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Anje Ribera
Martes, 29 de junio 2021, 20:03
Los 'Acuerdos de Abraham' que establecieron Donald Trump y Benjamin Netanyahu florecen cuando ambos han sido ya desalojados del poder y no pueden sacar rédito político de un hito histórico del que esperaban mucho. Israel inauguró este martes en Abu Dabi su primera embajada en ... el golfo, Pérsico, pero no fue 'Bibi' quien corrió la cortina sino precisamente uno de los hombres que maniobró para desalojarle de la cabecera del Gobierno de Tel Aviv.
El honor correspondió a Yair Lapid. Quien pasará a la historia por encabezar la inédita visita a Emiratos Árabes Unidos tras la normalización de las relaciones bilaterales en septiembre de 2020 será el ahora ministro de Exteriores en el Ejecutivo de Naftalí Bennett, al que sustituirá dentro de dos años como primer ministro en virtud del pacto de cohabitación suscrito entre ambos.
Netanyahu había previsto encabezar en marzo el primer viaje a Emiratos de un jefe de gobierno israelí, pero tuvo que cancelarse debido a una «discrepancia» con Jordania sobre el sobrevuelo de su espacio aéreo.
La agenda del viaje de Lapid también contempla acudir a Dubái para las inauguraciones oficiales del Consulado y del pabellón de su país en la exposición universal, que tendrá lugar del 1 de octubre al 31 de marzo de 2022. Pero lo magro se encuentra fuera de los actos oficiales. En los últimos meses, Israel y Emiratos han multiplicado los acuerdos de cooperación, especialmente en el sector comercial. En marzo, el pequeño país árabe anunció la creación de un fondo de inversión de 10.000 millones de dólares (8.300 millones de euros) para sectores estratégicos en territorio israelí.
«Lo que hacemos aquí hoy no es el final del trayecto, es el comienzo», señaló Lapid en Twitter. «Debemos conectar y hacer prosperar nuestras economías», añadió pidiendo a todos los países árabes de la región que «reconozcan» al país hebreo.
Sin embargo, Lapid no fue recibido en la pista del aeropuerto por ningún alto funcionario y en la inauguración de la embajada sólo se pudo ver a la ministra emiratí de Cultura, Nura al-Kaabi». El acto también mereció escasa cobertura de prensa, una discreción que contrasta con los grandes anuncios y el tono de celebración que siguieron a los primeros meses de normalización de las relaciones.
Los analistas contemplan la 'frialdad' de Emiratos como un signo de contrariedad por el aumento de las tensiones en los territorios palestinos ocupados. Los países árabes, entre ellos Emiratos y Baréin, criticaron la represión de las manifestaciones en Jerusalén Este. Además, los bombardeos del Ejército sobre Gaza pusieron en dificultades a los nuevos socios comerciales árabes de Israel frente una población muy crítica en las calles y en las redes sociales.
La resolución del conflicto israelo-palestino era una condición previa indispensable para cualquier normalización de relaciones.
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