Miguel Pérez
Domingo, 19 de septiembre 2021, 23:24
El presidente francés, Emmanuel Macron, pedirá a su homólogo estadounidense, Joe Biden, «una aclaración» y «explicaciones» sobre la alianza militar en el Indopacífico firmada con Reino Unido y Australia que, aparte de ignorar a Francia como potencia con intereses en esa región, ha supuesto la ... ruptura del contrato que el Gobierno de Canberra había firmado con el de París para adquirir doce submarinos diésel. Ahora será EE UU el que se haga con esta sabrosa operación y suministre a la Armada australiana sumergibles de propulsión nuclear para navegar frente al bloque asiático.
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Lejos de amainar, la polémica se agrava con declaraciones incendiarias de los dos países principalmente implicados en el caso. Mientras, Estados Unidos confía en que la tormenta oceánica amaine de forma diplomática y la UE se pone de perfil. Su presidente, Charles Michel, ha afirmado este fin de semana que la crisis va «más allá» de la relación bilateral, pero cree que el trato entre Bruselas y Washington ha mejorado considerablemente tras la etapa de Trump. «Tenemos diferentes opiniones y enfoques a nivel internacional, lo que no quiere decir que no sea posible tener una relación a pesar de estos últimos acontecimientos del conflicto en el Pacifico, que se han hecho sin consultar a la UE», señaló.
En el Elíseo, el enfado sigue en aumento. Tras retirar a sus embajadores en EE UU y Australia y cuestionar la idoneidad de que la UE siga negociando un gran acuerdo comercial permanente con este país, Macron quiere oír del propio Biden las razones por las que ha ignorado a una de las principales potencias del Viejo Continente, le ha 'levantado' literalmente un contrato de decenas de miles de millones y ha llevado en secreto el proceso de creación de Aukus, la nueva coalición militar tripartita. Así lo dejó claro ayer el portavoz del Ejecutivo, Gabriel Attal, quien añadió que los dos presidentes «hablarán telefónicamente en los próximos días» por iniciativa del estadounuidense.
Horas antes de este anuncio, el ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, se despachó muy a gusto en televisión, donde proclamo que «ha habido mentira (...), una duplicidad, una gran ruptura de confianza» y un «desprecio» por parte de los aliados de Francia. El jefe de la diplomacia gala justificó el «muy simbólico» acto de llamar a consultas a sus embajadores en Washington y Canberra por el interés en «comprender y mostrar a nuestros antiguos países socios que estamos muy descontentos, que realmente existe una crisis grave entre nosotros».
En el caso británico, el Gobierno debatió si llamar también a su representante, pero lo descartó al considerar que Londres es la «quinta rueda del coche» en la triple alianza militar, a la que habría ingresado debido al «permanente oportunismo» de Reino Unido.
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Herir el orgullo es malo, pero infligir el mismo daño al bolsillo resulta aún peor. Francia no solo se deshace en acusaciones a la coalición; quiere además la implicación de grandes jugadores del tablero internacional. Por eso, apela a posicionarse a la Unión Europea, que ya ha desmentido que la polémica de los sumergibles afecte a la negociación comercial con Australia, y a la OTAN, con idéntico resultado hasta el momento.
Le Drian ni siquiera insinuó ayer que Francia pudiera abadonar la Alianza Atlántica, pero sí pronóstico que esta crisis influirá en la definición del nuevo concepto estratégico de la OTAN. «La OTAN ha iniciado una reflexión, a petición del presidente de la República, sobre sus fundamentos. Habrá en la próxima cumbre en Madrid la conclusión del nuevo concepto estratégico. Por supuesto, lo que acaba de pasar tendrá que ver con esta definición», aseguró el ministro.
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Por el contrario, el presidente militar de la Alianza, Rob Bauer, subrayó que no habrá cambios en la «cooperación militar» de la organización. Lo que sí se puede activar, en cambio, es el futuro Cuerpo Europeo de Defensa, en vista de la apuesta de Biden por establecer nuevas coaliciones y focalizar su rival en China.
Desde Canberra, el primer ministro, Scott Morrison, volvio a negar que hubiera «mentido» a Francia. «Tenían todas las razones para saber que guardábamos profundas reservas sobre el hecho de que las capacidades del submarino de clase Attack no respondían a nuestros intereses estratégicos y dejamos muy claro que tomaríamos una decisión en función de nuestro interés nacional», declaró.
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La reunión entre los ministros de Defensa de Francia y Reino Unido prevista esta semana ha sido anulada debido al malestar del Gobierno galo por la firma de la alianza militar Aukus. Ambos debían participar en el Consejo Franco-Británico, cuyo copresidente, Lord Ricketts. explicó ayer que será «aplazado a una fecha posterior».
La nueva ministra británica de Exteriores, Liz Truss, también ha intervenido este fin de semana en la polémica al defender la posición de Londres con el argumento de que demuestra la «firmeza en la defensa de nuestros intereses» y «nuestro compromiso para la seguridad y la estabilidad de la región indopacífica».
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