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M. P.
Viernes, 29 de julio 2022, 12:52
Las inundaciones que afectan al Estado norteamericano de Kentucky se habían cobrado hasta este viernes las vidas de al menos dieciséis personas, aunque el gobernador, Andy Beshear, aseguró que la cifra podría duplicarse a medida que transcurran las horas. «Sabemos que parte de la pérdida ... incluirá a niños. Es posible que incluso hayamos perdido familias enteras», lamentó Beshear, para quien estas riadas son «las peores en la historia» del Estado.
Después de varios días de calor tropical, un tren de borrascas parece ser la causa de las inundaciones. El primer aviso llegó el martes. La lluvia comenzó a caer de modo torrencial en St. Louis (Misuri), donde una persona falleció y cientos de ciudadanos vivieron horas angustiosas al quedar atrapados en sus casas y vehículos. Algunos coches con sus ocupantes dentro fueron rescatados a la deriva en torrentes formados de manera espontánea.
Pero el auténtico diluvio se produjo entre el miércoles y esta madrugada en Kentucky. La zona cero del desastre se encuentra en las estribaciones de los Apalaches. Las laderas hicieron que las lluvias se deslizaran hacia el nivel más bajo de los valles montañosos. Arroyos y canales naturales multiplicaron repentinamente su caudal e inundaron poblaciones enteras. El temporal alcanzó además a Virginia.
A muchos afectados la crecida les sorprendió de madrugada y abandonaron sus hogares prácticamente con lo puesto. «Ni siquiera creo que mis zapatos combinen. Solo sabía que, si no salíamos de casa, íbamos a morir», relató Leandra Johnson, de 35 años, al 'Washington Post'. Como esta madre de dos hijos, centenares de familias aguardan el momento en que podrán regresar a sus viviendas. Otras ya han logrado volver para encontrarse con «sus propiedades destrozadas».
Scott Sandlin, de la Agencia de Manejo de Emergencias del Condado de Perry, calculaba que habrá «daños masivos» y lamentó que «nuestro condado ha sido devastado. Hemos desaparecido». El presidente, Joe Biden, ha firmado este viernes la declaración de desastre mayor y movilizado de inmediato fondos federales de ayuda.
La Guardia Nacional y el Ejército desplegaron lanchas y helicópteros Blackhawk para los atrapados. Numerosos residentes se encaramaron a los tejados cuando la riada entró en sus domicilios. En mitad de las calles, sobre las aguas, flotaban electrodómesticos, muebles e incluso alimentos pertenecientes a comercios reventados por las corrientes. Los socorristas realizaron ayer cincuenta rescates aéreos y cientos más a bordo de lanchas.
Las labores de auxilio continúan hoy, con vecinos atrapados en tejados y árboles, y proseguirán mañana, cuando está previsto que las inundaciones lleguen a su altura máxima en los enclaves más devastados. La furia del diluvio ha destruido puentes y carreteras. Más de 25.000 habitantes permanecían anoche sin electricidad. Los equipos de salvamento buscan además a un número indeterminado de desaparecidos.
El desastre alimenta la percepción sobre los riesgos del cambio climático en la sociedad estadounidense, que en los últimos años se ha enfrentado a catástrofes naturales extremas. En especial sequías, incendios y tornados de una magnitud y frecuencia inusuales. Una sucesión de huracanes causó decenas de víctimas mortales el pasado noviembre en el mismo Kentucky. A los aguaceros de estos días han contribuido asimismo unas temperaturas y unos porcentajes de humedad muy superiores a los normales en esta época del año. El Gobierno calcula que la probabilidad de que ocurran estos diluvios resulta ahora hasta un 40% más alta que a principios del siglo XX.
El fenómeno no solo afecta a EE UU. Irán se ve sacudido por un potente temporal que ha inundado el entorno de la capital, Teherán, con un balance hasta hoy de 24 fallecidos y 19 desaparecidos. El sur del país registró hace una semana un drama parecido, con una veintena de personas que perecieron ahogadas. Los expertos creen que el cambio climático ha influido para que Irán se vea azotado de manera casi cotidiana por graves aguaceros y sequías. En Emiratos Árabes Unidos también han muerto siete personas por unas lluvias torrenciales sin precedentes en esta época del año.
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