Iñigo Gurruchaga
Jueves, 4 de julio 2024, 01:02
En vísperas de la votación, los laboristas dicen que no están alentando a los suyos para que voten a los Liberal-Demócratas y así desbancar a los Conservadores en la circunscripción de Wimbledon. Los Liberal-Demócratas también niegan que vayan a votar a la candidata laborista. El voto táctico puede dar sorpresas en estas elecciones
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La historia de la circunscripción de Wimbledon se remonta al final del siglo XIX y, salvo dos victorias laboristas- en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial y en la victoria de Tony Blair en 1997-, los vecinos de esta agregación de barrios en el sur del Gran Londres han enviado al Parlamento al candidato 'tory'.
El barrio de Wimbledon tiene zonas ricas. El campeonato de tenis sobre hierba que organiza el distinguido All England Lawn Tennis & Croquet Club ha extendido el nombre por el mundo, pero en realidad el club tiene sus famosas pistas en un barrio vecino, Merton, que forma parte con el de Morden de otra circunscripción, Merton & Morden, que vota laborista.
El último diputado conservador representando a Wimbledon era Stephem Hammond, cuyo cargo gubernamental más importante, en dos décadas como parlamentario, fue el de secretario de Estado de Salud durante nueve meses, en los días revolucionarios del derrocamiento de Theresa May y gloriosa ascensión de Boris Johnson.
Hammond era, como el 70% de su circunscripción, partidario de permanecer en la Unión Europea. Fue purgado por Johnson y su Rasputin, Dominic Cummings, junto al resto de diputados conservadores que respaldaron en octubre de 2019 un proyecto de ley que impedía al Gobierno abandonar la UE sin llegar antes a un acuerdo.
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Fueron veinte los suspendidos y un mes más tarde diez, entre ellos Hammond, regresaron al grupo para servir a Johnson, que los necesitaba para convocar elecciones. Sería su gran triunfo, en diciembre de 2019. Hammond no es un rebelde. Usaba más limusinas con chófer que nadie durante su breve paso como ayudante parlamentario del ministro de Transportes.
En aquellas elecciones de diciembre de 2019, el porcentaje de votos a Stephen Hammond cayó ocho puntos y mantuvo el escaño por 628 más que el candidato Liberal-Demócrata, Paul Kholer, que repite este año. Hammond ya anunció que no se iba a presentar a estas elecciones, uniéndose a una fuga de conservadores que han abandonado la política.
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A primera hora de la mañana, una mujer está preparando bloques de propaganda. Los laboristas de Wimbledon han enojado a los Lib-Dems alquilando junto a su sede electoral el espacio de una farmacia abandonada para su campaña, pero la mujer tiene un espíritu matinal optimista.
«Ha sido una campaña fantástica, con 300 voluntarios que quieren trabajar para la candidata, Eleanor Stringer». Creció en el sur de Wimbledon y ahora tiene su propia familia. Ha trabajado en una organización caritativa centrada en la educación, que es su ocupación personal y un foco de su campaña.
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La voluntaria laborista reconoce que «la gente está harta, no solo de los tories sino de los politicos en general». «Hay mucha gente distanciada, que se siente marginada», remata. El lugar con más pobreza de la circunscripción es un trozo quitado a Morden para que el mapa electoral preserve la cifra de unos 75.000 votantes por cada escaño.
Hay allí una mezquita que sería la más grande de Europa. El guardia de seguridad dice que el guía de la comunidad les ha dicho que voten a «la persona que sea mejor y no porque pertenezca a un partido». Es quizás difícil de separar. Dice entonces que entre los musulmanes Ahmadi es habitual votar por los laboristas, «porque ayudan a la gente».
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El empleado en la oficina del candidato liberal-demócrata está convencido de que van a superar a los laboristas, que tienen mucho menos presencia en el Ayuntamiento. Cree, sin embargo que el voto conservador se va a sostener. «Aquí Reform (partido de Nigel Farage) no pinta nada», dice. No resta votos a los conservadores.
El liberal demócrata los describe como 'cameronianos', gente rica partidaria del exprimer ministro David Cameron, apenada como él de que la crisis interna de los conservadores acabase con la marcha de la Unión Europea.
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Cerca de la pistas de Wimbledon, una mujer conservadora se apiada.»¿Has tenido que seguir la campaña? ¡Ha sido tan aburrida! Le defraudó Penny Mordaunt, candidata perenne al liderazgo conservador, por el peinado a lo Thatcher. Pero le entretuvo la batalla entre ella y Angela Rayner. Lo más importante en esas estirpes británicas es no aburrirse.
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