Iñigo Gurruchaga
Londres
Viernes, 16 de octubre 2020, 14:42
El primer ministro británico, Boris Johnson, cree que el «resultado probable» de la negociación con la Comisión Europea será una separación sin acuerdo y ha alentado a las empresas «a estar preparadas el 1 de enero con planes basados en los simples principios ... básicos de libre comercio en el mundo». Las posiciones de Londres y Bruselas crean una percepción de mutua intransigencia de difícil resolución.
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Al término de las deliberaciones del Consejo Europeo sobre el 'brexit', el presidente del Consejo, Charles Michel, y el negociador de la Comisión, Michel Barnier, confirmaron, el jueves, la decisión unánime de los miembros de la Unión Europea de exigir a Reino Unido cambios fundamentales en su posición negociadora para resolver el prolongado impasse en el diálogo bilateral.
La divergencia de principios en tres áreas- competencia justa, pesca y gobernación- impide, según Barnier, que los negociadores entren en una fase intensa para definir los detalles que tendrían que plasmarse en el texto de un acuerdo. Los dirigentes comunitarios dejaban la iniciativa en el campo británico para reactivar el diálogo sobre los tres obstáculos hasta ahora insuperables.
Johnson, en un mensaje grabado en su residencia oficial, reiteró el vierrnes con nitidez los principios de su posición, sin ofrecer espacio a que sean modificados. «Desde el principio les dijimos que no queríamos nada más complicado que una relación como la que tiene la UE con Canadá, basada en la amistad y en el libre comercio», afirma el primer ministro a diez semanas del fin de la transición.
«La cumbre ha dejado claro que, por alguna razón, tras ser miembros(de la UE) durante 45 años, no quieren ofrecer a este país los mismos términos que a Canadá, salvo que haya algún cambio fundamental de enfoque», continuó. «O sea que, con el corazón animado y absoluta confianza, nos prepararemos para aprovechar la alternativa y prosperaremos enormemente como una nación comercial independiente, en control de nuestras fronteras y nuestra pesca, y decidiendo nuestras leyes».
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Según un informe del Instituto de Directivos, el 25% de las empresas británicas que comercian con el mercado comunitario no está preparado para los nuevos trámites aduaneros, haya o no haya acuerdo. La marcha abrupta añadiría aranceles y más normas, aumentaría los trastornos del tráfico de mercancías. Podría impedir a la flota pesquera española faenar en aguas británicas, al menos temporalmente.
Johnson afirmó después que su declaración dice a la delegación comunitaria, que tiene previsto viajar a Londres la próxima semana, que «venga solo si hay un cambio fundamental de enfoque». La presidente de la Comisión, Ursula von der Leyen, puntualizó, desde su aislamiento por precaución, que su equipo negociador viajará a Londres «para intensificar las negociaciones».
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El primer ministro había establecido el 15 de octubre como la última fecha para llegar a un acuerdo. Su comunicado de respuesta a la posición adoptada por el Consejo Europeo evoca el espíritu del ultimátum. Uno de sus portavoces informó, amparado en el pacto de no identificación que rige en las relaciones de Downing Street con el «lobby» de prensa, que «la negociación ha terminado».
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, utilizó Twitter para responder a Johnson y expresar la perspectiva de París, cuya firmeza habría destacado entre los miembros del Consejo Europeo. «Cara al 'brexit', los británicos necesitan un acuerdo más que la Unión Europea», escribió. «Nuestras condiciones son claras y conocidas. A partir de ahora, Reino Unido debe elegir si desea o no un acuerdo».
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Boris Johnson ha descartado un confinamiento general «hasta que sea posible», porque considera que la diversidad en la incidencia de la epidemia entre diferentes regiones de Inglaterra lo hace innecesario. En Cornualles se registró la pasada semana un promedio de 183 casos por 100.000 habitantes mientras que en Liverpool fue de 3.376.
La región de Lancashire, cuya capital es Preston, se sumó este viernes a Liverpool en el nivel tres de restricciones, el más alto, mientras que Londres y varias regiones del noroeste y del nordeste de Inglaterra están en el segundo nivel. En el cinturón central de Escocia, el segmento más urbanizado del país, y en el este de Irlanda del Norte también se han establecido restricciones a comercios y al movimiento de personas.
Johnson ha advertido que podría intervenir en el Gran Mánchester, ante la resistencia de sus alcaldes a las restricciones de tercer nivel si el Gobierno no contempla un paquete adicional de ayudas económicas. El primer ministro dio cifras- los casos se doblan cada nueve días, el 40% de las camas en UCI que se usaron en la primera ola ya están ocupadas- para incitar a los rebeldes a que «reconsideren y dialoguen de manera constructiva».
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