Un hombre con mascarilla y guantes se dirige a un centro de vacunación en Moscú. efe

El escepticismo lastra la lucha contra la pandemia en Rusia

El país que primero presentó al mundo una vacuna, la Sputnik V, no ha logrado convencer a sus ciudadanos para que se la inoculen

rafael m. mañueco

Moscú

Sábado, 7 de agosto 2021, 20:54

Rusia no se diferencia mucho de otros países europeos en la forma en que las autoridades han abordado la pandemia. Ha habido errores, rectificaciones, restricciones muy lesivas para la economía e imposiciones tal vez necesarias en la lucha contra el virus, pero que se han ... percibido como una forma más de abuso de poder. También ha sido muy acalorado el debate en torno a si la prioridad debe ser salvar vidas humanas o la economía del país. Sin embargo, la idiosincrasia de los rusos y, sobre todo, su fatalismo, han generado un escepticismo que dificulta la solución de la crisis sanitaria.

Publicidad

«Desconfío de las vacunas, de nuestros dirigentes y de lo que dicen los medios», afirma Vasili, un joven de unos 30 años que perdió su trabajo de vigilante en una tienda de ropa clausurada el año pasado y ahora se gana la vida haciendo trabajos caseros a domicilio o descargando camiones. En su opinión, «esta enfermedad no nos la vamos a quitar jamás, me temo que la vamos a tener para siempre». A la pregunta de si no piensa vacunarse nunca, responde que «ya veremos, tal vez cuando el medicamento esté más elaborado y genere más seguridad». Él no cree en la «inmunidad colectiva», cuya necesidad el poder pregona a diario.

Pero la actitud de Vasili, muy extendida en Rusia, «es como la pescadilla que se muerde la cola: cuanta menos gente se inocule, más lejos estará la inmunidad de rebaño y habrá más incredulidad, más contagios y más muertes», alerta Alexánder Miasnikov, un popular médico que da consejos a través del espacio '¡Gracias doctor!', que difunde a través de su canal en YouTube. Según una reciente encuesta del Centro Levada, la principal institución sociológica independiente de Rusia, el 62% de la población es reacia a vacunarse, el 56% asegura no temer contraer la enfermedad y solamente el 10% dijo haberse dado ya el pinchazo.

Todo ello pese a que Rusia fue el primer país del mundo en registrar una vacuna contra la covid-19, la Sputnik V. Lo anunció solemnemente el presidente Vladímir Putin en agosto del año pasado. Más tarde, la revista británica 'The Lancet' certificaba, basándose en las pruebas clínicas, que era «segura y eficaz». El país tiene, además, homologados otros tres fármacos para prevenir el coronavirus: la EpiVacCorona, la CoviVac y la Sputnik Light.

La situación epidemiológica mejoró sustancialmente a partir de marzo. Se levantaron la mayor parte de las restricciones como los confinamientos domiciliarios, los cierres perimetrales y los toques de queda. Empezaron a funcionar restaurantes, teatros y establecimientos de ocio nocturno. La obligación de utilizar mascarilla y guantes quedó circunscrita al transporte público y a locales cerrados. Pero la variante Delta hizo que se disparase la pandemia desde mediados de junio y ha sorprendido a la población con un índice muy bajo de vacunación. Según el Ministerio de Sanidad, solamente 37 millones, sobre una población total de unos 145 millones, se han vacunado con las dos dosis.

Publicidad

La mutación Delta, explica la directora del órgano de control Rospotrebnadzor, Anna Popova, «ha provocado que la enfermedad prolifere en 35 regiones, en 28 se mantenga estable sin grandes cambios y solo mejore en 22». Desde junio, el número de contagios diarios se ha ido incrementando desde los 20.000 hasta alcanzar casi 26.000 a comienzos de julio, el máximo hasta ahora. Después se estabilizó en unos 24.000 y ahora está bajando paulatinamente. Ayer en todo el país se registraron 22.320 casos positivos de covid-19.

Vuelta al teletrabajo

Pero lo que más ha aumentado es la letalidad. Desde el comienzo de la pandemia, Rusia nunca había rozado los 800 decesos diarios. Este sábado se contabilizaron 793 tras 10 días por encima de los 785. Moscú se mantiene como el epicentro de la pandemia pero en franca recuperación, ya que en las últimas 24 horas hubo 2.235 contagios cuando hace un mes rondaban los 6.000. Las muertes en la capital rusa también disminuyen con un mes por encima del centenar diario y ahora con 67 casos en las últimas 24 horas.

Publicidad

El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, decretó en junio la vacunación obligatoria para los empleados de los sectores con mayor contacto con la población, el regreso al teletrabajo y, ya en julio, la obligación de contar con un salvoconducto QR para poder entrar en los restaurantes, que acredite estar vacunado, haber pasado la enfermedad o tener un test PCR reciente.

Los códigos QR tuvieron que ser eliminados a los pocos días ante el hundimiento de la afluencia a los establecimientos de hostelería y la picaresca de los certificados de vacunación y PCR falsos. Ahora la principal ciudad de Rusia apenas tiene restricciones salvo la mascarilla en lugares cerrados y en el trasporte público. Los guantes no son ya necesarios. La gente abarrota las terrazas y los bares de moda están llenos. Sin embargo, Sobianin advierte que «el 95% de los ingresados en los centros sanitarios no se vacunaron».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad