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Aliyev y su esposa durante los funerales por las víctimas del accidente. Reuters
El presidente de Azerbaiyán señala directamente a un misil ruso en el derribo de un avión en Kazajistán

El presidente de Azerbaiyán señala directamente a un misil ruso en el derribo de un avión en Kazajistán

Aliyev opina que los hechos no fueron intencionados, pero acusa a Moscú de querer «encubrir el asunto» y exige a Putin que castigue a los culpables e indemnice a las víctimas

M. Pérez

Domingo, 29 de diciembre 2024, 16:11

De nada han servido las ambiguas «disculpas» de Vladímir Putin. El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, ha exigido este domingo a Rusia que asuma su responsabilidad en el siniestro del avión que el día de Navidad cayó a tierra cuando sobrevolaba espacio ruso en dirección a la capital de Chechenia, aparentemente tras recibir el impacto de un misil antiaéreo. El suceso se encuentra todavía bajo investigación y causó 38 muertos. Otros 29 integrantes del vuelo de Azerbaijan Airlines entre Baku y Grozni sobrevivieron al accidente.

«Los hechos son los siguientes: que un avión civil de Azerbaiyán recibió disparos desde el exterior cuando volaba sobre territorio ruso, cerca de la ciudad de Grozni; que casi perdió el control entonces y que terminó de perderlo debido a sistemas de guerra electrónica, y que, al mismo tiempo, su cola resultó gravemente dañada por disparos desde tierra», ha manifestado Aliyev en una entrevista en la televisión pública AZTV.

La contundencia de sus declaraciones resulta sorprendente dado que hasta ahora ningún país ni institución o experto aeronáutico ha sido tan tajante al señalar culpables, pese a que sí han mostrado abiertas sospechas. Entre ellos Estados Unidos y el Reino Unido han señalado que los orificios en el fuselaje y las declaraciones de los supervivientes sugieren que el aparato fue blanco de un misil. El propio Putin reconoció el sábado, durante una conversación telefónica con su homólogo azerbaiyano, que las baterias antiaéreas estaban activas para responder a un ataque de drones ucranianos en Grozni. Sin embargo, no verbalizó ningún tipo de responsabilidad ni que uno de estos sistemas de defensa confundiera al Embraer 190 con un dron y disparase contra él.

Las manifestaciones del mandatario de la exrepública soviética revelan el enorme malestar existente entre las autoridades azerbaiyanas por la actitud y la narrativa del Kremlin. Incluso Aliyev ha rechazado la investigación que desarrolla el denominado Comité Interestatal de Aviación al tratarse de una institución «compuesta principalmente por funcionarios rusos, por lo que nuestras peticiones de objetividad nunca podrían haber quedado plenamente satisfechas».

Es más, el presidente considera que «hoy podemos decir abiertamente que Rusia abrió fuego contra el avión», aunque admite que «no de manera intencionada», y que lo que espera su Ejeutivo es un «castigo a los culpables» y que Rusia pague «una indemnización al Estado de Azerbaiyán y a los pasajeros y tripulantes heridos».

Moscú ha lanzado hasta ahora cuatro teorías sobre las causas del accidente aéreo: la niebla, la colisión del avión con una bandada de pájaros , la explosión de una bombona de oxígeno dentro del aparato y, en última instancia, el choque con un dron ucraniano. A todas ellas las denomina Aliyev como hipótesis «sin sentido», pese a que el piloto pudo confundir los impactos de metralla contra el fuselaje como golpes de aves porque «nadie jamás pensaría que un país amigo nuestro disparó contra el aparato desde el suelo».

Sin embargo, el dirigente cree que, debido a que la aeronave no ardió tras el aterrizaje forzoso, los técnicos han podido confirmar la existencia de agujeros en el caso compatibles con la metralla de un misil. También la trazada irregular de la aeronave en sus últimos momentos en el aire y la declaración alarmada del piloto sobre que había perdido el control absoluto de los mandos invita a pensar que el instrumental a bordo fue inutilizado por los dispositivos de interferencia electrónica de las defensas rusas. «Una de las cosas que nos entristeció y sorprendió», acusa, es que el Kremlin citara una posible explosión interna de gas, «dejando bien claro que querían encubrir el asunto».

La indignada reacción del mandatario azerbaiyano se produce veinticuatro horas después de la no menos soprendente llamada de Putin, en la que se disculpó por el «trágico incidente» ocurrido sobre el «espacio aéreo ruso». La comunicación tuvo lugar tres días después de la catástrofe. El avión, un modelo Embraer 190 perteneciente a la compañía Azerbaijan Airlines, tenía a su cargo la ruta entre Baku y Grozni.

Después de dos horas de viaje en las que sobrevoló el mar Caspio, las malas condiciones meteorológicas obligaron aparentemente a desviar el aparato al aeropuerto de Majachkalá, en el Daguestán ruso, y a continuación a la ciudad kazaja de a Aktau, donde finalmente se estrelló partido en dos mitades. El vuelo 8243 llevaba 67 pasajeros a bordo. Solo sobrevivieron 29, de los cuales la mayoría sufre heridas graves.

«En este mismo momento, las ciudades de Grozni, Mozdok y Vladikavkaz estaban siendo atacadas por drones de combate ucranianos, y el sistema de defensa aéreo ruso repelió los ataques», argumentó el jefe del Kremlin durante la conversación. Nada dijo de la posibilidad de que un misil disparado por estas baterías derribara al Embraer 190. Prometió una investigación «objetiva y transparente» en la que, según Moscú, «cooperaban estrechamente» Azerbaiyán y Kazajistán.

Si ya el sábado la oficina presidencial de Aliyev ya difundió un comunicado bastante seco sobre la conversación entre los dos mndatarios, en la que el azerbaiyano ya habría presentado ante Putin sus inddicios de un derribo por misil, las declaraciones de este domingo suponen el desafío más importante ante el gigante ruso, con el que hasta ahora mostraban una actitud de neutralidad ante la invasión de Ucrania y de colaboración en el ámbito comercial.

Las declaraciones coinciden con un multitudinario homenaje celebrado este domingo en honor a los pilotos y pasajeros de la aeronave en Bakú. Aliyev y su esposa, Mehriban, han presidido la ceremonia en la denominada Calle del Honor, donde han sido elogiados el capitán y el copiloto, Igor Kshnyakin y Alexander Kalyaninov, ambos rusos, así como la azafata Hakuma Aliyeva por su «coraje y profesionalismo», que permitió salvar casi una treintena de vidas. «Mi padre siempre decía: cuando despego, soy responsable no sólo de mi vida, sino también de las vidas de todos los pasajeros y miembros de la tripulación». Con su último vuelo, demostró lo que debe ser un verdadero héroe», ha reordado la hija del capitán, Anastasia Kshnyakina.

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