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El primer ministro de Italia, Mario Draghi, el canciller alemán Olaf Scholz, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski, el presidente francés Emmanuel Macron y el presidente rumano Klaus Iohannis reunidos en Kiev. Efe

Los líderes europeos viajan a Kiev para garantizar «solidaridad» y apoyo material a Ucrania

El presidente francés, Emmanuel Macron, visita junto al canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro italiano, Mario Draghi, la localidad de Irpin, devastada por la invasión rusa

Darío Menor

Corresponsal en Roma

Jueves, 16 de junio 2022, 15:03

En un gesto con un fuerte valor simbólico, los líderes de Francia, Alemania e Italia, los tres países más importantes de la Unión Europea, viajaron juntos este jueves a Kiev, donde se reunieron con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y conocieron de primera mano la ... magnitud de la devastación provocada por la invasión rusa al visitar Irpin, una localidad a las afueras de la capital martirizada en las primeras semanas de la guerra.

Junto al presidente rumano, Klaus Iohannis, que se les unió en Kiev, Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Mario Draghi coincidieron al apoyar la entrada de su Ucrania en la Unión Europea. «En los próximos días construiremos la unanimidad de los Veintisiete», prometió Macron, que ejerce la presidencia de turno de la UE durante este primer semestre del año. «Ucrania forma parte de Europa, cuya historia cambia con esta guerra», dijo el presidente francés, prometiendo que la adhesión del país se afrontará en el Consejo Europeo de la semana que viene.

«Ucrania forma parte de la familia europea», subrayó el canciller alemán, Scholz, mientras que el primer ministro italiano, Draghi, dejó claro que su país «quiere a Ucrania» en el club de Bruselas. Tras insistir una vez más en que el ataque ruso es «contra toda Europa», Zelenski auguró por su parte que su país pueda gozar pronto del estátus de candidato a entrar en la UE. Es algo que, a su juicio, «puede reforzar la libertad en Europa» y acabar convirtiéndose en «la decisión más importante» de esta década. «Los ucranianos están preparados para seguir adelante el camino para ser país candidato».

EN SU CONTEXTO:

  • 10.000 de los 100.000 habitantes de Severodonetsk, ciudad clave del Donbás que las tropas rusas intentan controlar hace semanas, siguen a la espera de una evacuación. El casco está bajo bombardeos constantes.

  • Las milicias de Lugansk entran en Azot. Las milicias de Lugansk entraron este jueves en las instalaciones de la planta química de Azot, último bastión defensivo de Kiev. Aún no han logrado expulsar a los soldados, lo que «llevará su tiempo», dijo el líder prorruso de la región, Leonid Pasechnik.

  • Zelenski participará en la cumbre del G7. Volodímir Zelenski participará en la cumbre del G7, que se celebra en Baviera del 26 al 28 de este mes. Se desconoce si viajará o intervendrá por videoconferencia. Mientras, para agosto se prevé una conferencia de donantes con 14 países.

  • Rechazan indultar a los condenados a muerte. El líder de la autoproclamada república de Donetsk, Denis Pushilin, descartó este jueves indultar a los dos brigadistas británicos y al marroquí recientemente condenados a muerte por participar en la guerra bajo el mando ucraniano.

  • Americanos desaparecidos. Los veteranos del Ejército de EE UU Andy Tai Ngoc y Alexander Drueke, que combaten con la Legión Extranjera ucraniana, se encuentran en paradero desconocido. Sus familias temen que hayan sido apresados por las fuerzas rusas.

La presencia de Macron, Scholz y Draghi en Kiev pretendía mostrar el apoyo europeo en un momento difícil del conflicto bélico por el avance de las tropas del Kremlin en la región del Donbás, al este del país. El viaje, además, tenía lugar a pocos días de la celebración de varios encuentros internacionales en los que puede decidirse la suerte de Ucrania: el citado Consejo Europeo, la reunión del G-7 y la cumbre de la OTAN convocada a finales de mes en Madrid, en la que podría participar Zelenski «en persona o por videoconferencia», según anunció el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg.

Después de que sus aviones aterrizaran en la noche del miércoles en el aeropuerto de Rzeszów, en el sureste de Polonia, Scholz, Macron y Draghi subieron a un tren que, tras 11 horas de viaje, les llevó hasta Kiev. Antes tuvieron que parar en la frontera, que cruzaron a pie, manteniendo después una reunión en el convoy que se prolongó hasta las dos de la madrugada. El encuentro tuvo lugar en el vagón reservado a Macron, cuya estancia era mucho más amplia que la de Scholz y Draghi, que se quejaron de que las suyas eran «básicas», una diferencia que el primer ministro italiano justificó por la condición del líder galo de presidente de turno de la UE.

A la llegada del tren a Kiev sonaban las alarmas antiaéreas, como es habitual desde el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero, debido al riesgo de bombardeo ruso. «Venimos para mandar un mensaje de unidad a todos los ciudadanos ucranianos. Un mensaje de apoyo porque las próximas semanas serán muy difíciles», comentó Macron al bajar del convoy. El canciller alemán, por su parte, había dejado ya claro que su país está dispuesto a seguir ayudando a Ucrania durante el tiempo que sea necesario. «No solo queremos mostrar nuestra solidaridad, sino también garantizar que continúan las ayudas financieras, humanitarias y armamentísticas», dijo Scholz al diario 'Bild', afirmando que el sostén se mantendrá mientras continúe la «lucha por la independencia» de los ucranianos.

La unidad mostrada por los líderes de Alemania, Francia e Italia durante su visita a Kiev manda además una señal al presidente ruso, Vladímir Putin, que «pensaba que iba a dividirnos, pero ha fracasado», como comentó hace unas semanas el primer ministro italiano. Junto a Macron y a Scholz, Draghi destacó durante la visita a Irpin la imperiosa necesidad de que se establezca cuanto antes un alto el fuego que permita retomar las negociaciones de paz.

Aprovechó además el italiano para responder a Oleskjy Arestovych, consejero del presidente Zelenski, que antes de la llegada a Kiev de los tres líderes europeos había mostrado preocupación porque la visita tuviera como objetivo forzar al Ejecutivo ucraniano para que hiciera alguna concesión que permita llegar a un acuerdo con Rusia que ponga fin a la guerra. «Temo que intentarán que se alcance una especie de Minsk 3», dijo Arestovych, haciendo referencia a los protocolos alcanzados en la capital de Bielorrusia en 2014 que 'congelaron' temporalmente los enfrentamientos entre separatistas prorrusos y combatientes ucranianos en el Donbás.

«He afirmado repetidas veces que debe ser Ucrania, y ningún otro, quien decida qué paz acepta. No puede ser una paz impuesta», señaló el primer ministro italiano, destacando que tampoco resultaría «sostenible» a medio y largo plazo un acuerdo que sea inaceptable para las autoridades y el pueblo de Ucrania.

Desde Moscú el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, reaccionó a la visita a Kiev de Scholz, Macron y Draghi con el deseo de que el viaje no sirviera solo para «llenar aún más de armas» Ucrania, lo que resultaría a su juicio inútil porque «alargará el sufrimiento de la gente y causará aún más daño al país».

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