El primer ministro británico, Boris Johnson. reuters

Johnson gana la penúltima batalla del 'partygate'

Ha purgado a sus colaboradores, los funcionarios pagan las multas y su partido abuchea a sus críticos

Iñigo Gurruchaga

Londres

Miércoles, 25 de mayo 2022, 15:48

El primer ministro británico. Boris Johnson, no dimitirá, sino que esquivará el intento de la oposición de derribarlo, tras la publicación del esperado informe de la funcionaria Sue Gray sobre las reuniones y fiestas ilegales en Downing Street durante la pandemia. La de Gray es ... la penúltima investigación sobre lo sucedido. La Policía concluyó antes la suya y un comité parlamentario ha iniciado la última pesquisa.

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El informe final de la funcionaria analiza ocho eventos ilegales, en los que empleados del Gobierno se reunieron en espacios de Downing Street para beber alcohol y confraternizar. Las reuniones de trabajo eran permitidas por las reglas que había dictado el Gobierno, pero no fiestas de despedida o de cumpleaños. Y la funcionaria culpa a los líderes de lo sucedido.

Gray afirma: «Los líderes del Gobierno asistieron a los eventos que investigué. Muchos de esos eventos no debieron permitirse, pero los funcionarios de menos rango creyeron que participar en esos eventos estaba permitido por la presencia de los líderes más importantes. Los líderes en el centro, tanto político y administrativo, deben asumir la responsabilidad de esa cultura».

Describe un paisaje en el que Downing Street era una isla en un país atemorizado por las órdenes de confinamiento. El consumo de bebidas alcohólicas aumentó notablemente durante la pandemia, pero la población las compraba en tiendas y supermercados para beberlas en sus casas. El personal y dirigentes en la cima del Gobierno las llevaban a la oficina.

Papeleras desbordadas con botellas y restos de la fiesta del día anterior. Las fotografías de una despedida publicadas por Gray muestran a Johnson brindando, bebiendo; hay botellas de alcohol en una mesa. La funcionaria incluye en su informe la anotación de que las costumbres han cambiado en Downing Street tras el desvelamiento del 'partygate'.

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Ayudantes de Johnson y de Gray han disputado estos días en público quién llamó a quién, tras revelarse que se reunieron la pasada semana, pero el primer ministro le agradeció su informe, en las primeras palabras de su declaración ante de la Cámara de los Comunes. Se agarró después a su reconocimiento de que las cosas han cambiado. Importantes colaboradores del primer ministro han sido purgados.

El elegido

La Policía ha emitido 126 multas- 53 a 35 hombres, 73 a 48 mujeres-, pero el primer ministro, presente en tantas fiestas según fotografías y testimonios, ha recibido solo una, de unos 60 euros, por asistir a una breve fiesta organizada por su mujer para celebrar su cumpleaños. Los buenos abogados de Johnson habrían rellenado los cuestionarios de la Policía mejor que los jóvenes funcionarios, según algunos medios.

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Desarrolló ante los Comunes el argumento que le habría salvado. Se trabajaban jornadas extremadamente largas, bajo la presión para acertar en la política contra la pandemia. Él acudió a esas reuniones para mostrar su aprecio por ese esfuerzo. Su presencia fue breve y no tenía conocimiento de lo que ocurría después de su marcha, que incluyó borracheras, vómitos, peleas. Siempre dijo la verdad al Parlamento y al público cuando negaba que se hubiesen quebrado las normas.

«Pasemos la página», pidió Johnson. Invocó la crisis sobre el coste de la vida y la guerra en Ucrania para poner fin al 'partygate'. «Esta farsa es consecuencia de que no dijo la verdad al principio», le reprochó el laborista Keir Starmer. También haber «establecido los estándares de conducta al nivel de la tripa de una serpiente». Starmer ha prometido dimitir si es multado por una reunión que mantuvo con sus colegas bebiendo una cerveza.

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El conservador Tobias Ellwood, uno entre el grupo de diputados 'tories' con pasados militares que aborrecen cortésmente a Johnson por diversas razones, exclamó «¡me abuchea mi propio grupo parlamentario!», cuando preguntó a sus miembros si estaban dispuestos a defender en público la conducta del primer ministro. El liberal-demócrata, Ed Davey, dijo a Johnson: «En realidad no se arrepiente, solo se arrepiente de haber sido descubierto».

El líder británico no tiene quizás la mejor reputación personal, pero habilidad y fortuna le acompañan una y otra vez para evitar su caída. Esta vez el Espíritu Santo desciende para rescatarlo del alargamiento del debate sobre el informe de Gray. Este jueves se cierra el Parlamento por el receso de Whitsun(Pentecostés). Y se reabrirá, el lunes 6 de junio, tras los fastos del Jubileo de la reina Isabel II.

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