EFE

22 muertos y cien heridos en un bombardeo masivo sobre Ucrania: «Nunca habíamos visto tantos 'rojos' en los monitores»

Rusia lanza 158 misiles de casi todas las clases en un brutal ataque que destruye edificios, fábricas, una maternidad y una escuela y que sorprende por su envergadura: 1.273 millones de dólares en proyectiles

M. Pérez

Viernes, 29 de diciembre 2023, 14:20

Al menos 22 personas han fallecido y un centenar han resultado heridas en uno de los peores bombardeos ordenados por Rusia sobre Ucrania. La lluvia de misiles y drones ha comenzado de madrugada. Las primeras explosiones han sonado en la región de Járkov, pero rápidamente ... se han ampliado a otras regiones y ciudades como Kiev, Kharkiv, Lviv, Zaporiyia, Dnipro y Odessa. «Nunca habíamos visto tantos 'rojos' (objetivos) en nuestros monitores», ha declarado el portavoz de la fuerza aérea Yuriy Ihnat, quien ha mostrado su sorpresa por el hecho de que Moscú ha realizado un despliegue en el que ni siquiera ha prescindido de los hipersónicos y letales Kinzhal.»El enemigo ha asestado un golpe masivo con diversos medios de ataque aéreo. De hecho, todo volaba en dirección a nuestro país».

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El ataque se ha prolongado hasta más allá de las 7.00 horas de este viernes con tal intensidad que miles de civiles han podido ver los misiles cruzando el cielo en dirección a Kiev. Los artefactos han alcanzado decenas de edificios residenciales, fábricas, centros de comunicación e infraestructuras críticas, como instalaciones eléctricas. Cuatro regiones se han quedado a oscuras.

A mediodía, el Gobierno y los ayuntamientos mantenían movilizados a miles de bomberos, policías y miembros de los servicios de emergencia, que todavía luchan entre los incendios y los escombros en la búsqueda de víctimas. Las autoridades han recomendado a la población que siga alerta para permanecer o regresar a los refugios. La lista de desaparecidos sigue abierta y el Gobierno no descarta que el número de fallecidos aumente debido al estado crítico en que fueron localizados decenas de heridos. Los rescatistas sospechan que puede haber nuevos cadáveres entre las ruinas de los inmuebles que se han venido abajo.

Imagen de uno de los edificios devastados por el bombardeo. EFE

El bombardeo no ha respetado nada ni a nadie. En Dnipro han sido atacados un hospital de maternidad y un centro comercial mientras en Odessa un impacto contra una escuela ha matado a una persona y provocado heridas al menos a otras siete. Una estación de metro donde se refugiaban centenares de vecinos ha sido asimismo golpeada por un proyectil en Kiev. «El ataque más masivo desde el aire. Nos vengaremos», ha proferido el jefe de la fuerza aérea, el teniente general Mykola Oleschuk,.

La fuerza aérea calcula que Moscú ha iniciado la operación sobre la tres de la madrugada movilizando a sus bombarderos estratégicos TU-95MS y TU-22M3, así como a un enjambre de 35 drones kamicaze que ha lanzado sobre el oeste de Ucrania. Los pocos aparatos no tripulados que han superado las defensas antiaéreas se han estrellado contra diferentes inmuebles, mientras los restos de los dispositivos neutralizados han dejado un reguero de heridos. Polonia ha detectado también el paso de un «objeto volador no identificado» desde el otro lado de la frontera, que en cuestión de minutos ha desaparecido de sus radares.

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Según el relato de los militares, cinco de los bombarderos rusos han llegado a la región de Kursk pasadas las cinco de la madrugada en dirección al norte y el centro de Ucrania mientras otros dieciocho aviones «entraron en la linea de lanzamiento» por otros puntos del país una hora más tarde para sorpresa de los operadores de radar que vigilan el espacio aéreo. Las aeronaves dispararon 98 misiles de crucero sobre las principales ciudades.

