Zelenski destituye al ministro de Defensa y exige un «nuevo enfoque» de la guerra

«He decidido reemplazar al ministro de Defensa de Ucrania». Con estas palabras, Zelenski anunció la decisión de mayor peso que ha tomado sobre el organigrama de una Administración en situación de guerra. Aunque hasta el momento no se habían producido gestos que hicieran pensar en este cese de manera tan inmediata, sí es cierto que desde principios de agosto circulaban rumores sobre la posible sustitución del ministro. El pasado día 10, el 'Pravda' ucraniano adelantó que el presidente pensaba reemplazar a su titular de Defensa y disponía incluso de dos posibles candidatos. Nueve días más tarde, el propio Reznikov respondió a los rumores y señaló que su cargo era «temporal» y podía dimitir en cuanto el jefe del Gobierno se lo solicitara. «No tengo ambiciones políticas. Él conoce mis planes y mi deseo de dar conferencias y ejercer la práctica privada», añadió. La semana pasada, Reznikov de nuevo reconoció que había discutido con Zelenski la posibilidad de desempeñar otras funciones.

En ese sentido, medios ucranianos consideran factible que el ya exministro pase a dirigir la embajada en Londres. El puesto está vacante desde el 21 de julio. El anterior embajador fue cesado sin contemplaciones por afear a Zelenski su «mal sarcasmo» en una réplica al ministro de Defensa británico, Ben Wallace, cuando éste dijo que «no soy Amazon» en respuesta a las constantes exigencias de armas por parte de Kiev. La hipótesis de que un exministro de Defensa ocupe ahora la sede diplomática londinense (respaldada anoche por un diputado del Parlamento cercano a la Presidencia) cobra fuerza dado el interés del Gobierno en mantener una buena relación con el Reino Unido, su principal aliado y proovedor de armas en Europa.

Del breve mensaje ofrecido por Zelenski este domingo se trasluce que en su decisión subyace un grave descontento con el curso del conflicto: «Creo que el ministerio necesita un nuevo enfoque y otras formas de interacción tanto con los militares como con la sociedad en general», ha dicho. Cabe suponer que en sus palabras pesan tanto la presión de los aliados, con Estados Unidos a la cabeza, sobre la escasez de resultados en la contraofensiva frente a Rusia como las encuestas publicadas en los últimos meses que dejan malparado al Ejecutivo. Numerosos ciudadanos consideran que el Gobierno se ha vuelto «incompetente» a la hora de mantener a su ejército y gestionar la guerra.

En este sentido, los ucranianos citan como principales problemas la corrupción en la compra de equipamiento militar (61,7% de los encuestados), la falta de municiones (58,3%) y la corrupción e ineficacia de los comités militares (53,8%). Solo el 25% de los ciudadanos cree que la Administración proporciona a los soldados en el frente «todo lo que necesitan». El 48,1% afirma que son los países aliados quienes ejercen esta misión y un 42% está convencido de que los propios soldados deben pagarse con su dinero parte del material que precisan en combate.

El nuevo jefe de la cartera será Rustem Umerov, un líder de la mínoría tártara de Crimea que ha dirigido desde septiembre del año pasado el Fondo de Propiedad Estatal, es decir, el principal fondo soberano del país. A sus 41 años, Umerov es una figura relevante de la política ucraniana. Su candidatura a ministro llegará esta misma semana a la Rada. «Espero que el Parlamento apoye a este candidato», ha subrayado Zelenski, convencido de que reúne los respaldos suficientes de la Cámara. El exdiputado y economista ha tomado parte en algunas de las decisiones más delicadas del Gobierno desde el comienzo de la invasión. Por ejemplo, jugó un papel fundamental en el acuerdo con Rusia que permitió la exportación de cereales del Mar Negro hasta que Moscú decidió romperlo hace unas semanas.

También fue negociador en las primeras conversaciones de paz entre Kiev y Moscú en marzo de 2022, apenas unas semanas después del comienzo de la invasión. Su paso por estos encuentros se hizo popular porque en el transcurso de una reunión la delegación en la que se encontraba Umerov y el multimillonario ruso Roman Abramovich se sintió aquejada por síntomas de enfermedad que en un primer momento se identificaron como posibles señales de un envenenamiento (en la mente de todos continuaba fresco el caso del opositor ruso Alexéi Navalni), aunque la Inteligencia estadounidense aseguró posteriormente que la causa de sus dolencias era una alergia medioambiental.

