Alemania aprueba el abono de transporte público mensual por 9 euros

La medida tiene como fin atraer nuevos clientes para unos transportes cada vez más ecológicos, motivar a los automovilistas a renunciar al uso de sus vehículos y descargar financieramente a los millones de personas que los usan a diario para acudir a trabajar o estudiar. El abono mensual para todos los transportes públicos de Berlín cuesta 86 euros. Los clientes que ya han pagado sus abonos para los tres meses de este verano recibirán de vuelta de las distintas compañías el dinero entregado de más. El Bundestag, el parlamento germano, había dado ya luz verde al proyecto de ley la pasada noche. El escollo a superar era la cámara alta o representación de los «Länder», que cargan con gran parte del costo del experimento.

Aunque la mayoría de los primeros ministros regionales alabaron la iniciativa del gobierno de Berlín, hubo críticas al hecho de que no hay planes sobre el futuro de este proyecto cuando llegue a término el 31 de agosto, como indicó el jefe del gobierno de Hesse, Volker Bouffier, mientras el titular de transportes de Brandeburgo, Guido Beermann, lamentó lo precipitado de la medida y advirtió de que será Berlín quien cargue con los costes suplementarios que supone la emisión de esos abonos y la fuerte reducción de ingresos. Por el contrario, el ministro federal de Transportes, Volker Wissing, afirmó que el billete por 9 euros supone una «enorme oportunidad» para la movilidad que beneficia al clima.

Elogios también a la iniciativa desde las organizaciones ecologistas, que forman un poderoso grupo de presión en este país. La Federación por el Medio Ambiente y la Defensa de la Naturaleza (BUND) celebró la introducción del abono barato por lo que supone para reducir la contaminación, pero exigió a la vez que se amplíen apreciablemente las rutas de los transportes públicos. «El ticket por 9 euros no va a hacer que circulen más autobuses en las regiones rurales», señaló el experto en transporte de BUND, Jens Hilgenberg. El abono permite cruzar Alemania de punta a punta en ese tipo de transportes, aunque con paciencia, disposición a hacer incontables transbordos y un gran espíritu de aventura. Para un viaje de Múnich a la costa Báltica hacen falta un mínimo de 18 horas, el triple que en los trenes de largo recorrido.

La cámara alta alemana aprobó también otras medidas destinadas a ayudar a la población ante la fuerte inflación como la abolición de la tasa ecológica a la electricidad que abaratará su consumo o ayudas económicas suplementarias para los más desfavorecidos.