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maría molinos
Lunes, 5 de julio 2021, 21:25
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, trataron este lunes de pasar página tras los últimos desencuentros con Pekín y reactivar las relaciones entre la Unión Europea (UE) y China en una videconferencia con el presidente chino, Xi Jinping. Durante la ... misma se abordaron los lazos económicos, la lucha contra el cambio climático y también las violaciones de los derechos humanos contra la minoría étnica uigur. Los europeos trataron así de conjugar su ansiada autonomía en política exterior y poner en práctica su triple caracterización de Pekín como socio, competidor y rival.
Como ya hicieron el pasado abril en un formato similar, los tres líderes intercambiaron opiniones de cara a la Cumbre del Clima de Glasgow (Reino Unido) de finales de año. La Cancillería germana indicó en un comunicado que los europeos pidieron a su interlocutor «nuevos ajustes en los objetivos» de recorte de emisiones contaminantes a corto plazo. Por su parte, el Eliseo concretó que apremiaron a Xi a acabar con la financiación pública de centrales térmicas en su país, donde actualmente se están construyendo la mitad de todas estas centrales altamente contaminantes.
China ha anunciado que aspira a alcanzar la neutralidad climática en 2060 (la UE lo haría diez años antes), pero no ha trazado la hoja de ruta para lograr ese objetivo. Naciones Unidas ha repetido en varias ocasiones que los compromisos actuales para atajar el calentamiento global no son suficientes para cumplir con el Acuerdo de París y ha instado a la comunidad internacional a «elevar la ambición» de cara a Glasgow.
También se abordaron las relaciones económicas bilaterales, tocadas por la pandemia y por la paralización del proceso de ratificación en la Eurocámara del acuerdo de inversiones firmado entre la UE y China. Estas dificultades están relacionadas con las violaciones de los derechos humanos en la provincia de Xinjiang. Macron y Merkel recordaron a Xi sus demandas de una mayor apertura del mercado chino para que se de cierta reciprocidad y unas condiciones de competencia justa, según explicó el Eliseo.
Los tres líderes dedicaron un espacio a África. Los europeos pidieron al presidente chino que siga apoyando el alivio de la deuda de varios países del continente. Xi, por su parte, pidió la cooperación de Francia y Alemania en los grandes proyectos de inversión que está llevando a cabo China en la región, una iniciativa que Merkel pidió anidar en el marco del G20.
La delicada cuestión de los derechos humanos salió asimismo en el encuentro. Cancillería no lo recoge en su comunicado, pero el Eliseo aseguró que Merkel y Macron «expresaron su seria preocupación por la situación de los derechos humanos en China» y «reiteraron sus demandas en relación con la lucha contra el trabajo forzoso» en una clara referencia a Xinjiang. Investigadores y ONG han denunciado que en esa provincia china alrededor de un millón de uigures están encerrados en centros de reeducación. La situación ha llevado a la UE a imponer sanciones a China por esta cuestión, las primeras desde la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989. Pekín respondió también con sanciones.
Una menor sintonía demostraron Merkel y Macron en otro encuentro virtual celebrado este lunes, la cita anual del Proceso de Berlín para los Balcanes Occidentales. La alemana sigue tratando de hacer avanzar el proceso de adhesión a la UE de los seis países de la región que aún no forman parte del bloque mientras el francés quiere consolidar la integración a 27 antes de proseguir con una ampliación al este.
Merkel, a tres meses de abandonar la actividad política, reconoció en la rueda de prensa que ofreció tras el encuentro que el proceso de Berlín tiene «luces y sombras». «Se ha avanzado en los últimos años, pero aún queda mucho por hacer», estimó la canciller, que reconoció que «hace falta mucha paciencia y compromiso».
No obstante, la canciller incidió en las ventajas de que Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia acaben accediendo a la UE. Habló de estabilidad política, paz y posibilidades económicas, pero también de «razones geoestratégicas», porque los Balcanes Occidentales son «parte de Europa», en una velada referencia a la influencia de Rusia en algunos de estos países.
Merkel cuenta entre sus aliados a la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, que aseguró en un comunicado tras el encuentro que su «primera prioridad» es «acelerar la agenda de la ampliación» y apoyar a los países de los Balcanes Occidentales «en su trabajo para lograr las necesarias reformas para avanzar en el camino europeo».
Otros Estado europeos, sin embargo, no lo ven tan claro. Algunos socios, con París a la cabeza, son reticentes a una nueva ampliación al este tras los problemas de cohesión política que se están evidenciando actualmente con respecto a la de 2004 en cuestiones como el asilo y la inmigración, los derechos del colectivo LGTBIQ+, la libertad de prensa y la independencia de la Justicia. Los grandes ejemplos, con los que Bruselas tiene reiterados problemas, son Polonia y Hungría.
Merkel puso en marcha en 2014 estas cumbres anuales de líderes europeos con sus homólogos en los Balcanes Occidentales como un mecanismo para contribuir a la estabilización de la región, pero también para dar a estos países una perspectiva de incorporación a la UE. Desde entonces esta iniciativa se ha celebrado, además de en Alemania, en Francia, Austria e Italia.
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