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Mikel Ayestaran
Jerusalén
Martes, 19 de noviembre 2019, 21:23
Menos de 24 horas después de conocer que Estados Unidos dejaba de considerar «ilegales» los asentamientos de Israel en el territorio ocupado palestino de Cisjordania, Benjamin Netanyahu dio luz verde a la puesta en marcha de la ley para aprobar la anexión del valle del ... Jordán, que representa el 30% de los territorios ocupados. Sharren Haskel, diputada del Likud, planteó hace semanas la ley de anexión y el proceso se aceleró después de conocer la decisión de la Casa Blanca, según informó el diario 'The Jerusalen Post'.
El primer ministro en funciones, que vive una situación complicada tanto desde el punto de vista político, por la incapacidad para formar gobierno, como legal, por los procesos por corrupción en los que está inmerso, recibió un balón de oxígeno desde la Casa Blanca con este cambio de opinión política respecto a las colonias que calificó de «histórico». Para rentabilizar el momento a 24 horas de que termine el plazo del que dispone su adversario Benny Ganz para conformar un ejecutivo, Netanyahu se desplazó hasta el asentamiento de Gush Etzion para reunirse con líderes colonos, ante los que declaró que Washington «ha reparado una injusticia histórica y reconocido la verdad», y agregó que este logro «durará por generaciones».
La mayor parte de la comunidad internacional considera que las colonias israelíes en Cisjordania son incompatibles con la Cuarta Convención de Ginebra de 1949, que prohíbe desplazar a población de la potencia ocupante al territorio ocupado. Desde la ONU y la Unión Europea apelaron al derecho internacional para oponerse al cambio de criterio de Trump, pero sobre el terreno este derecho no se respeta desde hace décadas y más de 600.000 colonos viven entre unos tres millones de palestinos en Cisjordania y Jerusalén Este.
El portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas, Rupert Colville, declaró que «un cambio en la posición política de un Estado no modifica el derecho internacional, ni su interpretación por parte de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y el Consejo de Seguridad», unas palabras que se repiten desde hace décadas pero que no se convierten en medidas concretas que ayuden a frenar el avance de la ocupación.
La decisión de Estados Unidos vuelve a estar en contra del criterio de la mayoría de los países, como ya ocurrió con el reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado hebreo en 2017, el traslado de la Embajada desde Tel Aviv a la ciudad santa un año más tarde, el final de las ayudas a los palestinos, incluida la agencia de la ONU para los refugiados, UNRWA, y la admisión de la soberanía sobre los Altos del Golán sirios.
«Ya sabemos cómo es el 'acuerdo del siglo' anunciado por Trump, consiste en dejar claro a los palestinos que no van a conseguir ni una sola de sus demandas y derechos», declaró el director de Peace Now, organización no gubernamental israelí dedicada a supervisar las colonias.
«Una vez más, con este anuncio, la Administración Trump demuestra hasta qué punto amenaza el sistema internacional con sus intentos de reemplazar el derecho internacional con la ley de la selva», criticó el jefe negociador palestino, Saeb Erekat. Aunque el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, sostiene que esta medida es favorable a la paz, la Autoridad Nacional Palestina respondió que Washington «ha perdido por completo toda credibilidad y ya no tiene ningún papel en el proceso de paz».
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