Mikel Ayestaran
Corresponsal en Jerusalén (Israel)
Domingo, 4 de noviembre 2018, 22:31
Miles de iraníes tomaron el centro de Teherán al grito de «¡Muerte a Estados Unidos!» y se concentraron frente a la antigua legación estadounidense en el centro de la capital. El motivo de la protesta fue doble ya que recordaron la toma de la Embajada ... en 1979 y el posterior secuestro de 52 estadounidenses durante 444 días, pero sobre todo manifestaron su rechazo a las nuevas sanciones impuestas por Donald Trump, que entran este lunes en vigor. Entre la quema de banderas con las barras y estrellas y fotos de Trump, el comandante de los Guardianes de la Revolución, Alí Yafari, proclamó que «con la ayuda de Dios, de la Resistencia, y con la determinación del pueblo, la última arma que blande el enemigo, la guerra económica, será derrotada» y se dirigió al inquilino de la Casa Blanca para recomendarle que «no amenace a Irán».
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Coincidiendo con la llegada del segundo paquete de sanciones, que afectará directamente al sector bancario y a la exportación de petróleo, principal fuente de ingresos del país, los iraníes organizaron el acto multitudinario en Teherán y anunciaron el inicio de unas maniobras militares aéreas. Trump cumple su promesa electoral y aunque los iraníes acatan lo firmado en el pacto nuclear de 2015, según los informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica, castiga a Teherán con «las mayores sanciones de la historia».
El objetivo a medio plazo es que las exportaciones de crudo se reduzcan a cero, pero en una primera fase al menos ocho países y entidades podrán seguir comprando a los iraníes, según anunció Washington. Entre ellos están Japón, Turquía o India, algunos de los importadores más importantes de un país que hasta abril exportaba 2,5 millones de barriles diarios. Desde que Trump decidió salirse de forma unilateral del pacto nuclear y anunció el regreso de las sanciones, la exportación de Irán ha caído hasta los 1,1 millones registrados en septiembre. Ante el problema que puede generar en el mercado la ausencia del crudo iraní, Washington busca que países aliados como Arabia Saudí aumenten la producción para hacerse con las cuotas de la república islámica.
Mientras Estados Unidos acelera la «guerra económica» contra Irán, con el apoyo de aliados regionales como israelíes y saudíes, el líder de la oposición chií de Baréin, el jeque Alí Salmán fue condenado a cadena perpetua por «entregar información confidencial» y recibir «apoyo financiero» de Catar. Las autoridades de Manama forman parte del bloqueo a Doha encabezado por Arabia Saudí desde junio del año pasado.
Como ocurre en Irán, los chiíes son mayoría en este Estado del Golfo en el que la monarquía acusa a Teherán de apoyar a los líderes de esta comunidad para promover un cambio de gobierno. Junto al jeque Salmán se ordenó también la detención de otros dos líderes del partido opositor Wefaq, Hasán Sultán y Alí Alaswad. El pulso entre Riad y Teherán, las dos potencias de la región, se extiende así a Baréin, sede de la V Flota de Estados Unidos y fiel aliado de Washington.
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