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t. nieva
Miércoles, 2 de noviembre 2022, 14:50
El Gobierno del Corea del Sur hará «pagar» a la Policía por las aparentes negligencias cometidas durante la pasada noche de Halloween en Seúl, que terminaron con la muerte de 156 personas aplastadas en una aglomeración descontrolada en el populoso distrito de Itaewon. El primer ... ministro, Han Duck-soo ha anunciado este miércoles que se ha abierto una investigación y que las fuerzas de seguridad denerán responder por su falta de respuesta a las numerosas llamadas de emergencia que recibió de personas atrapadas en medio de la multitud.
Según las transcripciones de las llamadas efectuadas a los servicios de emergencia, decenas de participantes en la fiesta de Halloween alertaron de que el distrito se estaba convirtiendo en una ratonera debido a la afluencia masiva de público. Algunas de esas comunicaciones traslucen la desesperación de los ciudadanos, en su mayoría jóvenes y muchos de ellos bloqueados sin poder avanzar ni retroceder ante la envergadura del gentío.
«Cuando cada ciudadano hace una llamada de emergencia es porque es muy urgente y hay necesidad de ayuda o acción de la Policía», ha señalado el primer ministro, quien ha garantizado que «el Gobierno responsabilizará firmemente a los encargados en cuanto se termine la investigación».
Pocas horas después del siniestro, que ha conmocionado a la sociedad coreana, el ministro del Interior, el jefe de la Policía de Seúl y su alcalde reconocieron la existencia de deficiencias en la respuesta a las llamadas de auxilio. Se calcula que más de 100.000 personas invadieron literalmente Itaewon para la celebración de Halloween. Ni la Policía ni otras autoridades habían instalado un control de la afluencia, ya que se trató de una fiesta espontánea.
El Gobierno ha creado un grupo de investigadores específicos para este caso, que en las últimas horas han registrado siete comisarías, dos parques de bomberos, así como la sede de la Agencia de Policía Metropolitana. Este departamento ha admitido que se registraron once llamadas de emergencia sobre el hacinamiento en el barrio cuatro horas antes de que la multitud, presa del pánico, iniciara una desbandada que atrapó a cientos de jóvenes en un callejón de apenas cuatro metros de anchura. En ese intervalo, no hubo reacción policial alguna. En total,156 personas fallecieron por asfixia o aplastamiento y otros 151 resultaron heridos. La mayoría de las víctimas mortales son mujeres y rondaban los 20 años.
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