Miguel Pérez
Sábado, 3 de agosto 2024, 15:18
El ejército estadounidense ha iniciado ya un nuevo despliegue en Oriente Medio y el Mediterráneo ante la eventualidad de un ataque de Irán a Israel. El Pentágono ha enviado el portaaviones USS Abraham Lincoln como principal fuerza de defensa y ataque en la región. Navega con un grupo de escolta formado por destructores y cruceros con capacidad de lanzas misiles balísticos y a él se unirá un escuadrón de cazas de combate, listos para su despuegue desde una base que la fuerza aérea estadounidense ha evitado idenficar.
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La movilización es un ejemplo de la inquietud que ha despertado en Occidente la amenaza iraní de causar un «baño de sangre» en relación al asesinato del líder de Hamas Ismael Haniyeh en Teherán. La Guardia Revolucionaria ha anunciado este sábado que la respuesta de Teherán será «severa» y se adoptará «en el momento, lugar y manera apropiados». Su comunicado culpa de nuevo del crimen a Israel, «el régimen sionista aventurero y terrorista», y confirma que el atentado se produjo con un misil de corto alcance de siete kilogramos de peso. La tesis de la Guardia Revolucionaria descarta en este sentido la primera hipótesis de que había una bomba oculta en la residencia de Haniyeh desde hace dos meses.
El Gobierno iraní ha desatado una feroz persecución en busca de colaboradores del Mossad que presuntamente ayudaron a cometer el atentado contra la casa de huéspedes donde se alojaba el dirigente de la formación islamista. De momento, han sido arrestadas casi una treintena de personas, entre ellas empleados de la residencia, funcionarios militares y oficiales de Inteligencia.
Algunos de ellos han sido detenidos en castigo por los fallos de seguridad que facilitaron el crimen. La seguridad era extrema en el país y el edificio donde se alojaba Haniyeh había sido protegido con medidas excepcionales. De hecho, el líder de Hamás se había alojado allí en otras ocasiones. El régimen iraní está preocupado porque su muerte revela una grieta importante en la seguridad del Estado y un ejemplo de cómo el Mossad puede infiltrarse en sus líneas.
Haniyeh se había trasldado a Irán en una visita oficial de alto nivel. Se entrevistó con el Líder Supremo, Jameinei, y presenció la investidura de Masoud Pezeshkian como nuevo presidente del país. Más tarde, un equipo de escoltas fuertemente armado le trasladó a su residencia de alta seguridad. Haniyeh estaba confiado. Nadie podía pensar que fuera a ser blanco de un atentado en Teherán. Sin embargo, «en el corazón de la ciudad» y ante «las narices de decenas de instituciones y miles de agentes de seguridad, en el día más importante del Gobierno, el invitado más importante ha sido asesinado», según el relato del analista político Mehdi Mahmoudian.
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En las redes sociales no cesan los mensajes que nombran la «humillación» que debe sufrir el régimen iraní. La investigación está en manos de la unidad especial de espionaje del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria. La Guardia Revolucionaria está convencida de que los autores del ataque tuvieron necesariamente que contar con la ayuda de un equipo interno de colaboradores en Teherán. Sospechan además que éstos pertenecen a los círculos superiores de la seguridad iraní, dada la complejidad del dispositivo que acompañana al dirigente de Hamás.
El nuevo despliegue de Estados Unidos en la región obedence a la creencia general de que solo esta potencia puede detener una escalada bélica en Oriente Medio. Y para ello necesita mostrar músculo militar. El portaaviones nuclear enviado a la zona junto con su escolta naval representan un poder ofensivo por sí solo superior al de ejércitos completos de varios países. Con esta operación, se trata de «enviar un mensaje claro e inequívoco al régimen de Irán de que cualquier ataque contra intereses de Estados Unidos o de nuestros aliados será respondido con una fuerza implacable», dijo John Bolton, asesor de seguridad de la Casa Blanca.
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El Abraham Lincoln zarpó hace un mes para completar una misión marítima de largo alcance, pero su desvío hacia Oriente Medio se ha visto acelerado tras el aumento de la tensión después del asesinato de Haniyeh. El viernes pasado navegaba ya por el mar Jónico, entre Grecia e Italia, y desde allí ha tomado rumbo hacia el estrecho de Ormuz.
Figura entre lo diez grupos de ataque más poderosos del EE UU. Le acompañan el crucero lanzamisiles USS Leyte Gulf, el buque de guerra más grande y moderno del mundo después de los portaaviones; y cuatro destructores lanzamisiles. En total, la flota desplaza a más de 6.000 militares y tripulantes, aviones de vigilancia aérea, helicópteros, decenas de F-18 y el cazabombardero más caro del mundo, el F-35C Lightning II. El portaaviones tiene capacidad para poner en el aire cuatro bombarderos por minuto; es decir, un escuadrón completo en cinco minutos o una flota aérea equivalente a la de Israel en hora y media.
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Otro grupo de ataque e n la región es el liderado por el USS Theodore Roosevelt, que el viernes se encontraba en el Golfo de Omán pero que posiblemente ha sido reposicionado para dirigirse a las costas de Israel. Este portaviones sustituyó el pasado 22 de junio al Dwight Eisenhower, que ha regresado a su base con una tripulación completamente exhausta después de siete meses de combate contra los rebeldes hutíes en el mar Rojo.
Finalmente, el Pentágono mantiene cinco navíos más en el Mediterráneo oriental, a la espera de intevenir en caso de una escalada bélica. Tres de ellos están especialmente preparados para un desembarco de urgencia. Forman el denominado Wasp Amphibious Ready Group, dos buqeues anfibios y uno de asalto con más de 4.000 maries y soldados de un Batallón de Infanteria a bordo.
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El objetivo del Pentágono consiste en mantener un despliegue de respuesta rápida en la región, Pero también un fuerte y visible operativo que disuada a Irán y sus proxies, entre ellas las milicias aliadas en Líbano, Siria o el mar Rojo, de emprender nuevas hostilidades coaligadas. A la espera de lo que decida Teherán, posiblemente cuando terminen todas las honras fúnebres en honor a Haniyeh, Estados Unidos está enviando nuevos equipos defensivos a Israel, sobre todo drones armados y misiles destinados a reforzar el escudo antiaéreo como los Patriot y los THAAD, capaces de disparar varios proyectiles simultáneos desde plataformas móviles.
La ayuda internacional ha fortalecido el ánimo de Israel. El Gobierno de Netanyahu cree que la amenaza iraní puede revalidar la coalición entre Estados Unidos, el Reino Unido (que ya ha prometido colaborar), los Estados del Golfo, Egipto y Jordania para repeler un ataque aéreo desde Teherán, como sucedió en abril, cuando el régimen de los ayatolá envió más de doscientos drones explosivos sobre Israel en respuesta al asesinato de un alto cargo de la Guardia Revolucionaria.
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