Irán amplía su central de Busher con otro reactor atómico

La construcción de esta central atómica, la primera de Irán, se inició en los años 70 con apoyo de Alemania, pero no se puso en marcha hasta 2010, bajo el control de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y con combustible nuclear ruso.

El anunció de las obras en Busher se produjo 24 horas después de que el portavoz de la OEAI (la organización iraní de energía atómica), Behruz Kamalvandi, adelantara que ya enriquecen uranio al 5% y que tienen la «capacidad de producir al 20%, 60% o cualquier otro porcentaje». La tasa del 5% es inferior al 20% de enriquecimiento que el país llegó a producir antes del acuerdo de 2015 y queda muy lejos del 90% necesario para la fabricación de una bomba atómica. La retirada unilateral ordenada por Donald Trump del acuerdo firmado en 2015 y la vuelta de las sanciones han empujado a Irán a adoptar una serie de medidas de presión que le alejan del texto pactado.

Además de superar el límite de enriquecimiento de uranio, fijado en un 3,67%, los iraníes han reactivado las actividades en Fordo, una planta subterránea situada cerca de la ciudad santa de Qom que, durante mucho tiempo, se mantenía en secreto.

Este alejamiento del acuerdo, sin embargo, es reversible, según las autoridades de la república islámica, y el ministro de Asuntos Exteriores, Yavad Zarif, insistió una vez más en que ellos dejan «la puerta abierta para la negociación y el entendimiento». La condición de los iraníes para volver a respetar el acuerdo es que Estados Unidos retire sus sanciones, especialmente las que afectan a la exportación de petróleo.

El presidente, Hasán Rohani, trató de levantar el ánimo de unos iraníes que sufren en sus bolsillos los castigos de Trump con el anuncio del descubrimiento de «un nuevo gran campo petrolífero» en el suroeste del país, con unas reservas de 53.000 millones de barriles de crudo, lo que le convertiría en el segundo más importante de la república islámica.

«Estados Unidos debe saber que Irán es un país rico y, a pesar de las sanciones crueles, los trabajadores e ingenieros iraníes descubrieron un nuevo campo petrolífero», declaró el clérigo moderado en un discurso en la ciudad de Yazd. Las exportaciones petroleras alcanzaron los 2,5 millones de barriles diarios antes de las sanciones, pero en la actualidad se han reducido drásticamente debido a las trabas impuestas por Trump.