Mikel Ayestaran
Jerusalén
Viernes, 15 de noviembre 2019, 20:01
Ni era un almacén de armas, ni Rasmi Abu Malhus era un comandante de Yihad Islámica, como informó el portavoz del Ejército israelí en árabe, Avichay Adraee, que incluso difundió una foto en las redes sociales del supuesto comandante, al que nadie conocía. La ... aviación de Israel bombardeó el miércoles la casa en la que vivían los hermanos Rasmi y Mohamed en el campo de refugiados de Dir Al Balah, en el centro de Gaza, y mató a ocho miembros de la familia Sawarka, entre ellos a Wasim de trece años, Mohaned de doce, Moath de siete, Salem de tres y Feras de dos años.
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Israel reconoció que se trata de víctimas civiles «inesperadas» y en una declaración enviada a la agencia AFP señaló que «según las informaciones que poseía el Ejército en el momento del ataque, no estaba previsto que causara víctimas civiles». Ante la gravedad de los hechos «las fuerzas armadas israelíes investigan el daño causado a civiles».
El edificio atacado estaba en la lista de «objetivos potenciales del Ejército», pero fuentes militares consultadas por el diario 'Haaretz' revelaron que «llevaba un año sin ser revisado y nadie lo inspeccionó antes del ataque». Al contrario de lo que se declaró a los medios en un primer momento, estas mismas fuentes confirmaron que el lugar del ataque era un «complejo de chabolas sin mayor importancia» y mostraron su «frustración» por lo sucedido y por cómo se informó a los medios.
El bombardeo de Dir Al Balah fue el más sangriento de las 48 horas de violencia que estallaron en la Franja tras la muerte de Bahaa Abu Al Ata, jefe militar de Yihad Islámica, en un asesinato selectivo israelí en la madrugada del martes. La respuesta del grupo consistió en el lanzamiento de más de 400 cohetes. Los aviones y tanques de Israel bombardearon y 34 palestinos perdieron la vida, entre ellas los ocho miembros de la tribu Sawarka, pero también varios milicianos de Yihad Islámica, como hizo público este movimiento que tiene una estrecha conexión con Irán.
El jueves se hizo público un acuerdo para el cese de las hostilidades, pero desde entonces han vuelto a salir cohetes de forma esporádica de Gaza e Israel también ha bombardeado de manera puntual, lo que muestra la fragilidad de un pacto logrado gracias a la mediación de Egipto y Naciones Unidas. En esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido en las tres ofensivas lanzadas por Israel desde 2008, Hamás no ha entrado en el combate y ha sido Yihad Islámica la que ha combatido a base de cohetes.
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La tregua no fue bien recibida en algunas partes de la Franja donde grupos de manifestantes se echaron a las calles para criticar la decisión de Hamás de no unirse a los combates. El grupo islamista gobierna en Gaza desde 2007 y ha demostrado que no está dispuesto a afrontar una nueva guerra.
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