Un miliciano de Hamás emplea un teléfono fijo para sus comunicaciones duranet el ataque a Israel.

El gran responsable del desastre israelí: la supersecreta Unidad 8200

El equipo de ciberseguridad y espionaje israelí, considerado el más avanzado del mundo, se ha revelado incapaz ante la iniciativa de Hamás

Óscar B. de Otálora

Martes, 10 de octubre 2023, 00:23

Los principales expertos mundiales en geostrategia habían realizado un vaticinio sobre el futuro de Israel. Su predominio tecnológico ante todos los países de la región en cuestiones como la ciberseguridad o el espionaje electrónico les había permitido entrar en una nueva fase ya que era ... imposible atacar el país sin que sus sistemas avanzados lo descubriesen. El ataque lanzado este sábado por Hamás ha demostrado que ese diagnósitco era erróneo.

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Una de las principales responsables del fracaso le corresponde a la Unidad 8200, una de las mayores agencias de tecnología de espionaje del mundo. Pegasus, el sistema de control remoto con el que fue espiado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de defensa, Margarita Robles, fue un programa espía que crearon antiguos miembros de esta unidad altamente clandestina. El nombre del máximo jefe de esta unidad, al igual que el del Mossad, es secreto de Estado en Israel.

Base secreta en el desierto

La Unidad 8200, dependiente del Ejército, tiene su base en unas instalaciones ultrasecretas del desierto del Negev. Se sabe que la componen varios miles de soldados y que entre ellos hay arabistas capaces de comprender cualquier matiz de todos los idiomas que se hablan en la región. Su función es ser capaz de escuchar en tiempo real todo lo que hablan sus enemigos pero su poder no acaba ahí. Según han señalado diversas fuentes, esta unidad es capaz de introducirse en los sistemas cibernéticos de países enemigos y hacerse con todas las capacidades militares del rival.

Un soldado israelí, junto a un coche alcanzado por uno de los cohetes lanzados desde Gaza. AFP

El caso más famoso de una intrusión de este tipo en el que intervino la Unidad 8200 es la 'operación Huerto'. Esta misión completada en 2007 consistió en bombardear un reactor nuclear en Siria, fabricado por Corea del Norte y en el que se procesaba combustible nuclear. Los israelíes consiguieron que cinco aviones entrasen en el espacio aéreo sirio y destruyesen la instalación. Para realizar el vuelo sin peligro, la Unidad 8200 consiguió piratear los sistemas de radar de Siria e introducir información falsa para que los bombardeos israelíes no fueran detectados.

La cita en Beirut

Sin embargo, en el ataque de Hamás del sábado, la Unidad 8200 fue completamente inútil. Las causas no se conocen con detalle. Una de ellas puede ser el apoyo de Irán a Hamás y a la Yihad Islámica. Irán es un país que sí posee tecnología como para rivalizar o al menos sortear el espionaje israelí. Según el Wall Street Journal, funcionarios de la Guardia Revolucionaria Iraní se reunieron el 2 de octubre con Hamás y Hizbulá en Beirut para preparar el ataque a Israel, una vinculación que Irán ha negado. Lo cierto es que los palestinos han adoptado medidas de seguridad que revelan que son conscientes del espionaje israelí. En uno de los vídeos difundidos hoy por Hamás puede verse cómo emplean teléfonos fijos para desplegar su sistemas de misiles. Ello se debe a una paradoja. Los aparatos de comunicación más antiguos, que se basan en la clásica línea de teléfono, pueden ser más difíciles de pinchar que los nuevos teléfonos inteligentes y las comunicaciones basadas en internet.

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La 'Cúpula de Hierro', en acción ante un ataque con misiles desde Gaza.

El siguiente gran fallo en la seguridad israelí corresponde a la denominada 'Cúpula de hierro', el sistema antimisiles de Israel que hasta el sábado estaba considerado el mejor del mundo. Este dispositivo integra rádares avanzados con los más modernos sistemas de misiles antiaéreos. Entró en funcionamiento en 2011 y hasta ahora se jactaba de ser capaz de derribar el 97% de los misiles disparados desde Gaza por Hamás. En mayo de este año fue puesto en solfa, después de que un ataque llevado a cabo por los terroristas palestinos consiguiera causar daños en la ciudad de Sderot. En aquella ocasión, los milicianos lanzaron un centenar de misiles, de los que tan solo 24 fueron derribados en el aire por la 'Cúpula de Hierro'. No es descartable pensar que Hamas ya había comenzado a ensayar un método para acabar con este modelo de defensa aérea mediante ataques masivos. Quizás por ello, la infiltración del sábado fue anticipada por la activación de más de 2.200 misiles desde Gaza. En este sentido, Hamás ha bautizado su operación como 'Diluvio Al-Aqsa', un nombre evidente para explicar la lluvia de cohetes sobre Israel, al que se añade una referencia a la mezquita más grande de Jerusalén.

La fecha del ataque por sorpresa de Hamás ha coincidido con la elegida hace 50 años para invadir Israel por una coalición árabe, en la guerra del Yom Kippur

El domingo, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, Nir Dinar, definió con certeza lo que había supuesto la incursión de Hamás. «Es nuestro 11 de septiembre», declaró. La comparación no se refiere solo a la sorpresa del ataque. La destrucción de las Torres Gemelas demostró que la confianza que Estados Unidos había depositado en su tecnología para hacer frente a sus enemigos era incapaz de predecir ataques coordinados de Al Qaeda y planeados en el más estricto secreto. Y puso de relieve que las fuentes humanas y el trabajo clásico del espionaje seguían siendo mucho más necesarios que los aparatos tecnológicos. Todavía no se sabe si es casual que la guerra del Yom Kippur, en la que Israel también fue sorprendido por la invasión de una coalición árabe, tuviese lugar el 6 de octubre de 1973, y que Hamás eligiese el 7 de octubre, medio siglo después de aquella efeméride, para iniciar el 'Diluvio de Al Aqsa'. Ello indicaría una ambición y una programación mayor de la que se sospecha y podría indicar que la segunda fase del plan de Hamás sea esperar la entrada de tropas israelíes en Gaza y allí diezmarlas con emboscadas ya preparadas, como sucedió en la segunda guerra del Líbano.

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En este caso, además, el Mossad pudo haberse equivocado en sus evaluaciones. Según algunas fuentes, el espionaje israelí estaba convencido de que Hamás había cambiado de estrategia y ya no pretendía atacar a Israel sino buscar algún tipo de acuerdo basado en mejoras económicas para la población de la franja. No se descarta que la milicia palestina hubiese lanzado este mensaje para sembrar la confusión en Israel y que su plan de infiltración continuase oculto hasta este sábado.

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