Al tiempo que la defensa ucraniana ha activado su escudo antimisiles y puesto en alerta a su exigua flota aérea. Rusia ha ordenado un segundo bombardeo masivo, en este caso mediante las baterías de artillería emplazadas en Crimea, Kursk y Belgorod. Catorce misiles balísticos han convergido sobre Járkov, donde las autoridades afirman que los daños son «muy cuantiosos» y todavía no se ha cerrado el balance de víctimas. La operación de castigo ha terminado sobre las siete de la mañana, después de que Ucrania detectara el despegue de cinco cazas MIG-31K y un bombardero rusos desde la región de Astracán, que arrojaron otra decena de misiles aerobalísticos.

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Los bmberos luchan contra el fuego entre los restos de una fábrica en Kharkiv. EFE

El presidente Volodímir Zelenski ha destacado en una retransmisión de urgencia que el Kremlin ha utilizado en este ataque «casi todo tipo de armas en su arsenal» y ha prometido responder a la ofensiva. «Responderemos a los ataques terroristas. Y seguiremos luchando por la seguridad de todo nuestro país, de cada ciudad y de cada ciudadano. El terror ruso debe perder y perderá», ha señalado Zelenski, mientras su asesor Andriy Yermak ha vuelto a emplazar a Estados Unidos y la Unión Europea a superar el estancamiento de los paquetes militares y enviar armas en grandes cantidades. «Estamos haciendo todo lo posible para fortalecer nuestro escudo aéreo. Pero el mundo necesita ver que necesitamos más apoyo y fuerza para detener este terrorismo», ha subrayado.

La violencia del ataque ruso mantiene desconcertada a Ucrania y a lo países aliados. La primera hipótesis barajada por el Estado Mayor de Kiev es que se trata de un acto de venganza por el hundimiento esta misma semana de un navío de guerra en Crimea que, al parecer, ha desatado la ira del jefe del Kremlin, Vladímir Putin. De hecho, informes sin confirmar apuntaban este jueves a que el presidente habría enviado a Crimea a algunos de sus altos cargos militares en Moscú como castigo por el ataque ucraniano contra el barco. Algunos comunicados de Kiev, también sin confirmar, revelan que el Ministerio de Defensa ruso ha ordenado trasladar parte de las unidades de la Flota del Mar Negro a puertos más seguros, después de que ya las retirase hace unos meses de Sebastopol.

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Otra versión sobre el bombardeo de esta mañana alude a que Moscú intenta agotar las reservas antiaéreas de Ucrania en el actual momento de precariedad por el que pasa su Gobierno. Ha sufrido la negativa del Senado de Estados Unidos a habilitar nuevas partidas –la última se ha agotado este diciembre– y se enfrenta a la incertidumbre de hasta qué punto sus socios europeos están dispuestos a aportar más dinero y armas.

Según el Estado Mayor en Kiev, las defensas han destruido esta mañana unos 114 de los 158 proyectiles y drones lanzados por Rusia, lo que implica haber disparado numerosas andadanas de misiles antiaéreos. El tipo de cohete que más ha arrojado la aviación rusa, del modelo KH, tiene un enemigo muy eficaz para contrarrestarlo en el Patriot estaounidense, y de éste cada vez quedan menos en los almacenes del escudo aéreo de Ucrania.

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Daños en un edificio de Kiev. EFE

Sea una u otra la versión que explica esta agresión, hay una conclusión muy clara: el Kremlin se ha entregado a operaciones de castigo devastadoras sin importale el coste. Un rápido estudio realizado por expertos en armamento afirma que Rusia ha gastado al menos 1.273 millones de dólares en el ataque de este jueves, una cantidad inaudita para un país que se supone en crisis tras más de dos años de guerra..

Solo cada uno de los cinco misiles Kinzhal que el ejército ha empleado cuesta 10 millones de dólares. Tampoco ha ahorrado en los Iskander, un misil de crucero muy preciso que puede ser disparado a 300 ó 500 kilómetros de distancia que los rusos suelen utilizar en los lugares donde existen más riesgos para sus bombarderos. Esta mañana ha lanzado al menos catorce. Y cada uno supone tres millones de euros. Para algunos expertos, este hecho supone una mala noticia, ya que confirmaría que Rusia se nutre bien de artillería y ha generado una eficaz industria de defensa y fabricación de armas

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