Boris Johnson espera buenas noticias en Escocia y en las municipales

El último cálculo de los analistas de encuestas Britain Elects estimaba que el Partido Nacional Escocés (SNP) perderá un escaño en el Parlamento de Edimburgo respecto a 2016. El descenso en intención de voto desde febrero y la necesidad de contar con los Verdes para sumar mayoría por la independencia debilitaría la petición del nuevo referéndum.

«La manera en la que lo argumento», ha dicho la líder escocesa, Nicola Sturgeon, al semanario 'New Statement' sobre su afán por la independencia, «puede ser mucho menos glamurosa que la de otros que piensan que se trata de echar un pulso, de mostrar músculo y alardear de tu compromiso. Pero, en realidad, el trabajo paciente y duro, la forma comprometida de hacerlo, es el camino para lograr el éxito».

La atmósfera en el independentismo escocés no exuda el optimismo y la creatividad que caracterizaban al movimiento en la consulta de 2014. La agresividad de los miembros del nuevo partido Alba hacia la ministra principal es pública. En la campaña y en redes sociales la acusaron de pretender hacer ver que apoya la independencia cuando estaría contemplando un entendimiento con los laboristas.

Una Sturgeon debilitada, la victoria histórica prevista en Hartlepool, donde se elige un diputado en Westminster, y la retención de las 'superalcaldías' regionales sería suficiente para Johnson. Y parece improbable que el Partido Conservador, con siete puntos de ventaja sobre los laboristas en el promedio de encuestas, sufra un descalabro de concejalías en más de 140 ayuntamientos durante las municipales que este jueves vivió Inglaterra.

Incluso en Londres, donde los conservadores han presentado un candidato sin impacto público, el alcalde en ejercicio, el laborista Sadiq Khan, alertó a sus seguidores al mediodía para que acudiesen a las urnas, alarmado por las noticias de la baja participación. Pero, en un día típico de la primavera británica -frío, granizo, sol, lluvia, calor...- el deseo de caminar hasta el colegio electoral también sería variable.

En uno de Londres, los empleados del Ayuntamiento que repartían papeletas de voto anotaban que todos los votantes habían llevado de casa su propio lápiz o bolígrafo para marcar las casillas, siguiendo la recomendación oficial para evitar el covid-19. Vacunados, enmascarados, distanciados y con su lapicero 28 millones de ingleses tenían derecho a acudir a las urnas.

Los laboristas aspiran a ganar en la primera elección de 'superalcalde' en la región oeste de Yorkshire. Pero sólo una sorpresa podría colorear el tono gris de la oposición liderada por el abogado sir Keir Starmer. Nostálgicos del radical Jeremy Corbyn elevarían voces críticas si la posición centrista, o ambigua, adoptada de Starmer no da réditos.

El recuento será lento. En Escocia se extenderá hasta mañana y será necesario esperar todos los resultados para evaluar las circunstancias. En Londres podrían tardar hasta el domingo. En Gales, Hartlepool y los ayuntamientos más pequeños se sabrán este viernes.