Darío Menor
Roma
Jueves, 18 de enero 2024, 18:05
En una sentencia que generó gran expectación debido a la indignación provocada por algunos recientes encuentros públicos de militantes de la ultraderecha, la Corte de la Casación de Italia, equivalente al Tribunal Supremo español, anunció este jueves que el saludo fascista, también conocido como saludo ... nazi o romano, no constituye un delito por sí mismo, es decir, cuando se trata únicamente de un gesto conmemorativo. Para que pueda ser perseguido penalmente tiene que estar acompañado por la voluntad de reconstruir el partido fascista o de un programa concreto para incitar a la discriminación o violencia por motivos raciales, étnicos, nacionales o religiosos.
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Esta decisión estaba motivada por el proceso de apelación protagonizado por ocho militantes de la extrema derecha condenados por realizar este gesto en 2016 durante un encuentro en Milán en recuerdo de Sergio Ramelli, un joven de ideología neofascista asesinado en 1975 durante los llamados Años de Plomo, el período de fuerte violencia política que sacudió Italia desde finales de los años 60 del siglo pasado hasta principios de los 80. «Los jueces han optado por el garantismo», celebró la sentencia Domenico di Tullio, abogado defensor de los ocho condenados de Milán, que decidió elevar la cuestión hasta el Alto Tribunal. «Si falta el intento de reconstrucción (del partido fascista) o programas de discriminación obviamente no es delito», señaló el letrado, destacando que resulta posible realizar este polémico gesto en concentraciones conmemorativas.
El fallo de la Casación supone una indudable victoria para los nostálgicos del régimen liderado por Benito Mussolini, que se sentirán ahora con barra libre para saludar con el brazo en alto en sus actos. Estos encuentros son habituales tanto en fechas ligadas a Mussolini como en recuerdo de las víctimas de ultraderecha de los Años de Plomo, como el citado Ramelli. El más reciente tuvo lugar el 7 de enero en la calle Acca Larenzia de Roma en conmemoración de tres jóvenes militantes del posfacista Movimiento Social Italiano (MSI) asesinados en 1978: en esta cita participó alrededor de un millar de personas que realizaron el saludo fascista mientras gritaban al unísono: «¡Presente!»
La imagen provocó indignación social y protestas de los partidos de la oposición, que acusaron de inacción al Gobierno de Giorgia Meloni, cuyo partido, Hermanos de Italia, tiene un origen ultraderechista, hasta el punto de lucir en su escudo la llama tricolor que identifica al MSI. Pese a las quejas de la izquierda, la realidad es que en los años anteriores, aunque fueran los progresistas los que lideraban el Ejecutivo, los encuentros en la calle Acca Larenzia acababan igualmente con los militantes neofascistas saludando con el brazo en alto.
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