Umerov nació en Samarcanda, en Uzbekistán, y pertenece a una familia musulmana deportada de Crimea. Forma parte de la delegación permanente en el Consejo de Europa y ha sido un activo diputado que, entre otros desarrollos legislativos, proclamó el carácter ilegitimo de las anexiones de los territorios invadidos del Donbás a Rusia. De carácter decidido y firme, algunas fuentes adelantan que la llegada de Umerov dará mayor peso y credibilidad al Ministerio de Defensa y supondrá la antesala de la mayor reorganización militar y de defensa que el Gobierno estaría planteándose para dar un empuje definitivo a la ofensiva.

La salida de Reznikov se produce casualmente en un momento en el que Kiev está inmerso en el combate contra la corrupción latente en en el país y la propia Administración. Antes de conocerse el cese, las autoridades informaron este domingo de la detención de Igor Kolomoiski, oligarca y antiguo mecenas y 'padrino' político de Zelenski, por fraude y blanqueo de dinero. El multimillonario, que patrocinó la carrera de actor del presidente y más tarde financió su campaña a electoral, se encuentra en prisión bajo fianza de 13 millones de euros.

Kolomoiski figura entre las ocho mayores fortunas de Ucrania y es conocido por sus ideas nacionalistas. En 2014 se hizo popular por ofrecer recompensas a cambio de la captura de separatistas prorrusos y propuso separar la exrepública de Rusia mediante la construcción de un muro de púas de dos metros de altura a lo largo de la frontera. El FBI le ha investigado en varias ocasiones y hace dos meses la Policía ucraniana registró sus propiedades. Algunas fuentes apuntaban este domingo a que Estados Unidos podría haber presionado a Zelenski para meter entre rejas de una vez por todas a su antiguo aliado.

A Reznikov, de 56 años y que asumió el cargo de ministro de Defensa en diciembre de 2021, también se le ha intentado relacionar con varios casos de corrupción que han sacudido a su departamento. Entre ellos, los más sonados han sido por inflar los precios de los alimentos destinados a las tropas. Sin embargo, ninguno le ha afectado en persona. Él mismo se ha confesado como valedor de la lucha anticorrupción dentro de los círculos militares; una cruzada, la de combatir las corruptelas administrativas, que Bruselas exige como condición imprescindible a Ucrania si aspira a una hipotética entrada en la Unión Europea.

No obstante, el exministro ya estuvo en la cuerda floja el pasado febrero, cuando su propio partido anunció que sería cesado por el escándalo de los contratos de alimentación y suministros del ejército. Como respuesta, ofreció una rueda de prensa en la que aceptó la posibilidad del despido y asumió sus responsabilidades como máximo jefe de quienes se habían lucrado mediante la elevación artificial de los costes de los productos. Al final, Zelenski decidió mantenerle en el cargo sin más explicaciones.

Sin embargo, la puntilla parecen haber sido las últimas investigaciones de la Fiscalía, el Ministerio del Interior y la Oficina Anticorrupción, que este pasado mes de agosto pusieron de manifiesto la existencia de una amplia red de sobornos en el aparato del ministerio a cambio de que los ciudadanos dispuestos a pagar pudieran evadir los alistamientos. Como consecuencia, Zelenski ordenó la expulsión de los casi 200 jefes de las cajas regiones de reclutamiento del país.

El anuncio del cese ha causado todavía más sorpresa después de que Reznikov haya aparecido este fin de semana en una entrevista en un medio periodístico nacional en calidad de ministro de Defensa. En la conversación asegura que la fuerza aérea comenzará a utilizar los aviones de combate F-16 durante la próxima primavera, aunque los expertos occidentales consideran que los pilotos ucranianos no estarán lo suficientemente entrenados antes del verano.

Una de las últimas decisiones del Ministerio de Defensa que llevan su firma ha sido una modificación de la normativa sobre reclutamiento que reduce sustancialmente el número de exenciones para ser llamados a filas. El cambio obedece muy probablemente a los problemas de efectivos que Ucrania sufre desde la larga batalla por Bajmut y la posterior contraofensiva de primavera en la que han muerto miles de soldados y un número igualmente elevado de militares ha sufrido amputaciones por las minas y la artillería rusas. Los informes más fiables indican que los dos bandos han sufrido ya medio millón de bajas entre muertos y heridos. La nueva legislación en vigor obliga a los pacientes que sufren trastornos mentales leves, enfermedades neuróticas o deficiencias funcionales menores a alistarse en los centros de reclutamiento. Lo mismo sucede con quienes han pasado la tuberculosis y solo muestran «secuelas residuales» o las personas con enfermedades de progresión lenta.