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Mikel Ayestarán
Jerusalén
Miércoles, 8 de enero 2020, 07:35
Después del intercambio de golpes, parece que Irán y Estados Unidos apuestan por reducir una tensión que se disparó tras el asesinato el viernes del general Qasem Suleimani. El ataque con dron en el aeropuerto de Bagdad abrió las puertas a una guerra abierta ... y luego llegó la respuesta de Irán con el lanzamiento de misiles contra dos bases con presencia estadounidense en Irak la madrugada de ayer.
A las pocas horas de enterrar en Kerman al líder de la Fuerza Quds, brazo exterior de la Guardia Revolucionaria, los iraníes lanzaron por sorpresa la 'Operación Mártir Suleimani', una acción «medida» en la que «no buscaban causar bajas, solo enviar un mensaje de alerta para dejar claro que tienen la capacidad de golpear intereses estadounidenses en la región», lo que supone «todo un gesto de querer rebajar la tensión», para el analista ruso experto en Oriente Próximo Alexey Khlebnikov.
Primera respuesta militar. El ataque fue «unabofetada en la cara» de Washington, declaró el Líder Supremo
Apariencia de distensión. Los dirigentes de ambos países rehúyen de momento un choque a gran escala
Aunque en un primer momento los medios iraníes elevaron a 80 los muertos causados en las bases de Ain al-Asad, en la provincia de Al-Anbar, y de Erbil, en la región autónoma kurda, dos de las instalaciones del Ejército de Irak que emplean los estadounidenses, tanto el Pentágono como el Gobierno de Bagdad informaron de que no sufrieron baja alguna en sus filas. Donald Trump lo corroboró durante su posterior intervención. No hubo víctimas y Washington captó el mensaje lanzado por la república islámica.
La primera respuesta de Irán fue una «bofetada en la cara» de Estados Unidos, en palabras del Líder Supremo, Alí Jamenéi, quien afirmó que la venganza irá más lejos porque «la presencia corrompida de Estados Unidos en la región debe terminar». Esta es la idea central que repiten los dirigentes iraníes desde el asesinato de Suleimani el viernes en Bagdad. Nada más informar de los ataques contra Estados Unidos, el ministro de Exteriores, Javad Zarif, declaró que «no buscamos la escalada o la guerra, pero nos defenderemos de cualquier agresión» y explicó a través de las redes sociales que «Irán efectuó y concluyó medidas proporcionadas en defensa propia en virtud del artículo 51 de la Carta de la ONU».
En la operación ordenada por Trump para asesinar a Suleimani también murió el número dos de las milicias chiíes de Irak, las Unidades de Movilización Popular, Abu Mahdi al-Muhandis, y este grupo reaccionó de manera inmediata tras conocer los bombardeos iraníes y dijo que ahora llega su turno para vengar a su dirigente. Los análisis coinciden en concluir que los dirigentes iraníes parecen conformes de momento con su respuesta comedida, pero es una incógnita aventurar lo que son capaces de hacer estos milicianos que en el pasado, durante los primeros años de la ocupación del territorio iraquí, fueron la peor pesadilla para las tropas de Estados Unidos.
Más información:
Mercedes Gallego
rafael m. mañueco
El primer ministro de Irak, Adil Abdul Mahdi, aseguró que los iraníes le informaron antes de lanzar este miércoles los misiles. Ni el jefe del Gobierno, ni el presidente, Barham Saleh, condenaron esta acción, pero desde la presidencia sí se emitió un comunicado en el que se pidió moderación y «autocontrol» para que los países que están protagonizando la escalada de tensión «no se dirijan a una guerra abierta que amenace a toda la región». Los iraquíes temen convertirse una vez más en el campo de batalla en el que potencias extranjeras terminen dirigiendo sus diferencias. Quien sí condenó la respuesta militar de los ayatolás al asesinato de Suleimani fue el presidente del Parlamento iraquí, Mohamed al-Halbusi, quien mostró su rechazo «categórico» al ataque y pidió al Ejecutivo que tome «las medidas políticas, legales y de seguridad necesarias para detener tales acciones».
Trump salda, de momento, el asesinato de Suleimani con un ataque sin bajas a dos de las bases que emplean sus tropas en Irak. El precio de esta operación, sin embargo, puede salirle más caro si finalmente los iraquíes llevan adelante la petición del Parlamento al Gobierno para que ponga fin a la presencia de tropas extranjeras y Washington se ve obligado a retirar a sus 5.200 hombres, una posibilidad ante la que el inquilino de la Casa Blanca ha reaccionado como de costumbre, amenazando con más sanciones.
Con las dos potencias sin ganas de un choque inminente a gran escala, Trump volvió a recuperar el discurso nuclear y alertó del riesgo de que Irán se haga con la bomba atómica. Un argumento del pasado y un riesgo que se había alejado gracias al pacto firmado en 2015 por su antecesor, Barack Obama, pero del que salió de forma unilateral porque lo consideraba «el peor acuerdo de la historia».
Y eso que según la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Teherán cumplía lo firmado y accedía a unas inspecciones rigurosas, pero esto no era suficiente para un Trump que quería introducir cambios y extender las limitaciones al programa balístico. La retirada estadounidense y la vuelta de las sanciones mataron un pacto que ha quedado enterrado tras el asesinato de Suleimani porque la república islámica anunció que dejaba de considerarse sometida a los límites pactados en el texto para el enriquecimiento de uranio. Un nuevo frente abierto por Trump que tiene complicada solución.
Varias aerolíneas, incluyendo Lufthansa, Air France y KLM, suspendieron este miércoles las rutas que sobrevuelan de los espacios aéreos de Irán e Irak, horas después de que Teherán atacara con misiles las bases aéreas utilizadas por tropas de Estados Unidos en territorio iraquí.
Poco después de los ataques, la Administración Federal de Aviación estadounidense prohibió a los aviones civiles americanos sobrevolar Irak, Irán y los países del Golfo. También han cancelado sus vuelos Air France, KLM y Lufthansa. Por su parte la polaca LOT utilizará nuevas rutas para evitar sobrevolar Irán.
En Medio Oriente, Emirates y la compañía de bajo costo Flydubai cancelaron sus vuelos con destino a Bagdad, pero ésta última mantendrá sus vuelos a Basora y Nayaf. Varias compañías de la región ya habían suspendido sus vuelos a Irak, entre ellas Bahrein Airways o Kuwait Airways. EgyptAir suspendió el martes sus vuelos a Bagdad durante tres días.
Las compañías asiáticas también han procedido a desviar sus rutas que sobrevuelan Irán, como es el caso de Singapore Airlines, Malaysia Airlines, Vietnam Airlines y la compañía australiana Qantas.
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