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M. Pérez
Domingo, 25 de agosto 2024
Hamás dijo no. En solo unas horas, la delegación de la milicia islamista rechazó los términos del acuerdo propuesto por los mediadores internacionales –y aceptado 'in extremis' por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu–, interrumpió las negociaciones y abandonó El Cairo. Posteriormente, las sirenas antiaéreas sonaron en Israel. Hamás confirmó ser el autor del disparo de un cohete desde el campo gazatí de Khan Jounis hacia Rishon Lezion, una ciudad al sur de Tel Aviv, que no causó víctimas.
Fuentes militares señalaron que la acción de la milicia pudo ser su manera de protestar por la ofensiva matinal que las Fuerzas de Defensa lanzaron contra Hezbolá en Líbano. O bien, el modo de certificar su negativa a las nuevas condiciones propuestas para la paz en La Franja, que de nuevo se vuelve lejana.
El hecho de que los islamistas acudieran a El Cairo, aunque sin sentarse en la mesa con los respresentantes de Israel, Estados Unidos, Egipto y Catar, hacía presagiar que esta vez sí; que los avances detectados por los negociadores iban a convertirse en una realidad. «Estamos más cerca que nunca», señaló el presidente de Ee UU, Joe Biden.
Sin embargo, la delegación palestina dio anoche un sonoro portazo a la oferta. Solo acepta el plan que Biden dio a conocer el 2 de julio y que contempla la retirada total del ejército en Gaza. Sin embargo, la última propuesta es un «puente» entre aquella y la posibilidad de dejar estacionadas tropas israelíes temporalmente en el Corredor Filadelfia, la línea fronteriza con Egipto, y en el Eje Netzarim, la división norte-sur.
La delegación internacional se marchó con cierta sensación de que todo no está perdido. Fuentes egipcias reconocieron, sin embargo, que la negociación se encuentra «estancada». No obstante, hoy volverá a celebrarse una nueva ronda de diálogo y las partes confían en desbloquear algunos de los puntos más angulosos. Egipto tampoco parece proclive a aceptar que el ejército israelí continúe en el territorio palestino. En la sesión de ayer estuvieron preseintes los jefes del Mosad y del Shin Bet, David Barnea y Ronen Bar; además del jefe de la CIA, William Burns,. También se había previsto la asistencia del primer ministro catarí, Mohamed bin Abderrahmán, y el jefe de la Inteligencia egipcia, Abás Kamel.
La nueva situación obliga a Israel a mantener el estado de alerta. Después de ese primer cohete disparado desde Khan Younis las sirenas volvieron a sonar. Al cierre de esta edición, las Fuerzas de Defensa seguían en guardia tras un largo día en el que se produjo además un inédito enfrentamiento con Hezbolá desde hace dieciocho años.
En medio del temor a una escalada bélica manifestado por países de la región como Jordania y Egipto, la ONU u otros gobiernos europeos como el Reino Unido, el primer ministro de Israel afirmó ayer que el ataque contra Hezbolá de este domingo no fue «el final de la historia». Muy al contrario, Benjamín Netanyahu advirtió que su propósito es cambiar «la situación en el norte» del país, donde se han registrado 7.400 ataques transfronterizos de la milicia chií y han sido evacuados 60.000 residentes desde el pasado octubre. El grupo proiraní apoya a Hamás y rechaza la operación israelí en Gaza que se ha cobrado ya 43.000 vidas de civiles.
El primer ministro recordó que el ejéercito «está asestando a Hezbolá golpes sorprendentes y contundentes». Citó el asesinato en Beirut de su «jefe de gabinete», el jefe militar Fuad Shukr, mientras «hoy (por ayer) hemos frustrado su plan de ataque. Nasrallah en Beirut y Jamenei en Teherán deberían saber que este es otro paso en el camino hacia el cambio de la situación en el norte «, advirtió Netanyahu al jefe de la milicia y el Líder Supremo de Irán.
Por su parte, Hassan Nasrallah también se pronunció ayer y anunció que está a la espera de conocer los auténticos «resultados» de su ofensiva dominicial al entender que el Estado hebreo oculta su alcance real. Si los considera «satisfactorios», adelantó que la organización chiíta dará por concluida su represalia por el asesinato del comandante Shukr a manos del Mossad. En caso contrario, subrayó que se arroga el «derecho» de planear una nueva acción bélica. Añadió que el objetivo de ayer era primordialmente la base de Gilotto texHezbolá confirma que su objetivo era la base de Gilot, qu reúne importantes instalaciones del Mossad y la agencia de Seguridad Nacional, Shin Bet.
En un discurso televisado, el máximo dirigente de Hezbolá también se declaró expectante sobre las actuales conversaciones para establecer un alto el fuego en Gaza. A partir de ahí, consideró si será necesario activar el 'eje de la resistencia', la coalición de Irán y sus grupos afines en la región. Pese a las importantes pérdidas que la fuerza aérea israelí dice haber infligido a la milicia chií con la destrucción de «miles» de lanzaderas de cohetes,
Hezbolá pasa por ser la organización paramilitar más poderosa del mundo. Su arsenal se calcula entre 120.000 y 200.000 cohetes, lo que le confiere una capacidad de fuego muy proplongada. La preparación de sus combatientes y el nivel de su armamento es mucho más sofisticada que la de Hamás.
Por su parte, el ministro de Exteriores iraní, Abás Araghchi, manifestó este domingo que la respuesta al bombardeo en el que murió el líder del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Ismail Haniye, en Teherán la llevarán a cabo de forma «bien calculada», sosteniendo que no temen una escalada.
Un informe del Canal 12 detalló ayer que Israel advirtió a Estados Unidos de su acción «preventiva» en Líbano con «considerable» antelación. Según este medio, la Administración norteamericana respaldó la operación siempre que Tel Aviv evitara que se convirtiera en un conflicto regional.
La Casa Blanca monitorizó desde su gabinete de crisis el desarrollo de la confrontación. El presidente, Joe Biden, y sus asesores estratégicos permanecieronatentos de madrugada a las incursiones de los cazas y la respuesta de la milicia chií. Biden «está siguiendo de cerca los acontecimientos», manifestó el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Sean Savett, «Seguiremos apoyando el derecho de Israel a defenderse y seguiremos trabajando por la estabilidad regional», añadió.
De momento, los dos bandos parecen haber enfriado los ánimos, aunque el riesgo de que la chispa prenda de nuevo es permanente. El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE UU, el general de la fuerza aérea Charles Q. Brown, llegó el sábado a Jordania y estos días hace escala en Egipto e Israel para escuchar a los principales jefes militares sobre la situación en Oriente Medio. Su finalidad es conseguir que «baje la temperatura» en la región, donde Estados Unidos tiene además varias bases militares. El Gobierno de Netanyahu confía en la actividad diplomática y, especialmente, en la presión estadounidnse para persuadir a Hezbolá de que no planifique nuevas ofensivas ya que «en una guerra saldría perdiendo».
La comunidad internacional sigue muy atenta los efectos del inédito intercambio de fuego registrado ayer a ambos lados de la frontera libano-israelí. El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, dijo que la situación ha llegado a un nivel «crítico» de peligrosidad para la región y más allá».La ONU consideró prioritario «cerrar un acuerdo» sobre Gaza para «reducir la tensión regional»
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Expatriados de Jordania subrayó la importancia de «apoyar a Líbano. su seguridad, estabilidad y la protección de su pueblo e instituciones» frente al enfrentamiento armado entre Israel y Hezbolá.
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