ha producido al menos una pasada de la aviación israelí. Esta zona resulta especialmente sensible, ya que la terminal es el único punto de entrada de ayuda humanitaria a Beirut. Algunos vídeos en internet muestran a grupos de personas huyendo de barrios del sur, considerado el bastión de Hebolá, minutos antes de la llegada de los cazabombarderos.

,«Vamos a atacar el poder económico de Hezbolá», advirtió este domingo el portavoz militar Daniel Hagari, solo unas horas antes de que los aviones de la fuerza aérea despegaran de sus bases a útimas horas de la noche. »El objetivo es dañar la confianza« en Hezbolá de todo aquel que lo financie o piense contribuir a su mantenimiento, añadió. Por su parte, Al-Qard Al-Hassan ha emitido un comunicado en el que se define como »una organización sin ánimo de lucro« a la que Israel ha decidido amenazar y atacar» tras haber agotado «su banco de objetivos».

La entidad financiera es, según la Inteligencia de Tel Aviv y las autoridades estadounidenses, una organización paralela al sistema bancario oficial libanés y la principal patrocinadora de la milicia chií. Al parecer, paga el sueldo a sus militantes, constituye su principal reserva de efectivo y, además, se encarga de lavar el dinero que obtiene Hezbolá por otros medios. Las mismas fuentes aseguran que recibe mensualmente una transferencia desde Irán y existe la sospecha de que algunos diplomáticos destinados a otros países, pero afines a Hezbolá, regresan con cierta frecuencia con maletines llenos de dinero para ingresarlos en la entidad.

El banco nació en 1982 con la aparente misión de proporcionar ayuda a las familias libanesas en situación de pobreza o a aquellos emprendedores de pequeños negocios de subsistencia. También ejerce de prestamista y, de hecho, gran parte de sus reservas de oro procederían de las joyas entregadas por particulares a cambio de dinero, según fuentes hebreas. Con el paso de los años Hezbolá lo habría incorporado y moldeado a sus fines, convirtiéndolo en la principal estructura financiera de las milicias. La organización chií se habría aprovechado, entre otras cosas, de que una de las reglas fundacionales del banco garantizaba acercarse lo más posible a la población y, por lo tanto, disponía de una amplia red de sucursales extendida a todo el país. Óptima para la circulación del dinero.

Se trata de un banco poderoso. Pese a no encontrarse conectado al sistema internacional SWIFT, Al-Qard Al-Hassan maneja las cuentas de unos 200.000 clientes, la mayoría civiles, según cotejan distintas informaciones. Al parecer, ha llegado a realizar prestamos anuales por valor de 500 millones de dólares y, en 2021, una filtración permitió descubrir que trabajaba con algunas instituciones extranjeras, pese a las sanciones internacionales que pesan sobre la entidad. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos advirtió ese año que Al-Qard Al-Hassan «pretende servir al pueblo libanés» pero en la práctica «mueve fondos ilícitamente a través de cuentas fantasma y facilitadores».

Los bombardeos a estas oficinas ha hecho que miles de ciudadanos afincados en Beirut, el sur de Líbano y el valle nororiental de Bequaa hayan huido, o lo estén haciendo este lunes, de sus casas en busca de refugio. La intensidad de los bombardeos es tremenda y las Fuerzas de Defensa han anunciado que no se detendrán: «Atacaremos muchos sitios en las próximas horas. En los siguientes días, revelaremos cómo Irán financia la actividad terrorista de Hezbolá utilizando instituciones y asociaciones civiles como tapadera», ha advertido Hagari.

Fin de semana de terror

Las acciones armadas sobre Líbano se suman al fin de semana de terror que ha vivido la Franja como consecuencia de una nueva reactivación de las operaciones militares contra Hamás. Gaza vuelve a ser el corazón de la muerte. En realidad, nunca ha dejado de serlo desde la ofensiva militar israelí iniciada en octubre de 2023. El desplazamiento de los combates a Líbano ha centrado la atención mundial estas últimas semanas, pero la Franja no ha dejado de sangrar. Y este fin de semana lo ha hecho como un manatial. Los bombardeos del ejército han matado, según la Defensa Civil gazatí, a entre 125 y 150 personas, además de causar al menos 130 heridos. Voluntarios y equipos de rescate se afanaron este domingo en la búsqueda de decenas de desaparecidos, sepultados bajo las ruinas de edificios y carreteras.

La Defensa Civil confirmó ya el hallazgo de 87 cadáveres en Beita Lahia, una ciudad duramente castigada por la aviación y las tropas terrestres de Israel desde finales de septiembre. Tel Aviv argumenta que la ofensiva busca eliminar la infraestructura de Hamás. Sin embargo, fuentes palestinas aseguraron que fueron arrasadas viviendas ocupadas por civiles. Medios israelíes admitieron que los soldados provocaron voladuras «controladas» de edificios.

