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Mikel Ayestaran
Jueves, 6 de junio 2024, 08:26
Israel volvió a atacar una escuela de la ONU en Gaza con resultados devastadores. Entre 35 y 40 personas, al menos, han muerto en el bombardeo y 74 se encuentran heridas. Entre los fallecidos hay 14 niños y 9 mujeres. También 41 de las víctimas ingresadas en el hospital son menores y mujeres. Casi todos ellos han sido trasladados al hospital de los Mártires de Al Aqsa, el más cercano, que precisamente en la noche del miércoles informó de la avería de uno de sus generadores eléctricos y, por lo tanto, la inhbilitación de parte de los servicios de urgencia. Fuentes de este centro advierten que numerosos heridos en el ataque aéreo podrían morir en las próximas horas debido a las condiciones precarias en las que trabajan los sanitarios. «No hay soporte para todos y las víctimas de éste y otros ataques anteriores se amontonan incluso en los pasillos, donde el olor de la sangre es insoportable», han asegurado.
Dos o tres misiles, según las versiones, han impactado en el colegio de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja. Desde el 7 de octubre estas escuelas se han convertido en refugio improvisado para miles de familias y las imágenes que llegan de Nuseirat repiten la de anteriores ataques contra otros inmuebles parecidos. Según la agencia, 170 de sus escuelas han sido objetivo del ejército desde octubre, con el resultado de 450 víctimas mortales.
El ejército de Israel, que impide la entrada de prensa internacional y ha matado a más de cien periodistas y trabajadores de medios palestinos, admite haber llevado a cabo un ataque «de precisión» contra «una base empleada por Hamás». Según fuentes militares, en las escuelas había entre veinte y treinta miembros de esta organización y de la Yihad Islámica repartidos en dos aulas de la tercera y segunda plantas, separadas del resto del centro. Los misiles habrían impactado contra estas dependencias, que habrían sido tomadas como cuarteles y refugio de la milicia. El Gobierno de Tel Aviv acusó de nuevo esta mañana a los islamistas radicales de infiltrarse entre la población civil para organizar sus acciones armadas. Al parecer, los terroristas pertenecían a las fuerzas Nukhba, el batallón de élite de Hamás que protagonizó los ataques más dramáticos de la masacre del 7 de octubre en los kibutz.
Los militares repitieron en su comunicado una frase que emplean en las últimas semanas, desde que está abierto el caso por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia: «Antes del ataque aéreo se tomaron medidas para reducir el daño a civiles». De hecho, señalaron que el bombardeo se ha producido después de cuatro tentativas previas a raíz de que los »terroristas« hubieran sido identificados. El alto mando las habría suspendido por la abundancia de civiles en la zona. Pese a ellos, la mayoría de las víctimas de las explosiones han sido precisamente mujeres, niños y padres de familia cuyos cuerpos «han quedado descuartizados», según medios palestinos.
Hamás negó que contara con base alguna en el colegio e Ismail Al Thawabta, director de la oficina de medios de los islamistas, declaró a Reuters que «la ocupación utiliza historias falsas fabricadas para justificar este brutal crimen contra decenas de personas desplazadas». Una portavoz de la UNRWA ha rechazado que sus escuelas u otras instalaciones hayan sido utilizadas nunca con «fines militares o de combate».
Pasan los meses e Israel no consigue ni liberar a los cautivos, ni cazar a los líderes de Hamás. Son ya más de 36.000 los palestinos muertos y el ejército se ve obligado a regresar a lugares donde había dado por derrotados a los milicianos islamistas. La operación en Rafah sigue abierta, pero como se ha visto en Nuseirat Israel golpea también en el centro de la Franja, una zona a las que han llegado más de un millón de civiles en apenas tres semanas. Escaparon de Rafah y han llegado a lugares donde no hay servicios mínimos para atenderles. A esto hay que sumar que los israelíes mantienen el paso de Rafah cerrado y el bloqueo es total por tierra, mar y aire.
Las imágenes de la masacre de Nuseirat demuestran que el alto el fuego parece algo muy lejano. El diario 'Asharq Al-Awsat' reveló que Hamás no acepta la hoja de ruta que les han presentado y asegura que es diferente a la que hizo pública Joe Biden el viernes. Fuentes islamistas declararon al diario saudí con base en Londres que exigen garantías claras de que la guerra terminará.
«Israel está manipulando. Quieren una tregua temporal y luego se reanudará la guerra... Utilizan textos ambiguos que están abiertos a interpretación», según la opinión de esta fuente del movimiento islamista, considerado terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos.
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