EFE
Jerusalén
Miércoles, 11 de septiembre 2019, 13:31
El Instituto Pontificio de Notre Dame no podrá ampliar su hotel de peregrinos a las puertas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, después de que se le haya denegado el permiso por la acusación de un concejal de que se trata de un centro « ... antisemita» que se niega a ondear la bandera israelí en el histórico edificio, propiedad del Vaticano.
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El asunto está «en manos directas» de la Santa Sede, confirmó a Efe un miembro del equipo directivo del hotel, que consideró «totalmente equivocadas» las acusaciones de antisemitismo y alegó que el centro «está abierto a todo el mundo».
«No vetamos el acceso de ningún pueblo o nación», dijo el responsable, que pidió no ser identificado y lamentó la decisión de Elisha Peleg, edil en el Ayuntamiento del derechista Likud, de oponerse a la concesión del permiso de construcción, bloqueando la ampliación de Notre Dame con 140 nuevas habitaciones.
Peleg alegó en una comisión de planificación urbanística que se trata de «un hotel antisemita» y «racista» que «no reconoce la soberanía israelí» en la zona (que tampoco reconoce la comunidad internacional) y que «no está preparado para que los judíos trabajen o residan allí», por lo que votó en contra de la ampliación junto a dos otros concejales, informó hoy el periódico local Haaretz.
«Llevamos siete años con este proyecto, pasamos los requisitos legales de todos los comités locales y este era el único pendiente«, lamenta el responsable del hotel, que espera que el asunto se resuelva con la mediación del Vaticano, que adquirió el edificio en 1972 y lo restauró en 1978. Notre Dame, agregó, no tiene ninguna obligación »de poner una bandera de Israel« en su edificio, como tampoco las pone de otros países. »Normalmente solo ponemos la bandera del Vaticano, que es el propietario real del edificio«, igual que se hace en las otras propiedades que tiene en Tierra Santa, agregó.
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La imponente edificación se ubica en lo que antes de la ocupación israelí de la parte oriental de la urbe -en la Guerra de los Seis Días (1967)- se consideraba «tierra de nadie», situada entre la zona palestina (controlada por Jordania) y la israelí. Está muy cerca de la Puerta Nueva, una de las entradas que atraviesan la vieja muralla de Jerusalén y que cada día recorren miles de turistas y peregrinos que acuden a visitar los lugares santos de una urbe sagrada para las tres religiones monoteístas.
En 2004 el papa Juan Pablo II confió a los Legionarios de Cristo la gestión del inmueble, que acoge hoy una casa de peregrinos, restaurantes, un auditorio y una escuela de gastronomía, turismo y hostelería. Según su dirección, la ampliación del espacio es absolutamente necesaria para acoger al creciente número de turistas y peregrinos que vienen a visitar Jerusalén, cada año mayor.
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La existencia de Notre Dame se remonta a la congregación de los Agustinos de la Asunción, un amplio grupo de peregrinos que llegó a Jerusalén en 1882 y decidió construir aquí una casa de hospedaje que acogió a los primeros visitantes en 1888, antes de que el edificio actual estuviera terminado.
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