El ataque se dirigió contra una «zona residencial densamente poblada», señalaron las autoridades de la Franja. Mahmud Bassal, portavoz de la Defensa Civil, explicó que entre las múltiples víctimas figuran mujeres y niños. Por su parte, las Fuerzas de Defensa mostraron sus dudas sobre un balance de fallecidos que «no corresponde con la información existente en nuestras mano», dada la precisión de las municiones utilizadas en el «ataque contra un objetivo terrorista de Hamás». Durante las últimas refriegas, un coronel hebreo, el comandante de la 401ª Brigada Blindada, murió en la misma Franja al ser alcanzado por la munición de los milicianos después de bajarse de un tanque.

Los bombardeos de este domingo sucedieron a los llevados a cabo el sábado en varios puntos de Gaza, con especial contundencia en el campo de refugiados de Yabalia, en el norte, y en Jan Younis, donde cuatro ingenieros murieron asesinados por un misil cuando se dirigían en coche a reparar una red de distribución de agua en Khuzaa. La organización humanitaria Oxfam denunció que su vehículo estaba «claramente identificado» y que el ataque solo contribuirá a «agravar la catastrófica crisis humanitaria» ya que «el acceso al agua potable está gravemente comprometido».

La oleada del sábado dejó al menos entre 30 y 40 fallecidos. Tres hospitales se vieron además cercados por tanques y drones armados. Varios disparos barrieron sus plantas superiores. Desde hace tiempo, Israel afirma que los complejos sanitarios son utilizados por los combatientes de Hamás que suelen situarse en los pisos más altos para poder dominar el terreno y disparar contra los soldados cuando se aproximan.

Destrucción absoluta en Beit Lahia donde los bombardeos han dejado decenas de niños heridos. AFP

Los ataques contra campos de refugiados ascienden a 190 desde hace un año. Las Fuerzas de Defensa dicen que son necesarios para eliminar la infraestructura «terrorista» y que se trata de misiones de «precisión». En los últimos quince días son incesantes, según el Estado Mayor, para evitar la recomposición de las milicias.

Sin embargo, la versión de los civiles es muy diferente. «Son muchas masacres y una locura», señala al Centro de Información Palestino Abú Shaira, un refugiado del campo de Yabalia. El suyo es un relato desolador sobre la presencia en las calles de «muchos cuerpos de mártires esparcidos» que la «mayoría de los ciudadanos pueden ver desde lejos». Sin embargo, nadie se atreve a rescatarlos. «La mayoría de los ciudadanos están atrapados en sus hogares, y cualquiera que se aventure a salir para buscar agua o comida es el objetivo directo de los 'quadcopters' y francotiradores, incluso si son niños o mujeres».

Una situación «inhumana»

Tanto Abú Shaira como Mohammed Azza, residente en el norte de la Franja, coinciden en que «permanecer aquí se ha convertido en un ejercicio de supervivencia infrahumano», con una población de miles de personas atrapadas entre los combates y la ausencia total de casi todo; incluso de techo. Naciones Unidas ha informado de que la tasa de destrucción en el norte se aproxima al 100%, mientras en el resto del territorio palestino el 70% de las viviendas ha sido reducido a ruinas. La ONU calcula que habrá unos 39 millones de toneladas de escombros. Escombros peligrosos. Su retirada cuando acabe la guerra exigirá un operativo muy minucioso, ya que entre las ruinas permanecen enterrados numerosos explosivos sin detonar. El asesor en vivienda de las Naciones Unidas, Balakrishnan Rajagopal, calcula que reconstruir la Franja llevara «ochenta años».

El fin de semana también ha sido pródigo en el intercambio de cohetes con Hezbolá en Líbano. La milicia chií lanzó al menos 170 contra el Estado hebreo y la respuesta de Tel Aviv resultó implacable. La fuerza aérea bombardeó el sur del país, los suburbios de Beirut y el pueblo fronterizo de Khiam, donde, en un inusitado gesto de poder y dolor, efectuó «catorce ataques consecutivos» en quince minutos. Una excavadora del batallón de Ingenieros derribó además una torre de vigilancia de la ONU en Marwahin. Por si no fuera suficiente, el portavoz militar hebreo, Daniel Hagari, advirtió que nadie dormiría esta pasada madrugada en Líbano. El ejército preveía bombardear decenas de emplazamientos en todo el país en los que supuestamente operan organizaciones que supuestamente financian a la milicia.

El Gobierno israelí intenta metabolizar mientras tanto el intento de asesinato del primer ministro, Benjamín Netanyahu, mediante tres drones enviados contra su domicilio desde suelo libanés y que el Gobierno atribuye a Irán. Solo uno de los tres aviones no tripulados se aproximó a su objetivo. Los otros fueron interceptados en Rosh Hanikra y Nahariya. El portal Axios y 'The Guardian' en su edición dominical contaban que causó «daños superficiales» en la vivienda, aunque ni Netanyahu ni su esposa se encontraban en ella.

Ministros del gabinete y miembros de la oposición repitieron este domingo las manifestaciones del primer ministro, que imputa el fallido atentado a «agentes de Irán». El régimen islamista, sin embargo, se ha distanciado y responsabilizado a Hezbolá, que ha asumido la autoría. Pero la mecha ya está prendida. El Ejecutivo anuncia que Teherán «pagará un precio».

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