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Vehículos y tropas del Ejército de Malí. AFP
Malí solicita la intervención de mercenarios rusos contra el integrismo islámico

Malí solicita la intervención de mercenarios rusos contra el integrismo islámico

El Gobierno de Bamako quiere que los paramilitares adiestren a las fuerzas armadas del país, pero sin entrar en combate

Rafael M. Mañueco

Moscú

Martes, 28 de septiembre 2021, 13:12

Aunque con la reprobación de Occidente, las autoridades de Malí han solicitado oficialmente al grupo de mercenarios rusos Wagner que envíen sus unidades al país africano para hacer frente al integrismo islámico. Así lo aseguran las agencias rusas, que citan fuentes militares malienses con la ... aclaración de que los paramilitares que Rusia enviará no participarán directamente en los enfrentamientos armados sino que se limitarán a entrenar al Ejército de Malí.

El canal británico BBC sostiene que el grupo Wagner ha iniciado ya el reclutamiento de los efectivos para esta nueva operación en suelo africano y sitúa en la región sureña rusa de Krasnodar el centro en donde están siendo movilizados y preparados. Pero París ha advertido al Gobierno de Bamako que, si contrata a los mercenarios rusos, Malí se aislará internacionalmente.

El primer ministro de Malí, Choguel Kokalla Maiga, acusó el sábado a Francia ante la Asamblea General de la ONU de abandonar su país, devastado por el conflicto y el terrorismo, con su decisión de reducir tropas. Según Maiga, París «ha actuado de forma unilateral y nos obliga a buscar otros socios».

En su intervención, también el sábado, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo que «las autoridades de Malí no han sido capaces de hacer frente a la amenaza terrorista y han tenido que dirigirse a una empresa militar privada rusa».

A su juicio, el Ejecutivo de Bamako «es legítimo y tiene motivos legales para recurrir a tales servicios», pero, subrayó, «el Gobierno ruso no tiene nada que ver con ello». «Según tengo entendido, Francia quiere reducir significativamente su contingente militar, que se supone que estaba allí para combatir a los terroristas (…) pero ha fracasado en esa tarea», declaró Lavrov.

Sin embargo, el Ministerio de Exteriores galo negó el lunes que Francia haya abandonado a Malí y que la retirada de tropas sea una decisión unilateral. Su portavoz, Anne-Claire Legendre, manifestó que «la transformación de nuestra presencia militar en el Sahel no es una salida de Malí ni una decisión unilateral, es erróneo afirmar lo contrario (…) el nuevo mecanismo fue objeto de consultas con las autoridades sahelosaharianas y malienses«. Sostiene que «Francia sigue comprometida con la lucha contra el terrorismo en Malí».

En enero de 2013, Francia, a petición de las autoridades malienses, lanzó una operación militar en el norte del país contra la rama local de Al Qaida. Después, en julio de 2014, pese a que se dio por finalizada la intervención, las tropas francesas tuvieron que seguir luchando contra los insurgentes en otras regiones del país. El pasado mes de junio, no obstante, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el cese de la operación antiyihadista en Barkhane y la reducción del contingente militar en Malí.

La semana pasada, cientos de personas se manifestaron en Bamako exigiendo la retirada de las tropas francesas y sellar una alianza con Rusia. Dieron también su apoyo a las actuales autoridades, en el poder de forma provisional, tras el golpe de Estado de agosto de 2020 contra el entonces presidente, Ibrahim Boubacar Keita. Assimi Goita es ahora el presidente interino.

El Grupo Wagner, propiedad del empresario ruso, Evgueni Prigozhin, próximo al presidente Vladímir Putin, tendría, según numerosas fuentes, mercenarios desplegados en Siria, Venezuela, el este de Ucrania, Libia y la República Centroafricana. Un informe de la ONU les atribuye atrocidades como torturas y ejecuciones sumarísimas.

Un verdadero ejército en la sombra

La llamada Compañía Militar Privada (ChVK en sus siglas en ruso) Wagner apareció, según distintas informaciones, en el este separatista de Ucrania, en 2014, tras la anexión de Crimea y en el marco de la «guerra híbrida» desencadenada por el Kremlin contra Kiev. La idea surgió precisamente tras ser arrebatada la península a Ucrania. Además de fuerzas regulares, desprovistas de distintivos identificativos, Moscú empleó en Crimea cosacos, mercenarios y, en general, gente de armas que en el pasado fueron militares o miembros de unidades de élite de la Policía o los servicios secretos, reservistas en general.

Todo ese conglomerado de fuerzas se empleó fundamentalmente en el este de Ucrania y fue allí donde adquirió el nombre de ChVK Wagner. Rumores sobre su existencia circulaban ya en 2014, pero fue al ser enviados a Siria, un año después, cuando más información surgió sobre su actividad. Sus propios miembros subieron a las redes sociales fotos obtenidas en distintas acciones de combate con sus armas y uniformes.

La muerte de decenas de estos paramilitares, se habla incluso de centenares de bajas, el 7 de febrero de 2018 en Deir ez Zor, al noreste de Siria, en un ataque de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, puso sobre ellos el foco de la prensa rusa en un momento cuando el Kremlin trataba de desentenderse de ellos y tomar distancias.

La radio Eco de Moscú, informó entonces de que unos 600 combatientes del grupo Wagner trataron de arrebatar a los kurdos en Deir ez Zor un yacimiento petrolífero y fueron por ello atacados desde el aire por aviones norteamericanos. El Ministerio de Defensa ruso aseguró en aquel momento que «no había militares rusos en la zona del bombardeo».

El hombre que, de acuerdo con todos los indicios, financia este grupo de combatientes es el magnate ruso, Evgueni Prigozhin, conocido como «el cocinero de Putin», pero el creador y jefe de la unidad fue Dmitri Utkin, antiguo comandante en jefe del destacamento de fuerzas especiales número 700 de una de las brigadas del GRU (la inteligencia militar rusa). Fue condecorado por el presidente Vladímir Putin.

Tras Ucrania y Siria, los Wagner fueron empleados en Libia, Sudán y la República Centroafricana, en donde la oposición al Kremlin les acusa de haber asesinado a tres periodistas rusos en 2018. Estados Unidos denunció también la presencia de estos mercenarios en Venezuela.

Varias publicaciones sitúan el cuartel general de los Wagner en la localidad de Mólkino, situada a unos kilómetros al sur de la ciudad de Krasnodar. Allí está también acuartelada la brigada número 10 de fuerzas especiales del GRU.

Pero, según las autoridades rusas, los Wagner no existen oficialmente. No están en ninguna parte y, aunque el Gobierno ruso admite y ampara la existencia de compañías privadas de seguridad, el país carece de una legislación que regule la creación y el funcionamiento de fuerzas constituidas por mercenarios. Sólo ahora los diputados rusos han empezado a plantearse la necesidad de dotar al país de una normativa al respecto.

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