Boris Johnson a su regreso a su residencia oficial tras el debate parlamentario. Reuters

Johnson, irritado por los ataques por las obras de su piso

El primer ministro asegura que el pagó los gastos de la reforma en la residencia oficial | La investigación de la Comisión Electoral, que investiga la finaciación de los partidos, no es una amenaza tan grave para el dirigente británico como la sombra persistente del gurú Cummings

Iñigo GUrruchaga

Londres

Miércoles, 28 de abril 2021, 19:41

Irritado como nunca se le había visto en sesiones parlamentarias, el primer ministro británico, Boris Johnson, se ha defendido de los ataques de la oposición por no aclarar cómo se efectuó el pago de reformas en su piso oficial, que comparte con su prometida, Carrie ... Symonds, y su hijo, en el 11 de Downing Street. «¡Yo he cubierto todos los gastos!», exclamó una y otra vez, aunque no respondía a lo que le preguntaban.

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El líder laborista, Keir Starmer, un buen abogado, le interrogó con perspectiva de forense. «¿Quién pagó inicialmente el coste de las reformas», le preguntó dos veces. Yo lo pagué todo«, respondía Johnson, que gestiona los asuntos de la nación con acierto, según el veredicto de las encuestas, pero ha creado una estela de decisiones grotescas para el pago de las decoraciones en su casa.

Dar al piso el estilo de la diseñadora Lulu Lytle fue idea de su prometida, Symonds, quien, en un célebre incidente antes de que fuese elegido primer ministro, reprochó a su amante a grito pelado que hubiese vertido vino en el sofá de su apartamento. Era tal la bronca que los vecinos llamaron a la Policía. Ya asentados en Downing Street, Symonds encomendó a Lytle el embellecimiento de su entorno.

Los primeros ministros tienen un presupuesto anual de unos 35.000 euros para mejoras de su vivienda. La factura de Lyttle llegó en primavera al Ministerio del Gabinete, según la cronología de 'The Times'. El ministerio pagó lo debido y presentó a Johnson una factura por el gasto que excedía los fondos públicos asignados.

El Partido Conservador pagó la factura de 67.000 euros que el ministerio le libró a Johnson, siempre según 'The Times'. El líder intentó crear una fundación que se haría cargo del edificio y sería presidida por David Brownlow, un donante habitual del Partido Conservador al que Theresa May nombró lord. Lord Brownlow entregó 67.000 euros al partido para las obras del piso; en nombre de la fundación, aunque aún no se ha formado.

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Bolsillo de líder

Los portavoces de Johnson negaron posteriormente que se usasen fondos del partido para costear las obras. Tras la denuncia pública por su exasistente Dominic Cummings, el pasado viernes, de que el primer ministro le sugirió un método «quizás ilegal» de sufragar el coste de las reformas en el piso, los portavoces y el primer ministro afirman a coro que las pagó Johnson de su bolsillo.

Si es así, no habría hecho nada irregular. Y, por eso, es incomprensible que haya encargado al secretario del Gabinete, Simon Case, que investigue todos los detalles- ¿se sabrá entonces si el papel de empapelar costó realmente más de 150 euros por metro?- y publique un análisis con sus conclusiones en las próximas semanas.

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La Comisión Electoral, que registra los datos sobre la financiación de los partidos, ha abierto otra investigación tras mantener conversaciones con el Partido Conservador desde marzo. Afirma que hay indicios de que se han cometido «una o varias infracciones», que podrían costar a los conservadores una multa por ocultar donaciones.

Boris Johnson ya ha sido amonestado dos veces en su breve carrera parlamentaria por su retraso en anotar donaciones en el registro obligatorio para los diputados. Si hubiese cometido ahora un tercer retraso, la sanción corresponde en teoría al propio primer ministro. Ni la oposición ni la Comisión Electoral asustan a Johnson. Sí es preocupante la cita de Cummings con un comité parlamentario al final de mayo y su disposición a desacreditarlo.

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