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diana martínez
Miércoles, 12 de octubre 2022
A escasos días de cumplirse ocho meses desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, diera la orden de invadir Ucrania, el pasado 24 de febrero, el Kremlin continúa mostrando su fiereza al bombardear infraestructuras energéticas y civiles. Este pasado lunes lanzó alrededor de un centenar ... de misiles, de los cuales prácticamente la mitad fueron derribados por los sistemas de defensa de Kiev. Las víctimas mortales superaron la decena y un centenar de personas resultaron heridas. Tal destrucción conllevó a Rusia un coste de hasta 700 millones de dólares (unos 723 millones de euros), según la edición ucraniana de la revista económica 'Forbes', que recoge que la mayoría de los proyectiles fueron «caros y de alta precisión», como los sistemas 'K-101', 'Kh-555', 'Kalibr', 'S-300' y 'Tornado-S'.
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mikel ayestaran
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Putin está pagando caro esta guerra. Y se está quedando él solo contra el mundo. Su toma de decisiones ha sido «defectuosa» y le ha llevado a una situación «desesperada», opina Jeremy Fleming, director de la secreta GCHQ, la agencia británica de Inteligencia, Cibernética y Seguridad. «Rusia se está quedando sin municiones, ciertamente se está quedando sin amigos y hemos visto, debido a la declaración de movilización, que se está quedando sin tropas», afirma en una entrevisa en la BBC Radio 4.
El Ejército ruso está «agotado», recalca Fleming. Según recoge el diario 'The Washington Post', «el uso de prisioneros para reforzar, y ahora la movilización de decenas de miles de reclutas sin experiencia, habla de una situación desesperada» en el frente, donde las filas rusas «están agotando sus suministros y municiones».
La situación es drástica, afirman los expertos, y la población rusa ha comenzado a entender la realidad de la guerra. Desde que Putin decretara la movilización parcial de 300.000 reservistas para luchar en Ucrania, un número mayor aún huyó a los países vecinos con el objetivo de evitar ser reclutado. Cientos de miles de ciudadanos mostraron que no desean combatir (ya sea rompiéndose las extremidades, prendiéndose fuego a sí mismos o incluso suicidándose ) y que están en contra de la guerra (cientos de personas han sido detenidas y reclutadas por protestar contra la movilización).
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El éxodo masivo continuaba este miércoles, en el que una veintena de ciudadanos navegaron desde Vladivostok hasta Corea del Sur para evitar ser reclutados. No obstante, a la mayoría se les negó la entrada, según publican medios asiáticos. Solo dos pudieron acceder sin problemas. ¿Los demás? Las autoridades consideraron que su propósito era «ambiguo».
La población rusa, manifestó Fleming a la BBC, «está viendo lo mal que Putin ha juzgado la situación. Está huyendo de la corriente y se da cuenta de que ya no pueden viajar. Sabe que su acceso a las tecnologías modernas y las influencias externas se verá drásticamente restringidas. Y está sintiendo el alcance del terrible costo humano de su guerra de elección».
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