darío menor
Enviado especial a Ascoli Piceno
Sábado, 10 de septiembre 2022, 18:48
Marta (nombre ficticio) no quiere tener un segundo hijo. A sus treinta y pocos años, ya tiene una niña pequeña, pero su matrimonio hace aguas y, además, tiene pensado mudarse a otro país europeo en el que cree que tendrá más oportunidades laborales. Sentada en ... una de las salas del consultorio familiar de Ascoli Piceno de AIED, una asociación sin ánimo de lucro que promueve la procreación libre y responsable, esta joven latinoamericana trata de calmar los nervios agarrándose las manos y doblando las rodillas para cruzar los pies debajo de la silla. «Estás embarazada de seis semanas y cuatro días, así que ya no se puede utilizar la píldora abortiva. Recurriríamos al método Karman, que prevé la introducción de una cánula flexible y es el modo más rápido y menos molesto para la mujer», le cuenta Tiziana Antonucci, presidenta de AIED en Ascoli Piceno, acompañando su explicación con unas ilustrativas reproducciones en tres dimensiones del aparato reproductor femenino. Marta no puede contener las lágrimas mientras la escucha.
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La ciudad de Ascoli Piceno está ubicada en Las Marcas, una región del centro de Italia a orillas del mar Adriático gobernada por Hermanos de Italia (HdI), el partido de extrema derecha liderado por Giorgia Meloni. Junto a Los Abruzos, la comunidad vecina, también presidida por HdI, son vistos como una suerte de laboratorio en el que comprobar las políticas de esta formación que, aunque ahora reniega del fascismo, tiene su embrión en los movimientos promovidos por los nostálgicos de Benito Mussolini, el padre de esta ideología totalitaria. Meloni lidera las encuestas de cara a las elecciones del 25 de septiembre y parece tenerlo todo a favor para encabezar el próximo Gobierno italiano junto a sus aliados del bloque conservador: la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi.
Desde hace dos años estas tres fuerzas políticas llevan las riendas de Las Marcas, donde han conseguido que resulte más difícil que en el resto del país lograr una interrupción voluntaria del embarazo. Mientras que en las otras comunidades puede utilizarse la píldora abortiva RU-486 hasta la novena semana, en Las Marcas únicamente hasta la séptima. En Italia, al igual que España, las competencias en sanidad están transferidas a las regiones. «El Gobierno regional no ha prohibido que se use, pero con esos plazos ha hecho imposible que se pueda recurrir a ella», cuenta Antonucci. «Cuatro semanas son un ciclo menstrual, luego la mujer suele tardar una o dos semanas en darse cuenta de que tiene un retraso, así que entre que consigue cita con el ginecólogo y la semana de reflexión antes del aborto a la que obliga la ley, no hay apenas casos en los que se pueda utilizar la RU-486. Es un obstruccionismo de las propias instituciones a la hora de aplicar la 194», afirma la presidenta de AIED en Ascoli Piceno, refiriéndose al número con el que se conoce la ley de 1978 que legalizó el aborto en Italia. Es gratuito cuando se lleva a cabo en hospitales públicos.
Meloni aseguró el pasado mes de junio que, si llega al poder, como vaticinan las encuestas, no tiene intención de abolir la 194, pero sí pretende potenciar «la prevención» para que las mujeres sientan que lo tienen más fácil si deciden llevar sus embarazos hasta el final. También garantizó la líder de HdI que Italia no seguirá los pasos de Estados Unidos, donde el pasado mes de junio el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, acabó con la protección del derecho al aborto. «La realidad estadounidense está a años luz de la italiana. No pueden compararse», comentó Meloni. Pese a sus palabras, la actitud de su partido en Las Marcas muestra las trabas que podrían surgir también en el resto del país con un Gobierno central del bloque conservador.
«Aquí la situación para las mujeres que quieren abortar ha empeorado. Y eso que partíamos de una posición que no era buena debido al alto número de médicos objetores», cuenta Paula Amadio, miembro del grupo feminista Rete Femminismi de Ascoli Piceno. Según los últimos datos oficiales, el 70% de los ginecólogos de Las Marcas se han declarado objetores de conciencia, por lo que se niegan a participar en las interrupciones voluntarias del embarazo. En provincias como Fermo son el 100%, así que las estadísticas no registran ningún aborto. En varias regiones del sur resulta igualmente casi imposible el cumplimiento de la ley 194 al alcanzar el 90% el porcentaje de ginecólogos objetores. «Las mujeres se ven obligadas a hacer turismo sanitario, yendo de una región o provincia a otra para poder interrumpir su embarazo, lo que supone un coste económico y una molestia inaceptable en un momento en el que lo que necesitan es sentirse arropadas», afirma Amadio.
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Silvia (nombre ficticio), descubrió al quedarse embarazada de su segundo hijo, que no quería tener, que su ginecólogo de toda la vida era objetor: «Me dijo que él no podía ayudarme y me derivó a un consultorio familiar, donde tuve un coloquio terrible con una médica. Me echó en cara que, teniendo más de 40 años, me hubiera quedado embarazada sin quererlo». Silvia sufrió continuas trabas burocráticas que ponían en peligro que pudiera interrumpir su embarazo antes de los plazos marcados por la ley. Llamó sin éxito a diversos hospitales de la región de Las Marcas, donde reside, e incluso amenazó en su consultorio familiar con tomarse una sobredosis de píldoras anticonceptivas para provocarse el aborto si no le ayudaban. «Me hicieron sentir como si fuera una persona defectuosa, que estaba de la parte equivocada, y a la que condenaban», recuerda Silvia con dolor. Al final encontró información del centro AIED de Ascoli Piceno y pudo poner fin a su embarazo. Ahora le gustaría trabajar ayudando a otras mujeres para que no pasen por el calvario que le tocó afrontar a ella.
Con décadas de militancia a sus espaldas a favor de la educación sexual y de experiencia atendiendo y acompañando en todas las fases a mujeres que no quieren seguir adelante con sus embarazos, Antonucci tranquiliza a Marta diciéndole que decida lo que decida sobre su posible aborto, estará bien: «Es una intervención fácil y rápida, pero que tiene que ver con nuestra intimidad y que parte de una decisión que tomamos solas. Diga lo que diga tu compañero sentimental te va a resultar inadecuado. Los trabajos y los hombres pueden estar hoy, pero mañana no. O al revés. Pero un hijo es para siempre para una madre. No es algo racional, sino emotivo, y en lo que no hay que infravalorar lo que te dice el instinto femenino. Nadie aborta por error».
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