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Putin brinda con su homólogo vietnamita, To Lam, durante la cena oficial celebrada en Hanoi. Efe
Putin desafía a Biden al alcanzar acuerdos con Vietnam, hasta ahora socio de EE UU

Putin desafía a Biden al alcanzar acuerdos con Vietnam, hasta ahora socio de EE UU

El presidente utiliza sus visitas a Corea del Norte y Vietnam para escenificar que Rusia ha conseguido sortear el aislamiento internacional

Anje Ribera

Jueves, 20 de junio 2024, 19:00

La búsqueda de una «arquitectura de seguridad confiable» en Asia y el Pacífico a la que Vladímir Putin ha consagrado su gira por Corea del Norte y Vietnam bien pudiera traducirse como un intento de minimizar el aislamiento internacional a que está sometida Rusia desde la invasión de Ucrania. Tras los habituales viajes a China, en diciembre dio un nuevo paso con visitas a varios países del golfo Pérsico y hace dos semanas trasladó la campaña a Cuba con el envío de una flotilla de la Armada.

Desde el Kremlin se persigue escenificar que mantiene su bloque firme de aliados cuando en el bando de los países que apoyan a Kiev cada vez son más las divisiones a la hora de continuar con un respaldo ilimitado al ejército de Volodímir Zelenski. Asimismo, supone un nuevo desafío a Occidente, especialmente a Estados Unidos. Si Putin pretendía irritar a la Casa Blanca y a la OTAN lo ha conseguido con el compromiso de defensa mutua firmado el miércoles con el régimen de Kim Jong-un y la recepción triunfal con alfombra roja que le depararon ayer los dos líderes comunistas de Hanoi –el presidente To Lam y el primer ministro Pham Minh Chinh– en un guiño a los viejos tiempos, aunque arriesgándose a una reacción iracunda de Occidente.

Washington y su entorno consideran que Putin ha conseguido en este periplo un altavoz, de alcance limitado pero capaz de expandir su discurso. De ello culpan a Vietnam –sabe que Pyongyang es impenetrable para la influencia norteamericana– de incumplir los pactos rubricados hace un año durante una viaje de Joe Biden que le obligaban a alejarse de Moscú a cambio de la ayuda que recibió desde Occidente. Por ello la agria respuesta de EE UU a los once acuerdos firmados con Putin sobre energía, ciencia nuclear, educación, tecnología, defensa y seguridad.

Influencia de China

La suerte de Washington en esta zona del planeta depende en buena medida de sus buenas relaciones con Vietnam para contrarrestar la influencia de China en un territorio muy lejano para la Casa Blanca. Sin embargo, Hanoi quiere disponer de carácter propio en su política exterior. Por eso apuesta por un equilibrio, sin favorecer a ninguna de las grandes potencias a pesar de la hostilidad mutua. Tiene sus propios intereses, olvidando su pasado comunista y un presente cuasicapitalista que tiene su principal mercado de exportación en territorio norteamericano. La llamada «diplomacia de bambú», como describe Alexander Vuving, del Centro de Seguridad Asia-Pacífico, con sede en Hawaii.

Este giro de Moscú hacia Asia para sortear las sanciones de Occidente ha encendido las alarmas en Washington y augura un nuevo episodio entre bloques político-militares cerrados. El movimiento de Rusia ha cogido desprevenida a la Administración Biden en un momento en que la atención mundial y su mirada particular se centran en la crisis de Oriente Medio mientras que la contienda de Ucrania parece congelada.

La gira de Putin está cuidadosamente programada en escenarios últimamente olvidados por Occidente. Su confianza ha aumentado en las últimas fechas. Se siente ganador del conflicto ucraniano, como se puede detectar en su discurso, más agresivo y contundente, y en sus pasos audaces fuera de sus fronteras para rechazar la imagen de soledad en la escena mundial. Siempre con la red de seguridad de visitar únicamente países que no reconocen el Tribunal Penal Internacional de La Haya, que decretó una orden de arresto contra el presidente ruso por presuntos crímenes de guerra.

La maquinaria de propagando del Kremlin se esfuerza en trasladar el mensaje de los intentos occidentales de aislar a Moscú no están funcionado. Un golpe publicitario exitoso cuando en Washington la fecha que más interesa es la del próximo 4 de noviembre, cuando Biden y Donald Trump se juegan en las urnas el contrato de alquiler de la Casa Blanca hasta 2028.

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