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diana martínez
Sábado, 29 de mayo 2021, 16:21
Canadá abre una nueva página de su oscuro «genocidio cultural», como lo describen varios historiadores. Una investigación ha sacado a la luz los restos mortales de 215 niños enterrados hace más de cuarenta años en una fosa común de un internado para indígenas. ... El colegio, cerrado en 1978, fue levantado para la asimilación forzosa de la población india.
Por el momento se desconoce la causa y fecha exacta de las muertes, pero los forenses de la Escuela Residencial India Kamloops, en la Columbia Británica, trabajan ya para determinar estas cuestiones. Se espera que los resultados preliminares de la investigación se publiquen en un informe el próximo junio.
El devastador hallazgo fue anunciado por el jefe de la tribu india Tk'emlups te Secwepemc. Los restos se encontraron el pasado fin de semana en la residencia escolar de Kamloops, mediante la ayuda de un especialista en radares de penetración terrestre. «Hasta donde sabemos, las de estos niños perdidos son muertes indocumentadas. Algunos tenían solo 3 años», subrayó la jefa de la comunidad de Kamloops, Rosanne Casimir, en declaraciones a la cadena británica BBC.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, reconoció que estos hechos le «rompen el corazón». «Es un doloroso recordatorio de ese capítulo oscuro y vergonzoso de la historia de nuestro país. Pienso en todos los afectados por esta angustiosa noticia. Estamos aquí para vosotros», escribió en su cuenta de Twitter. Mientras,
Este tipo de centros, financiados por el Estado y gestionados por organizaciones religiosas, se crearon en los siglos XIX y XX. El de Kamloops era el más grande del país, abierto en 1890 bajo una administración católica, y acogía a unos 500 estudiantes en su momento álgido, en la década de 1950. En 1969 el Gobierno federal asumió su gestión y la convirtió en residencia estudiantil, y así funcionó hasta su cierre, en 1978.
Se calcula que entre 1863 y 1998 más de 150.000 menores indígenas fueron arrancados de sus hogares e internados en estos colegios, en los que no se les permitía hablar su idioma o manifestar su cultura y donde eran frecuentes maltratos y abusos. Una comisión de investigación concluyó en 2015 que muchos de los menores no regresaron jamás a sus comunidades y reconoció así un «genocidio cultural». El Proyecto Niños Perdidos ha identificado hasta el momento a más de 4.100 menores fallecidos durante su estancia en los internados y muchos de ellos fueron sepultados en los propios recintos escolares.
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