Mikel Ayestaran
Jerusalén
Domingo, 26 de abril 2020, 19:28
«Estoy horrorizado y lleno de dolor», así reaccionó el alcalde de Jerusalén, Moshe Lion, al conocer que un comerciante del mercado de Mahane Yehuda se había suicidado debido a la situación económica extrema en la que se encontraba por culpa del cierre forzado ... por el coronavirus. Lion pidió al gobierno «la apertura inmediata» de este lugar emblemático en el lado oeste de la ciudad santa.
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La Radio de Ejército dio la noticia del suicidio en una jornada marcada por la entrada en vigor de las nuevas medidas con las que Israel da un paso más hacia la vuelta a la normalidad. Las peluquerías y centros de estética reabrieron sus puertas, así como todo el comercio, a excepción de los centros comerciales. Se levantaron las restricciones sobre las actividades deportivas, aunque sigue prohibido ejercitarse en grupo, y se dio luz verde a la natación y el surf en las playas. Los restaurantes pueden trabajar de nuevo, aunque de momento solo con servicio a domicilio.
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El coronavirus deja 200 muertos y cerca de 15.000 infectados y las autoridades aceleran el levantamiento de restricciones, lo que devolvió a las calles una mezcla de normalidad y ansiedad, pero no será sencillo adaptarse a la nueva realidad. La rapidez con la que se han tomado estas decisiones provocó las críticas de analistas y expertos vinculados al ministerio de Salud, como el profesor Seigal Sadetzky, que pidieron prudencia.
Las autoridades realizarán una evaluación de la estadística dentro de una semana para decidir cuáles serán los nuevos pasos a dar. La vuelta al colegio es uno de los temas prioritarios en la agenda, pero también se realizará de forma progresiva.
En el mercado de Mahane Yehuda se mantuvieron las restricciones y muchos puestos siguieron cerrados, lo que provocó la ira de unos comerciantes que protestaron y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad. «¿Cómo pueden dar permiso a Ikea y no a nosotros, que estamos al aire libre?», era la pregunta más extendida entre los comerciantes. La apertura de las grandes superficies que el gigante sueco tiene en Israel ha sido polémica y muy criticada por el pequeño comercio.
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El coronavirus en cifras
El director general del ministerio de Salud, Moshe Bar Simon Tov, admitió que fue un error dar el permiso a Ikea porque «es un centro comercial». La ira entre el resto de comerciantes aumentó al desvelar una investigación de 'The Marker' que los dueños de Ikea en Israel, Shulam Fisher and Matthew Bronfman, donaron millones de euros a la secta a la que pertenece el ministro de Salud saliente, Yaakov Litzman.
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