Rafael M. Mañueco
Corresponsal. Moscú
Jueves, 18 de enero 2024, 15:46
Raro es el día que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, no comparece en algún formato para defender la política internacional de su país, especialmente en lo relativo a la ofensiva en Ucrania y a la respuesta que al respecto está dando Occidente con ... su apoyo militar a Kiev. Este jueves, Lavrov ha tenido una vez más la oportunidad de exponer los ya conocidos argumentos del Kremlin para justificar la guerra contra el país vecino, que se acerca ya a su segundo aniversario.
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«Rusia no puede de ninguna manera ser derrotada en Ucrania, de forma insistente y consecuente logrará los objetivos declarados en el marco de su 'Operación Especial Militar'», nombre con el que Moscú denomina la invasión iniciada el 24 de febrero de 2022. Tales objetivos, según anunció entonces el presidente ruso, Vladímir Putin, son «desnazificaciòn, desmilitarización y estatus neutral» de Ucrania. «Kiev debe renunciar a integrarse en la OTAN y a su retórica nazi», advirtió el jefe de la Diplomacia rusa durante la rueda de prensa.
Según sus palabras, «para solventar el conflicto en Ucrania hay que hablar con Occidente, Kiev en esto no decide nada». Sin embargo, a juicio de Lavrov, «Occidente no está interesado en iniciar ningún tipo de conversaciones, no está por una solución constructiva que tenga en cuenta los intereses de Rusia (…) la OTAN no quiere escuchar nuestras preocupaciones». El canciller ruso dijo estar convencido de que «Occidente está llevando la situación a una escalada en Ucrania creando nuevos riesgos estratégicos (…) Estados Unidos y la OTAN provocaron el conflicto». «A Ucrania le espera el destino de Afganistán», sentenció sin precisar a qué se refiere en concreto, ya que Moscú mantiene actualmente unas excelentes relaciones con el régimen de los talibanes.
Refiriéndose a los acuerdos de Minsk, cuya segunda versión fue firmada en febrero de 2015 para poner fin a la guerra en Donbass, Lavrov dijo que «no fue Putin quien causó su destrucción, Merkel y Holland reconocieron que los firmaron para permitir que Ucrania se preparara para la guerra». «Zelenski ha mentido a la comunidad internacional desde la tribuna del Foro de Davos en cuanto a lo sucedido en Ucrania después de 2014», agregó. Moscú sigue considerando que la revuelta del Maidán fue un «golpe de Estado» que llevó a fuerzas «neonazis» al poder en Kiev para iniciar después un «genocidio» contra la población prorrusa del este de Ucrania. Según el ministro de Exteriores ruso, «el problema ucraniano podía haberse resuelto hace ya siete años».
Lavrov abordó también la actual situación sobre al control mutuo de armamentos nucleares con Estados Unidos, calificando de «imposible» un diálogo al respecto mientras Washington siga apoyando militarmente a Ucrania y proponga un esquema de equilibrio estratégico «inadmisible» para Rusia. Se da la circunstancia de que el nuevo tratado START de limitación de los arsenales nucleares expira en febrero de 2026.
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Acusó además a los países de la Alianza de «intensificar el uso en Ucrania de misiles de largo alcance contra territorio ruso», en especial contra la región de Bélgorod, fronteriza con Ucrania, y a Washington de pretender mantener su hegemonía militar en el mundo, entre otras cosas, «tratando de vencer a Rusia en el campo de batalla» ucraniano. Lavrov considera que la falta de diálogo en el terreno estratégico «ha llevado a que se desencadene una guerra híbrida contra Rusia».
El mes pasado, el jefe de la Diplomacia rusa afirmó que «la consecuencia de la guerra contra Rusia lanzada por Estados Unidos a través de Ucrania es ya palpable (…) Rusia ya se ha hecho mucho más fuerte de lo que era antes». Según sus palabras, «a principios del siglo XIX, Napoleón reunió a casi toda Europa para atacar a Rusia. Le derrotamos porque nos hicimos más fuertes tras esta agresión (…) a mediados del siglo pasado, Hitler hizo lo mismo. Puso a casi todos los países europeos bajo su mando para lanzar una ofensiva contra Rusia. También fue derrotado y nos hicimos más fuertes tras la guerra». Lavrov aseguró este jueves que los países con los que Rusia mantiene actualmente excelentes relaciones son «China, Irán, Turquía, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar».
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