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juan carlos barrena
Alemania
Sábado, 19 de septiembre 2020, 15:00
El opositor ruso Alexei Navalni ha vuelto este sábado a enviar un mensaje para tranquilizar a sus seguidores e informar sobre su estado de salud desde la 'Charité', el Hospital Universitario de Berlín, donde se recupera de un envenenamiento con el agente químico ... Novichok que estuvo a punto de costarle la vida.
«Hasta hace poco no sabía ni hablar», reporta el abogado de 44 años en un mensaje publicado en sus páginas de Facebook e Instagram a la hora de detallar su experiencia al salir del coma inducido al que fue sometido después del atentado contra su persona. Relata que entonces no era capaz de reconocer a sus seres queridos ni de pronunciar palabra. Acompañado de una imagen en la que se le ve bajando unas escalaras del hospital agarrado al pasamanos y con guantes quirúrgicos, Navalni explica cómo avanza el proceso de recuperación, que «tiene un claro camino, aunque no va a ser corto».
En ese sentido destaca que sus «problemas actuales», como que un teléfono inteligente resulta «inútil» en sus manos o que servirse un vaso de agua «es toda una aventura», son ridículos comparados con los de días pasados. Al principio le visitó un médico todas las mañanas para recuperar el habla. «Algo que me llevaba a la desesperación, porque, aunque entendía lo que el médico quería, yo no sabía de donde sacar las palabras. ¿En qué lugar de la cabeza se forman? ¿Dónde encontrar una palabra y cómo darle significado? Era algo que entonces no entendía», señala el activista anticorrupción y crítico con el régimen del presidente ruso, Vladimir Putin. Pese a todos se muestra satisfecho con los progresos realizados desde que recuperó la consciencia.
«Ahora soy un tipo al que le tiemblan los pies cuando sube escaleras, pero que al menos piensa: 'mira, una escalera. Hay que subirla. Vamos a ver si encuentro un ascensor'. Antes me habría plantado delante de ella y no sabría tan siquiera que hacer», señala Navalni, que dedica una buena parte de su mensaje a agradecer sus esfuerzos al equipo de médicos alemanes que le atiende. «Aún hay muchos problemas por resolver, pero los magníficos médicos del Hospital Universitario de la Charité han solucionado el más importante. Me han transformado de 'una persona técnicamente viva' en alguien que tiene la oportunidad de alcanzar la mejor forma de vida en una sociedad moderna, una persona que puede desenvolverse rápidamente por Instagram y sin tener que pensarlo sabe ya donde poner un 'like'», escribe el disidente ruso.
Alexei Navalni envió el pasado martes el primer mensaje desde su ingreso el pasado 22 de agosto en la 'Charité' en el que celebró que era capaz de respirar por si solo y sin la ayuda de un aparato. Entonces publicó una fotografía en la cama del hospital abrazado por su esposa Yulia y acompañado por sus hijos Daria y Sachar, que se encuentran también en la capital alemana desde que fuera trasladado de urgencia en un avión medicalizado procedente de la ciudad rusa de Omsk. Un día antes un portavoz del centro médico había anunciado que Navalni podía levantarse de la cama y cada vez era más autónomo a la hora de moverse. El disidente ruso fue envenenado presuntamente, según sus colaboradores, con un botellín de agua mineral en la habitación de su hotel en la ciudad siberiana de Tomsk poco antes de tomar un vuelo hacia Moscú, en el que colapsó y perdió el conocimiento por los efectos del agente tóxico.
Los análisis realizados por un laboratorio especial del ejército federal alemán, pero también por otros dos laboratorios independientes de Francia y Suecia, determinaron que Alexei Navalni había sido envenenado con un agente químico del grupo «Novichok», un producto de aplicación bélica creado por la Unión Soviética en los años 70 del siglo pasado en plena Guerra Fría. Pese a todo, las autoridades rusas negaron entonces y siguen negando ahora toda participación en el atentado contra el disidente, que la canciller federal, Angela Merkel, y el presidente francés, Emannuel Macron, han calificado de «intento de asesinato y de callar para siempre» a Navalni. Merkel ha responsabilizado directamente al Kremlin del atentado al afirmar que «es el único que puede dar explicaciones sobre lo sucedido».
A pesar de que su vida podría volver a correr peligro, Navalni ha asegurado que no tiene intención de quedarse en Alemania y solicitar asilo político, sino de regresar a Rusia para continuar con su trabajo sus actividades de denuncia del régimen de Putin en cuanto su salud lo permita. Kira Jarmysch, portavoz del disidente, afirmó en ese sentido que nunca ha habido otra alternativa.
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