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rafael m. mañueco
Corresponsal en Moscú
Jueves, 6 de enero 2022, 20:25
La oposición en Kazajistán y la mayoría de los expertos sostienen que quien ha venido mandando realmente en el país es el antiguo presidente, Nursultán Nazarbáyev, que tiene 81 años, y no el actual jefe del Estado, Kasim-Zhomart Tokáyev, a quien consideran una «marioneta» ... del primero, del «patriarca» que dirigió los designios del país con mano de hierro durante 30 años.
Pero ahora los manifestantes le piden que se vaya de una vez. «¡Nazarbáyev, Shal Ket!» (¡Nazarbáyev, viejo, vete!» en kazajo). Las protestas contra él no son una novedad. Se intensificaron en junio de 2019, coincidiendo con las elecciones en las Tokáyev, su delfín, consiguió la Presidencia.
El hartazgo general se puso de manifiesto, especialmente en Almatí, epicentro de la actual revuelta, y en Nursultán, la capital. Salieron entonces a la calle miles de personas profiriendo gritos en contra de Nazarbáyev, a quien pidieron que se vaya lo más lejos posible, y también contra Tokáyev. Llamaron sin éxito al boicot de unos comicios que consideraban una «farsa».
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El malestar general volvió a aflorar con motivo de las elecciones legislativas del 10 de enero de 2021, manipuladas y en las que no estuvieron presentes candidatos de auténtica oposición. Pero la gota que ha colmado el vaso, nada más comenzar 2022, ha sido la subida de los precios del gas licuado. Los ingresos procedentes de la exportación de petróleo y gas elevaron el nivel económico de Kazajistán, pero, con la caída de los precios de la energía, resurgieron las viejas desigualdades sociales.
Se da la circunstancia de que, pese a que Nazarbáyev dejó la Presidencia en marzo de 2019, lo dispuso todo para seguir mandando en la sombra. Se puso al frente del Consejo de Seguridad, del Consejo Constitucional y de su partido «Nur Otan», el mayoritario en el Parlamento y con casi un millón de afiliados en todo el país, cuya población alcanza los 19 millones de habitantes. El politólogo Talgat Mamiráimov estima que Nazarbáyev, tras dejar la jefatura del Estado, «quiso asegurarse bien sus intereses políticos y económicos».
Y en efecto, el viejo presidente tejió una red de influencia a través de colaboradores más leales colocados en puestos clave de la Administración y en el mundo empresarial mediante sus tres hijas, Darigá, Dinara, Alia y sus respectivos maridos. Controlan las compañías más importantes del país. De ahí que la subida repentina de los precios del gas fuera percibida como un complot monopolista vinculado a la familia de Nazarbáyev. Otro personaje polémico por los privilegios que exhibe es Asel Kurmanbáyeva, miss Kazajistán en 1999 y considerada la amante de Nazarbáyev. Él está casado con Sara Nazarbáyeva, madre de sus tres hijas.
En marzo de 2019, nada más hacerse cargo interinamente de la dirección del país, la primera medida que adoptó Tokáyev fue cambiar el nombre de la capital del país, Astaná hasta ese momento, por el de Nursultán, en honor de su mentor. Esta medida no cayó nada bien entre la población y generó también protestas. Tampoco contó con la aprobación general su decisión de trasladar, en 1997, la capital del país desde Almatí a la ciudad de Ajmolá, que pasó a llamarse Astaná. Supuso un gasto de miles de millones de euros y se sigue cuestionando si mereció realmente la pena, pese a que la nueva capital luce esplendorosa con sus resplandecientes rascacielos.
Nazarbáyev fue nombrado primer secretario del Partido Comunista de Kazajistán en 1990, lo que equivalía a ser el primer mandatario de la república. Después, tras la desintegración de la URSS, se mantuvo como el líder supremo hasta marzo de 2019
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