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DARÍO MENOR
CORRESPONSAL. ROMA
Viernes, 15 de julio 2022, 21:46
Con excepciones en algunos años, Italia lleva décadas siendo el farolillo rojo de los países europeos: cuando hay ciclos expansivos, su economía crece menos que las de las naciones de su entorno, mientras que cuando llegan los períodos de recesión, su PIB cae más que ... el de los demás. Esta situación es en buena parte fruto de su sempiterna inestabilidad política. Las habituales crisis, como la que está viviendo ahora el Gobierno de Mario Draghi, no son episodios aislados, sino manifestaciones sucesivas de un problema estructural que lastra su economía. Las infinitas peleas de los partidos, en definitiva, no son solo inofensivos espectáculos bochornosos, ya que acaban pesando sobre el bolsillo de los ciudadanos.
El vacío de poder en que puede derivar la actual situación resulta particularmente sangrante en el contexto actual, con la inflación por las nubes, la crisis energética y el fin del programa de compra de deuda pública por parte del Banco Central Europeo (BCE), que va a sentirse especialmente en Italia, con un nivel de endeudamiento que supera el 153% del PIB. También resulta irritante por la oportunidad perdida. Si finalmente cae el Gobierno, será difícil que el próximo Ejecutivo apruebe a tiempo los Presupuestos del año que viene, de manera que no se vea afectada la recepción de las millonarias ayudas europeas tras la pandemia. En el 'maná' de Bruselas confiaba Draghi para sacar adelante su ambicioso plan de reformas estructurales que permitiera modernizar el país y dinamizar su economía.
Estas ayudas están englobadas dentro del llamado Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR), que prevé la recepción de 191.500 millones de euros hasta 2026, entregados en su mayor parte por Bruselas como créditos y subvenciones. En el primer semestre del año Italia cumplió con los objetivos marcados en el PNRR, pero a partir de ahora todo queda en el aire. «Espero que prevalezca el sentido común, una característica que no le falta a Draghi. La ruptura del Gobierno motivada por el Movimiento 5 Estrellas (M5E) resulta incomprensible. En este momento la inestabilidad es nuestra peor enemiga, por eso el principal objetivo del presidente de la República, Sergio Mattarella, en la resolución de esta crisis es asegurar la estabilidad», afirma Veronica de Romanis, profesora de Economía Europea en las universidades Luiss y Stanford.
El hecho de que el fin del Gobierno dejaría «un escenario terrible» al bloquear durante meses la iniciativa política hace pensar a esta experta que la crisis pueda resolverse el próximo miércoles. Ese día Draghi tiene que comparecer en el Parlamento para dar explicaciones de la situación política y comprobar los apoyos con los que cuenta después de que, en la votación celebrada en el Senado el jueves, le retirara su apoyo el M5E. De Romanis cree que esta fuerza política, que está debatiendo sobre la posible retirada de sus ministros del Ejecutivo, al final acabará dando marcha atrás y mantendrá el sostén a Draghi. También hará falta que los otros partidos de la coalición estén dispuestos a seguir aceptando al M5E y no cedan a la tentación de forzar la celebración de elecciones anticipadas.
Aunque los expertos reconocen que resulta difícil hacer una estimación del coste económico que puede tener la actual crisis política, el diario 'Milano Finanza' ha hecho un primer cálculo. El impacto inicial sería de 31.000 millones de euros. Esa cantidad es fruto de la suma de dos cifras. La primera son los 10.000 millones del segundo decreto que el Gobierno tenía previsto aprobar antes de finales de mes para ayudar a que las familias y las empresas afrontaran el aumento de los costes de la energía. Los 21.000 restantes se encuadran en el próximo paquete del PNRR, que podrían quedar bloqueados si no hay un Gobierno que responda de cómo se gastan.
«Creo que Draghi irá el miércoles al Parlamento con una lista de objetivos que hay que afrontar de inmediato para responder a quienes más están sufriendo la crisis energética y seguir adelante con el PNRR. Sería muy irresponsable que los partidos no lo respalden y opten por desencadenar una crisis larga, a las puertas de un otoño en el que puede producirse un bloqueo total del gas ruso y con una inflación por encima del 8%», señala finalmente la profesora de Economía Europea en las universidades Luiss y Stanford.
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