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El primer ministro italiano, Mario Draghi, abandona el Senado este miércoles, tras la votación de la moción de censura al Gobierno que desencadenó su dimisión reuters
La crisis política italiana acaba en las urnas

La crisis política italiana acaba en las urnas

El presidente de la República acepta la dimisión de Draghi y disuelve el Parlamento, por lo que las elecciones anticipadas serán el 25 de septiembre

Dario menor

Jueves, 21 de julio 2022, 18:29

Los italianos no podrán librarse de sus políticos ni siquiera durante las vacaciones de verano. La crisis institucional iniciada la semana pasada, cuando el populista Movimiento 5 Estrellas (M5E) le retiró su apoyo al Ejecutivo de Mario Draghi, y que alcanzó su momento crítico ayer ... con el desmoronamiento de la coalición gubernamental en una moción de confianza en el Senado, culminó este jueves con la disolución de las dos Cámaras del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas. Se celebrarán el domingo 25 de septiembre, por lo que la campaña, que ya ha echado a andar, se desarrollará durante el tórrido verano italiano, algo insólito en un país donde los comicios generales suelen tener lugar en primavera.

Tras aceptar por la mañana la dimisión de Draghi, que permanecerá en funciones hasta la formación del nuevo Gobierno, el presidente de la República, Sergio Mattarella anunció que, debido a lo sucedido el día anterior en la Cámara Alta, resultaba «inevitable» el fin anticipado de la legislatura. En principio debía concluir en los primeros meses de 2023. En una decisión difícil de justificar ante la opinión pública por provocar un vacío de poder en medio de un panorama aterrador, debido a la elevada inflación, la crisis energética y la guerra en Ucrania, tres de las fuerzas políticas de la coalición optaron por retirar su apoyo al Ejecutivo: fueron el M5E y los conservadores Forza Italia y la Liga.

El fin del «milagro civil» que ha supuesto el Gobierno de unidad nacional, como lo definió Draghi, se explica por el nerviosismo de estos tres partidos al ver que su permanencia en el Gabinete estaba minando sus perspectivas electorales. El M5E, que ha participado en los tres Ejecutivos de esta legislatura, ha pasado del 32% en los últimos comicios generales, celebrados en 2018, a quedarse en un 11%, según los sondeos. Tampoco las expectativas son boyantes para la Liga ni para Forza Italia, que han visto cómo les comía el terreno entre los votantes conservadores Hermanos de Italia, que ha sacado petróleo de la decisión de su líder, Giorgia Meloni, de no participar en la coalición de Gobierno. Todo el espacio de la oposición ha sido así para esta formación de ultraderecha, que lidera las encuestas y roza ya el 24% en intención de voto. Con este espectacular crecimiento Meloni ha acabado arrastrando fuera de la coalición a la Liga y a Forza Italia, sus socios en el bloque conservador de cara a la próxima cita con las urnas.

Después de la debacle del Gobierno provocada el día anterior, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) compareció a primera hora del día en la Cámara de los Diputados para anunciarles que iba a transmitirle sus «determinaciones» a Mattarella. Antes de tomar la palabra se llevó un acalorado aplauso tanto de los parlamentarios como de los ministros de su Ejecutivo, muchos de los cuales lo ovacionaban en público aunque le hubieran acuchillado en privado para tratar de adelantar la celebración de los comicios.

Visiblemente emocionado, Draghi agradeció el gesto de afecto e incluso se permitió una broma sobre la supuesta falta de sentimientos de los banqueros centrales, la profesión que desempeñó durante ocho años en Fráncfort, sede del BCE, y durante cinco años antes en Roma. «A veces también el corazón de los banqueros centrales se usa. Muchas gracias por esto y gracias por todo el trabajo realizado juntos en este período», dijo en el hemiciclo antes de desplazarse al Palacio del Quirinal, sede de la Presidencia de la República, donde mantuvo una conversación de una media hora de duración con Mattarella.

Ambos hablaron del perímetro en el que podrá moverse a partir de ahora el Gobierno, que queda en funciones, por lo que en principio podrá hacerse cargo «de los asuntos corrientes» y no contará con el respaldo del Parlamento. El jefe del Estado se ocupó de aclarar en su discurso que el Ejecutivo contará no obstante con «instrumentos» suficientes para responder a las exigencias que se presentan, entre las que citó la inflación, los efectos de la guerra en Ucrania, la lucha contra la pandemia y el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR), el ambicioso programa de reformas y ayudas europeas que prevé la recepción de 191.500 millones de euros hasta 2026. El vacío de poder amenaza con dejar a Italia sin los 21.000 millones de euros del próximo paquete del PNRR.

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