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S. Rodríguez
Lunes, 19 de septiembre 2022, 13:23
Para encontrar una imagen parecida no hay que retroceder en el tiempo. No la hay. Nunca antes un acto oficial, léase coronación, enlace matrimonial o funeral, ha logrado congregar a tantas cabezas coronadas, a reyes, reinas, príncipes, princesas, grandes duques, emires, sultanes y hasta un ... emperador. Naruhito ha roto en Londres, como en su día hizo su padre a la muerte de Balduino de los belgas, la tradición japonesa de no acudir a sepelios. Lo hizo acompañado de la emperatriz Masako, quien este domingo no participó en la recepción ofrecida por Carlos III en Buckingham, en el que supuso el primer viaje al extranjero de la pareja desde que fue entronizada en 2019.
La realeza se ha unido y reunido para despedir a la matriarca. En el que parecía su eterno reinado, Isabel II llegó a forjar sólidos lazos de unión con el resto de casas reales europeas, que en estos días de despedida han mostrado su respeto y admiración por la longeva monarca británica. Prácticamente no le quedó lugar del mundo por visitar. Este lunes, en el adiós definitivo, los mandatarios mundiales la han homenajeado con su masiva presencia en la Abadía de Westminster.
Las familias reales han llegado en comitiva. Y juntos han ocupado asiento en el templo londinense. Margarita de Dinamarca, acompañada del príncipe heredero Federico, no ocultó su pesar por la pérdida de quien consideraba «una amiga». Guillermo y Máxima de Holanda han encabezado la representación de los Países Bajos, junto a la princesa Beatriz. El protocolo británico los ha sentado juntos, como también ha hecho con los reyes Felipe y Letizia y los eméritos Juan Carlos y Sofía. Los reyes Harald y Sonia de Noruega y Carlos Gustavo y Silvia de Suecia han coincidido con los reyes de los belgas Felipe y Matilde, que no se hicieron acompañar de los anteriores monarcas Alberto y Paola.
El único rey europeo que no ha participado en la despedida a Isabel II fue Constantino de Grecia, delicado de salud, que ha estado representado por su esposa Ana María y su primogénito Pablo y su mujer, la británica Marie Chantal. Llegaron junto al rey Simeón de Bulgaria. Otra casa real, sin trono, que ha acudido al funeral ha sido la rumana, representada por la reina Margarita y el príncipe Radu.
Tampoco Mohamed VI se ha desplazado hasta la capital británica; en su lugar lo ha hecho su hermano Moulay Rachid. Sí que estuvieron en cambio Abdalá y Rania de Jordania, quien ha compartido protagonismo mediático con la considerada por la prensa como la Kate Middelton del Himalaya, la reina Jetsun Pema, de Bután, que ha acompañado al rey dragón Jigme Khesar.
Los príncipes Alberto y Charlene de Mónaco, así como los grandes duques de Luxemburgo Enrique y María Teresa y los príncipes herederos Luis y Sofía de Liechtenstein, completaron la lista de cabezas coronadas en la Abadía, en la que también se ha visto al emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani; el sultán de Brunéi, Muda Hassanal Bolkian; el príncipe heredero de Kuwait, Mishal Al Ahmad Al Jaber Al Sabah; el sultán de Omar, Haitham bin Tareq al Said, y el rey maorí de Nueva Zelanda, Tuheitia Paki.
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