Juan Carlos Barrena
Corresponsal. Berlín
Sábado, 4 de mayo 2024, 13:00
La antigua casa de campo a las afueras de Berlín del ministro de propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, se ha convertido en un agujero financiero para la capital alemana hasta el punto de que el titular de finanzas de la ciudad-estado, el cristianodemócrata ... Stefan Evers, ha propuesto cederla gratuitamente.
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«Ofrezco a todo aquel que quiera asumir el recinto cederlo de regalo por parte del estado de Berlín», anunció esta semana el político, abriendo un debate y dando pie a una iniciativa que rechazan tajantemente tanto la localidad de Wandlitz, donde se encuentra situado el complejo, como el estado federado de Brandeburgo, al que pertenece ese ayuntamiento. Altos representantes del municipio y la región dijeron no estar interesados en «tan generoso regalo».
Construida en 1939 en medio de un bosque de 17 hectáreas, la casa de campo de Goebbels junto al lago de Bogensee es una villa de 30 habitaciones que se encuentra en desuso desde el año 2000 y que amenaza ruina por su actual abandono. El agitador nazi acostumbraba a retirarse en la misma en plena Segunda Guerra Mundial junto a su familia y en ella redactó muchos de sus discursos propagandísticos, entre ellos el de casi dos horas que ofreció en el Sportpalast de Berlín ante miles de seguidores, un ejemplo de la retórica y propaganda nazi, que acabó con la histórica pregunta «¿Queréis la guerra total?» y que fue respondido con un rotundo sí.
Goebbels se suicidó el 1 de mayo junto a su mujer Marga tras asesinar a sus seis hijos en el bunker de la cancillería, un día después de que el dictador Adolf Hitler hiciera lo mismo.
Al término de la Segunda Guerra Mundial las tropas aliadas utilizaron la casa de campo como hospital de campaña y en 1946 las fuerzas del Ejército Rojo soviético lo cedieron a las Juventudes Libres Alemanas (FDJ), que fundó en la misma una escuela superior de adoctrinamiento comunista. El entonces jefe de las FDJ y más adelante líder de la extinta República Democrática Alemana Erich Honecker hizo levantar además en esos terrenos un complejo de edificios educativos y residenciales en el estilo del socialismo clásico. Hasta la caída del Muro de Berlín en 1989 el régimen comunista germano oriental tuvo allí la escuela ideológica de su cantera juvenil.
El mantenimiento de todo el recinto tiene un coste anual actual de 250.000 euros solo en materia de vigilancia y seguridad. El último presupuesto para la restauración y modernización de sus edificios se eleva entre tanto a 350 millones de euros, una cantidad que el Senado de Berlín, el gobierno de la ciudad-estado, no está dispuesta a desembolsar.
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En cambio las autoridades locales de la capital alemana estudian derribar todo el complejo y devolver el recinto a su estado natural como zona boscosa como última opción con un coste de 50 millones de euros.
Gobernado en gran coalición por cristianodemócratas y socialdemócrata, ese senado tiene previsto incluir esa cantidad en su próximos presupuestos, una iniciativa con la que sus autoridades pretenden presionar al vecino estado de Brandeburgo y la municipalidad de Wandlitz para que actúen si quieren salvar la casa de campo de Goebbels.
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Pese a todo, Evers asegura que Berlín no se cierra a propuestas para el futuro del complejo a 15 kilómetros al norte de los límites de la ciudad si son de su interés y hacen justicia al significado histórico del recinto, aunque reclama que esas iniciativas vayan acompañadas de una financiación que exima a la capital alemana de todo gasto.
Sin embargo, su oferta de regalar la villa de Goebbels y el resto de los edificios en sus 17 hectáreas de terreno es objeto de críticas. Las primeras las del alcalde de Wandlitz, Oliver Borchert, quien destaca el peligro de que la casa de campo del agitador nazi acabe en manos «de cualquier persona privada que persiga objetivos ideológicos».
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En declaraciones a la agencia alemana DPA, Borchert subrayó que ya en el pasado se interesaron por adquirir ese objeto inmobiliario miembros de los llamados «Reichsbürger» o «ciudadanos del Reich».
De ideología ultraderechista, los seguidores de ese movimiento no reconocen la existencia de la República Federal y remontan la legalidad del país a la Alemania imperial de 1871. 27 de sus miembros son actualmente procesados por fraguar un golpe de estado y planear la toma del Bundestag, el parlamento federal, por las armas.
Pese a todo Borchert quiere salvar el recinto y evitar a toda costa la destrucción de lo que considera un «testimonio histórico», para lo que ha anunciado la elaboración de un proyecto con futuro, para lo que el Ayuntamiento de Wandlitz baraja varias alternativas, desde un Centro de Estudios de Resilencia para la Democracia, a un campus universitario, un hotel o una clínica de rehabilitación médica.
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