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mercedes gallego
Corresponsal. Nueva York
Miércoles, 21 de diciembre 2022
Por primera vez desde que Rusia invadió su país el pasado 24 de febrero, Volodimir Zelenski salió de Ucrania para algo más importante que su propia vida: Convencer al Congreso de EEUU de que siga invirtiendo en la guerra de Ucrania, para la que el ... Senado espera aprobar este fin de semana otra gigantesca partida de 44.000 millones de dólares.
Tras la pérdida de la Cámara Baja por parte del Partido Demócrata en las elecciones legislativas del mes pasado, a partir de enero el Congreso de EEUU quedará dividido y avocado a la inmovilidad. Por eso el mensaje del presidente ucraniano es convencer a cada uno de los legisladores, demócratas o republicanos, de que invertir en la defensa de su país «no es caridad, sino una inversión global en seguridad y democracia». Algo por encima de los colores de los partidos y las enconadas divisiones de nuestro tiempo, que amerita que el liderazgo de EEUU «permanezca sólidamente bicameral y bipartidista» cuando se trata de la ayuda a Ucrania, rogó en su comparecencia ante la sesión conjunta del Congreso.
Rusia no es el enemigo de Ucrania, sino de Europa, de Occidente y de la paz internacional en general. «Es solo cuestión de tiempo que ataquen de nuevo a otros aliados si no les paramos ahora», advirtió. Y la ventaja de dar la batalla en suelo ucraniano es que «Ucrania nunca le ha pedido a los soldados estadounidenses que luchen en su suelo», recordó. Zelenski prometió que sus fuerzas aguantarán el embate ruso sin quejarse «ni rendirse jamás» y aseguró que «están perfectamente capacitados para operar tanques y aviones estadounidenses».
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El presidente Biden aprobó la víspera de su llegada una nueva partida de 1.800 millones de dólares en asistencia militar que incluye baterías de defensas antiaéreas con misiles Patriots, las más sofisticadas del mundo que permitirán a Ucrania interceptar a los misiles rusos a mayor altura. Con su ayuda podrán empezar a reparar y proteger la infraestructura civil más crítica que tiene en este momento el 80% de la capital con apenas dos o tres horas diarias de electricidad.
«Dentro de dos días será Navidad», recordó a los congresistas. En los hogares de Ucrania se cenará «con velas», dijo, «y no porque sea más romántico, sino porque no habrá electricidad». Millones no tienen calefacción, ni agua corriente, y «cada día que pasa habrá más padres que han perdido a sus hijos clamando venganza», había dicho durante la conferencia de prensa que mantuvo en la Casa Blanca con el presidente Biden.
Zelenski confió al Congreso que ha compartido con el mandatario norteamericano un plan de paz de diez puntos que este ha aprobado, «pero sería ingenuo esperar que Rusia de pasos hacia la paz». Por eso su estrategia pasa por declarar a Rusia un estado terrorista, a lo que se opone la Casa Blanca, fortalecer las sanciones y aumentar la ayuda militar que recibe, por la que dijo estar agradecido «pero no es suficiente».
«Todo depende de nosotros, de las fuerzas armadas ucranianas, y aún así tanto depende del mundo», suspiró. El año próximo será, en su opinión, «un punto de inflexión» en esta partida de la que depende no solo la integridad territorial y política de Ucrania, sino la seguridad global.
Juanto a la chimenea
Anteriormente había estado reunido con Biden, que habló de la entrega de los misiles Patriot. «Y por qué no darle de una vez todo lo que necesita para ganar la guerra?», preguntó una periodista ucraniana que acompañaba al mandatario. «Por dos razones», resumió Biden. «La primera, es que hay toda una Alianza (del Tratado del Atlántico Norte, OTAN) que es crítico que esté con Ucrania. Y la idea de darle a Ucrania material que es fundamentalmente diferente de lo que está yendo allí podría romper a la OTAN, a la Unión Europea y al resto del mundo». La segunda razón es que, después de pasar «cientos» de horas cara a cara discutiendo la situación con los aliados, Biden cree que simpatizan con Ucrania y entienden su situación «pero no quieren entrar en guerra con Rusia ni desatar una III Guerra Mundial». Hay, por supuesto, más, «pero probablemente ya he dicho demasiado», se contuvo Biden.
Con su comparecencia conjunta el presidente norteamericano pretendía demostrar su apoyo inquebrantable con la defensa ucraniana. Exactamente a eso le ha condenado, a jugar a la defensiva. La Casa Blanca no cree «que sea en interés del pueblo ucraniano, de Europa y, ciertamente, de EEUU» escalar la guerra fuera de las fronteras de Ucrania, atajó el almirante retirado John Kirby, coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional.
Eso fue parte de la conversación que mantuvieron Biden y Zelenski junto a la chimenea del Despacho Oval. Mientras una parte de la izquierda estadounidense cree que ha llegado el momento de presionar a Ucrania para que negocie la paz con Rusia, otra parte cree que la mejor manera de acortar la guerra es ir a ofensiva, dijo en MNSBC el embajador de EE UU en Rusia Michael McFul, que sirvió durante el gobierno de Barack Obama.
Acortar la guerra
El sistema de los Patriot, del que según el general retirado de cuatro estrellas Barry McCaffrey, adjunto al jefe del Estado Mayor con Collin Powell, EE UU solo tiene medio centenar de baterías, permitirá a Ucrania elevarse más alto en el cielo y apuntar a los aviones rusos, una vez que sus fuerzas hayan sido adecuadamente entrenadas para su uso. «Pero no son algo que cambiará la dinámica del juego», advirtió. Con todo, Ucrania cree que con su ayuda dentro de tres semanas podrá proporcionar a sus ciudadanos hasta diez horas de electricidad al día, en lugar de las dos o tres de las que gozan ahora. «Rusia está utilizando el invierno como arma», lamentó Biden.
El líder ucraniano demostró saber cómo ablandar a Biden, muy sensible al valor de los soldados desde que su primogénito Beau, fallecido de cáncer, luchó en Irak. Por eso le entregó la Medalla al Mérito Militar de un «valiente soldado» que, según dijo, la víspera en el frente del Donbás le pidió que se la entregase de su parte a otro «presidente valiente», por salvarle la vida con las ayuda militar que proporciona a su país. «¿Viene su nombre?», preguntó Biden conmovido. «Me aseguraré de que recibe una de las nuestras».
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