diana martínez
Sábado, 7 de enero 2023, 21:12
«Putin no tiene el menor deseo de poner fin a la guerra». Lo aseguró el jueves el asesor de la Presidencia ucraniana, Mijaílo Podoliak, tras el anuncio del jefe del Kremlin acerca de un alto el fuego de 36 horas de duración por la ... Navidad ortodoxa. Una tregua, sin embargo, que prácticamente fracasó antes de empezar. La jornada de ayer siguió siendo bélica, sobre todo en Bajmut, epicentro de los combates al este de Ucrania, y en otras localidades del país. Pero Kiev ya preveía el cese de las hostilidades como una «trampa».
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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, advirtió que se trataba de una «tapadera» para detener el avance de su Ejército en el Donbás y «acercar equipos, municiones y hombres movilizados a nuestras posiciones». Este sábado, su Inteligencia militar corroboró sus palabras. Y es que, según recoge el diario británico 'The Guardian', Rusia ordenará este mes la movilización de hasta 500.000 reclutas, además de los 300.000 que convocó el pasado octubre, detalló Vadim Skibitski, subjefe del grupo de espionaje, quien aseguró que formarían parte de nuevas ofensivas durante la primavera y el verano en el este y el sur del país.
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No obstante, Moscú niega que esté en vías de preparar una segunda ola de movilización. Andrei Guruliov, un coronel general ruso retirado y diputado de la Duma, afirmó el miércoles que «no habría razones ni condiciones» para anunciar tal medida al menos en los próximos «seis meses».
Pero Estados Unidos no se fía de Rusia. Aunque el objetivo del Kremlin de apoderarse del territorio ucraniano «no ha cambiado», advirtió el Pentágono, sus tropas «continúan sufriendo debilidades militares, incluida la cantidad de combatientes que tienen». Tampoco Ucrania se cree ya las palabras de Putin, que hoy, en plena tregua navideña, elogió a la iglesia ortodoxa por apoyar a sus tropas.
Muestra de esa falta de confianza son los ataques que se han producido durante el alto el fuego anunciado por Moscú. «Sangrientas batallas» tuvieron lugar este sábado en Soledar, en la región de Donetsk. Mercenarios del grupo Wagner afirmaron la jornada previa estar «muy cerca» de poner la ciudad bajo su control. Desde primera hora ha habido hoy «76 bombardeos de los invasores y 10 enfrentamientos de combate», informó Serguéi Cherevati, portavoz del Grupo de Fuerzas del Este. Soledar, lamentó, está casi «completamente destruido».
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Las alarmas aéreas también resonaron en la ciudad casi desierta de Bajmut. Los pocos habitantes que quedan en ella han sufrido en sus carnes el verdadero significado de la tregua navideña de Putin. «Cuando él dice que hay un alto el fuego, en realidad es al revés: no hay alto el fuego», lamentó Vasil Liesin, voluntario humanitario de 30 años. «Ayer nos bombardearon mucho. La noche fue más o menos tranquila. Pero suele ser así: un día hay bombardeos, al siguiente está más tranquilo», dijo a Reuters.
Jersón también fue atacada. Según detalló el gobernador ucraniano de la región, Yaroslav Yanusevich, Moscú bombardeó la ciudad hasta en «39 ocasiones» el viernes, dejando al menos un muerto y siete heridos. Varios edificios residenciales y una estación de bomberos quedaron dañados.
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