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Isabel II y el Príncipe Carlos, este jueves en los actos en el palacio de Buckingham. afp/E.P.

La inmovilidad retira a Isabel II de la celebración de su Jubileo

La misa de acción de gracias en la catedral de San Pablo presenta la estampa del futuro de la monarquía británica

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal en Londres

Viernes, 3 de junio 2022, 09:05

La misa de acción de gracias por el reinado de Isabel II ha ofrecido una imagen de lo que será la monarquía británica cuando llegue su sucesión. La monarca tuvo que renunciar a su presencia «con gran reluctancia», debido a problemas de movilidad. Según sus ... portavoces, sintió malestar el jueves, cuando contempló el desfile militar desde el balcón del Palacio de Buckingham.

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El príncipe Guillermo y su esposa, Catalina, encabezaron la cola de la procesión, por delante de Carlos y Camilla. Las dos parejas ocuparon asientos en la primera fila, junto a la segunda hija de la reina, la princesa Ana y su marido, Timothy Laurence, y el príncipe Eduardo y Sofía. Son los miembros de la familia que cumplen funciones oficiales y los más populares en las encuestas; entre ellos se incrusta la jovial Zara Phillips, hija de la princesa Ana y su primer marido.

A los duques de Sussex, Enrique y Meghan, en su primera aparición pública junto a su familia desde su marcha a Estados Unidos, se les adjudicaron asientos al otro lado del pasillo que separaba a la congregación, junto a Beatriz y Eugenia, hijas de Sarah Ferguson y del príncipe Andrés. Este no pudo acudir al servicio religioso por padecer Covid.

La Circular de la Corte registra diariamente las actividades de la familia. Incluye también las de los primos de Isabel- duques de Kent y de Gloucester, y la princesa Alexandra, pero es improbable que lo hagan por muchos tiempo, por su avanzada edad. Palacio informó a los Sussex que, tras el 'Megxit', no pueden cumplir funciones oficiales. Andrés ha sido apartado de la vida pública y solo ha aparecido en actos religiosos en memoria de su padre, Felipe de Edimburgo.

LAS CLAVES:

  • En primera fila. Guillermo encabezaron la cola de la procesión real, por delante de Carlos y Camilla

  • Ausencias por la covid. El príncipe Andrés no asistió al acto religioso ni tampoco el arzobispo de Canterbury, Justin Welby

  • Dolores intensos. La reina padece «problemas esporádicos de movilidad», según la descripción oficial

Carlos ha hecho saber que planea reducir el número de familiares que representen a la institución de la monarquía. El plan habría causado algunas tensiones. Salvo la protagonista, Isabel, y su hijo Andrés, había pleno de tres generaciones de la familia en el servicio religioso. La indicación de un núcleo más reducido de la realeza ya se expuso en el balcón de Buckingham durante el desfile del jueves.

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Lillibet

Isabel II es una mujer religiosa, que ha hablado con frecuencia del papel esencial que la fe tiene en su vida. Habría considerado el servicio como uno de los actos más sentidos en la celebración del Jubileo. Pero sus portavoces explicaron que la procesión era ya un reto difícil para la soberana, antes de que sintiera la incomodidad física en el acto inicial.

La reina padece desde hace meses «problemas esporádicos de movilidad», según la descripción oficial. En febrero, alertó a dos militares, en su primera recepción tras recuperarse de covid, de que, «como ven, no puedo moverme». Las imágenes sugirieron que padecía lo que los médicos describen como claudicación de las extremidades. En octubre, pasó una noche hospitalizada para la realización de test, cuya naturaleza no fue desvelada.

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El oficio en la catedral de San Pablo reflejó la tradición británica, creadora de majestuosos ceremoniales basados en la arquitectura, la puesta en escena, el vestuario, la música, la palabra,... El coro de St Paul, sede del obispado de Londres, fue magnífico en la interpretación de «Wisdom»(Sabiduría), un himno compuesto para la ocasión por Judith Weir, Máster de la Música de la Reina, una posición con cuatro siglos de historia.

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Otro ausente del servicio de acción de gracias fue el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, aquejado de neumonía y covid. En su lugar, el de York, Stephen Cottrell, que comparte el liderazgo de la Iglesia de Inglaterra, enlazó en su sermón la vida de la reina con su afición a las carreras de caballos. Y se felicitó de que esté aún al mando, «en la silla de montura».

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En la esfera privada hay más armonía. En Windsor, el jueves, la reina conoció a Lillibet, la nieta que lleva su nombre familiar, hija de Mehgan y Enrique.

Boris Johnson y su mujer, Carrie, son abucheados por parte de los asistentes. AFP

Johnson, abucheado

El segundo día de celebraciones para honrar los setenta años de reinado de Isabel II estuvo marcado por los abucheos al primer ministro británico, Boris Johnson, cuando llegó a la catedral de St. Paul con motivo del Jubileo de Platino de la monarca. Nada más salir de su vehículo junto a su mujer, Carrie, y durante una caminata que duró unos quince segundos, el 'premier' –en plena polémica tras la publicación del informe de la funcionaria Sue Gray acerca del 'partygate'– sufrió abucheos por parte de los asistentes. A pesar de las claras muestras de rechazo por parte de la población londinense, Johnson pareció imperturbable mientras sonreía y asentía a los presentes.

La situación no pasó desapercibida. «No sé si un primer ministro 'tory' alguna vez ha sido abucheado por una multitud de realistas dedicados antes, pero se siente como si hubiera perdido el vestuario», señaló al diario 'The Guardian' una fuente del partido laborista.

Otras caras reconocidas que asistieron al homenaje a la reina no sufrieron el mismo recibimiento. De hecho, la multitud permaneció en silencio cuando minutos después llegó el líder laborista, Keir Starmer, quien en reiteradas ocasiones ha pedido la dimisión del 'premier' por su «incapacidad para liderar» y por «interés nacional» tras el cúmulo de escándalos que hunden cada vez más al mandatario conservador, quien «no es apto para el cargo» después de demostrar que «mientras una basta mayoría de la población británica obedecía las leyes que hacía el Gobierno, el Ejecutivo y el primer ministro estaban de fiesta en Downing Street».

Otros políticos asistieron al servicio, como la ministra del Interior, Priti Patel, y la secretaria de Relaciones Exteriores, Liz Truss, entre otras figuras del Gobierno. Los ex primeros ministros también estuvieron allí para rendir homenaje a la monarca.

Durante el servicio religioso, Johnson hizo una lectura de la Biblia, en la que se advertia que «todo lo que es verdadero, todo lo noble, todo lo que es correcto, todo lo que es puro… Piensa en tales cosas». Posteriormente, el primer ministro fue recibido por un pequeño grupo de simpatizantes que le vitoreaban, algunos de ellos coreaban su nombre.

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