«Maté a 15 personas en la guerra y no puedo dormir»

Ahmad luchó en el frente contra los separatistas 'prorusos' entre 2017 y 2020. Y no estaba precisamente en la retaguardia. Formó parte del grupo de operaciones especiales. Con formación en medicina, su misión era atender a los heridos. Si no había nadie que curar, formaba parte de las misiones que incluían adentrarse en «territorio ocupado para matar enemigos».

- ¿A cuántas personas has matado?

Ahmad no duda un segundo. En tres años en el frente ha matado a 15 personas. Acto seguido, añade que ha visto morir a 6 de sus amigos.

Ahmad tuvo que abandonar el frente tras caer en una embocada. Un compañero activó una bomba trampa escondida entre los árboles y varios militares ucranianos resultaron gravemente heridos. Uno perdió una pierna. Él salió ileso de aquello y cargó sobre sus hombros a uno de sus amigos mientras huían rápidamente de ahí, entre ráfagas de disparos. Aquello le provocó una lesión en la espalda. Pero lo peor estaba por venir.

En la guerra pasó miedo. Pero su cabeza sólo estaba centrada en sobrevivir. Los problemas psicológicos empezaron cuando volvió a casa, ya a salvo con su mujer y sus hijos. Necesita pastillas para dormir. Y cuando lo hace suele recordar algunas de las peores escenas que vivió en el frente. «Me suelo preguntar por qué mis amigos han muerto y yo estoy vivo», confiesa con la mirada perdida.

Ahmad cuenta con pasión algunas de las misiones en las que tomó parte. Ahora trabaja en el hospital y como instructor de los grupos civiles de defensa del territorio. Volvería al frente. Pero su familia no quiere y su espalda tampoco se lo permite.

Anton Kolumbet es el vicepresidente de la asociación de veteranos de guerra de Kiev. Se dedican a ayudar a gente como Ahmad. Sólo en Kiev hay unos 7.000. Anton estuvo en la guerra entre 2014 y 2015. Se alistó poco después de la invasión de Crimea, porque desde niño le habían enseñado que «si alguien entra en tu país hay que ir a defenderlo».

Él no resultó herido. Pero al volver se dio cuenta de que los veteranos sufrían muchas dificultades para poder reintegrarse en la sociedad. Y empezó a trabajar por conseguir mejores condiciones para los excombatientes, sobre todo para los voluntarios, que son los que más dificultades encontraron al volver a casa porque muchos no tenían papeles que demostrasen que habían estado en la guerra. Él ahora trabaja como vigilante de seguridad en edificios públicos.

Anton formaba parte de las unidades que disparaba desde cierta distancia. No sabe si alguna de las balas que disparó mató a alguien. Pero insiste en que tampoco hubiese tenido un problema en quitar la vida a algún «enemigo». «Los europeos no lo entendéis. Sólo estamos defendiendo nuestra patria. Y si dudamos, los muertos seremos nosotros».