mikel ayestarán
Estambul
Lunes, 5 de septiembre 2022, 20:14
Cuatro meses después, el Ejército de Israel admite por primera vez que hay una «alta probabilidad» de que uno de sus soldados fue quien disparó «de manera accidental» y mató a la reportera palestino estadounidense Shireen Abu Akleh, pero no abrirá una investigación criminal ... e insiste en que están «muy orgullosos» del papel de los soldados. En palabras del informe elaborado por el abogado general militar «después de un examen exhaustivo del incidente, y con base en todos los hallazgos, no existe sospecha de un delito que justifique la apertura de una investigación de la Policía Militar».
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Se trata de la declaración más próxima a admitir la culpabilidad por lo sucedido por parte de los militares, pero siguen manteniendo abierto un tema que todos los organismos que lo han investigado lo tienen claro. La periodista de 'Al Jazeera', de 51 años, fue abatida de un tiro cuando cubría una operación de las fuerzas de ocupación en el campo de refugiados de Yenín el 11 de mayo. Abu Akleh iba perfectamente identificada como periodista, con chaleco y casco, pero eso no fue suficiente.
En junio, Naciones Unidas concluyó que «los disparos que mataron a Abu Akleh e hirieron a su colega Ali Sammoudi provinieron de las fuerzas de seguridad israelíes y no de disparos indiscriminados de palestinos armados». El estudio del organismo internacional repetía el mismo resultado de las investigaciones realizadas por medios como 'The Washington Post' o 'The New York Times': todos señalan al Ejército israelí como responsable del tiro en la cabeza que acabó con la vida de Shireen.
La familia de la reportera reaccionó de manera inmediata. «Es obvio para cualquiera que los criminales de guerra israelíes no pueden investigar sus propios crímenes. Seguimos profundamente dolidos, frustrados y decepcionados», apuntaron en un comunicado en el que acusaron al Estado judío de tratar de «ocultar la verdad» con el objetivo de «evitar la responsabilidad por el asesinato». No habrá investigación criminal y tampoco habrá sanciones contra los agentes responsables del exceso de violencia durante el funeral de la periodista en Jerusalén, que cargaron hasta contra quienes llevaban el cuerpo a hombros.
En un primer momento Israel acusó a las milicias palestinas del disparo y difundió un video que resultó ser falso. Después hablaron de una bala perdida y poco a poco fueron admitiendo que pudo ser uno de sus soldados, pero sin aceptar nunca de manera clara la responsabilidad, una estrategia de comunicación habitual como ya sucedió recientemente en Gaza con un bombardeo que acabó con la vida de varios menores. Los testigos presentes en el lugar de la muerte y la familia, sin embargo, han mantenido desde el primer instante la misma versión de los hechos.
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El proyectil que acabó con Shireen era de un calibre de 5,56 mm, el mismo que utilizan los rifles M4 de las fuerzas israelíes. Los palestinos entregaron la bala a Estados Unidos para avanzar en la investigación y el informe de Washington acabó con las mismas palabras que ahora el del Ejército asegurando que «probablemente» fue abatida por un disparo israelíes «no intencionado». Los palestinos acusaron a los estadounidenses de «manipuladores» y el jefe de la oficina palestina de 'Al Jazeera', Walid al-Omari, recordó que «la bala no es la única prueba, hay otras pruebas, testigos, el lugar de las heridas, los restos de las balas, también las investigaciones que se llevaron a cabo. Todas ellas condenan a Israel en este crimen, y el intento de Estados Unidos de demostrar que Israel es inocente ha fracasado».
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