Leanne Lucas agoniza en un hospital de Southport, sin saber cuántos niños se salvaron gracias a su ayuda. Los médicos también están cuidando a su amiga Heidi Barlow, con varias heridas abiertas en su cuerpo pero fuera de peligro. Ella sí es consciente de las vidas que pudo poner a salvo. Al igual que Jonathan Hayes, acuchillado en una pierna cuando se interpuso entre un asesino y los menores que intentaba matar. Y también es consciente de las muertes que evitó el exjugador de rugby Joel Verite, que se enfrentó con el criminal y consiguió dominarlo. Según sus amigos, todavía está traumatizado por lo que vio.
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Estas cuatro personas son los héroes del apuñalamiento de Southport, un ataque salvaje contra niños indefensos que tuvo lugar el lunes por la mañana en la pequeña ciudad británica. El atacante, un joven de 17 años de origen ruandés y aficionado al karate, está detenido, sin que todavía se sepa qué le llevó a matar a tres niños y a dejar a otras siete personas, cinco de ellas menores, entre la vida y la muerte.
El «feroz crimen» -como lo ha calificado la policía inglesa- comenzó alrededor de las once de la mañana en un edificio comunitario denominado 'Hart Space'. Leanne Lucas y Heidi Barlow habían organizado un plan perfecto. Desde hacía días anunciaban en las redes sociales un evento con el que recaudar fondos para la Alder Hey Childrens Charity, una asociación que ayuda a niños enfermos ingresados en el hospital local. Su curso prometía una mañana emocionante a jóvenes de entre seis y once años. Iban a aprender las coreografías de un baile de la cantante de Taylor Swift y quizás hacer algo de yoga. Luego tenían previsto aprender a confeccionar los brazaletes de la amistad, esas pulseras que las aficionadas de Taylor Swift preparan durante meses en casa para intercambiarlas con las de otras fans de la cantante norteamericana. Así se juran una amistad eterna, unidas por la música y el carisma de Taylor Swift. Iban a ser dos horas de sueños infantiles.
La ola de calor hizo que Leanna y Heidi decidieran dejar abierta la puerta del estudio de yoga en el que ya estaban reunidos los 25 niños que se preparaban para cantar y bailar. El agresor entró directamente en el espacio y comenzó a apuñalar a los niños. Según los testigos, se ocultaba el rostro con una mascarilla y la capucha de su sudadera negra. Esa fue la imagen del terror.
Heidi consiguió correr y empujar a unos niños hasta el cuarto de baño, donde los encerró para que el encapuchado no pudiera acuchillarlos. Mientras realizaba ese gesto de heroicidad recibió varias heridas de arma blanca. Pero la peor parte se la llevó Leanna, que se enfrentó con el atacante. Esta profesora de yoga, propietaria del estudio en el que se realizaba el evento y al que había bautizado como 'Ilumínate con Leanna, recibió varias puñaladas en el cuerpo. Según las primeras versiones, su sacrificio permitió que varios niños tuvieran tiempo de escapar de la sala y salir a la calle. Sus heridas son críticas y los médicos no saben si sobrevivirá a las próximas horas.
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Los gritos de los niños y de las dos profesores ya habían alarmado a los vecinos. Uno de los primeros en llegar a la calle por la que corrían los menores fue Jonathan Hayes, de 63 años. Este hombre dirige un taller de reparaciones situado en el mismo edificio en el que se estaba produciendo la masacre. «Escuchó los gritos y corrió para ver qué sucedía», narró ayer su esposa, Helen Hayes.
Jonathan se encontró en una escena terrible. Niños cubiertos de sangre corrían para alejarse del estudio de danza. Algunos, gravemente heridos, se desvanecieron a los pocos metros y quedaron tendidos en el asfalto. Entonces apareció el encapuchado e intentó apuñalar a uno de los niños al que perseguía. El empresario corrió y consiguió interponerse entre el asesino y su víctima. Recibió una puñalada en la pierna. Aunque intentó desarmar al agresor, la herida le venció y cayó al suelo.
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A la calle cubierta de cuerpos y sangre ya había llegado Joel Verite. Este limpiaventanas de 25 años conducía por la calle y notó que algo extraño sucedía. Joel -exjugador de rugby y entrenador personal- se encontró con una mujer herida e intentó ayudarla. «Olvídate de mí. Hay un tipo apuñalando niñas», le gritó la mujer, quizás, la propia Heidi Barlow. Según el confuso relato que están realizando los testigos, Verite se encaró con el joven de la capucha y la máscara. Al parecer, el agresor retrocedió ante la corpulencia del limpiaventanas y en ese momento llegó el primer policía. Mientras Joel le contenía, el agente disparó con una pistola taser al agresor. Cuando el atacante cayó al suelo, Joel se lanzó sobre él y le quitó el cuchillo. Verite resultó ileso pero, según sus amigos, la escena le traumó. El joven es padre de un niño y está esperando a su segundo hijo.
Los heridos fueron conducidos a hospitales de la zona. La muerte de dos niñas fue comunicada a lo largo del lunes. En la mañana del martes, los médicos comunicaron que otra menor había fallecido. Leanna seguía en reanimación. A lo largo del día, al centro sanitario comenzaron a llegar unos paquetes de distintos lugares de Inglaterra. Eran los brazaletes de amistad de otras seguidoras de Taylor Swift que se los hacían llegar a las niñas heridas. Eran las pulseras que el asesino no les había dejado terminar.
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