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Boris Johnson y su mujer Carrie. reuters

Johnson ilumina su oscuro presente con el nacimiento de una hija

Su esposa, Carrie, da el séptimo vástago reconocido a un primer primer ministro prolífico en sexo y disparates

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal en Londres

Jueves, 9 de diciembre 2021, 12:15

Carrie Johnson, de soltera Symonds, ha dado a luz una niña, que es su segundo hijo con el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. El nacimiento habría llegado en un hospital de Londres durante la pasada noche.

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Symonds, de 33 años, y Johnson, de ... 57, tuvieron un niño, Wilfred, en abril de 2020. Siguieron así la tendencia establecida por Toby Blair y David Cameron de tener hijos durante su mandato. Gordon Brown los tuvo cuando vivía también en Downing Street como ministro de Hacienda.

El nacimiento de la niña es un momento terapéutico para la pareja, enredada en la cadena de escándalos denunciados por la prensa británica en los últimos meses. Y quizás incite a la oposición a darle un breve respiro.

Symonds fue directora de comunicaciones del Partido Conservador y como tal estableció relaciones con miembros del partido, con sus habitualmente jóvenes asesores, y con periodistas. Es retratada ahora como una mujer influyente en la gobernación.

El último enredo de Johnson es la aparente ocultación de datos sobre la organización de reuniones festivas en su oficina y en su residencia, al final de 2020, cuando las reglas contra la Covid las prohibían. La sombra de Symonds se proyecta sobre lo ocurrido.

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Bruja Symonds

Ella habría exigido a Johnson que nombrase como su portavoz a Allegra Stratton, que dimitió entre lágrimas el miércoles tras la publicación de un vídeo en el que parece confirmar la celebración de una de las fiestas que Downing Street negaba.

Esa exigencia de Symonds es la caricatura que retratan los medios, o el propio Johnson, sobre la relación entre ambos. El primer ministro es citado a menudo pidiendo ayuda a colegas para lograr tal nombramiento o decisión, porque, si no, Carrie se enfadaría con él.

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Esa patética estampa matrimonial es quizás una patraña de la prensa, o puede ser otra máscara creada por Johnson para protegerse de críticas personales. Eso sí, antes de ocupar la residencia del Gobierno, unos vecinos llamaron a la Policía preocupados por la deriva de una bronca entre la pareja cuando Johnson derramó una copa de vino en el sofá de su querida.

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