Protesta de los taxistas ante la Alcaldía de Nueva York. EFE

Los taxistas de Nueva York, en huelga de hambre por las deudas

Asfixiados por la crisis, exigen reestructurar los préstamos pedidos para pagar sus licencias, que en algunos casos superan los 700.000 dólares

Ivia Ugalde

Viernes, 29 de octubre 2021, 18:50

En la ciudad de los rascacielos, si algo representa su esencia desde inicios del siglo XX son sus conocidos taxis amarillos. Convertidos en un atractivo para los turistas e inmortalizados en infinitas ocasiones por el cine de Hollywood, estas joyas de Nueva York han pasado ... de ser un sueño a una pesadilla para quienes se sientan al volante. La crisis económica provocada por la pandemia ha acentuado un drama que en los últimos cuatro años ha arrastrado al suicidio a nueve de estos conductores por la competencia feroz y desleal de Uber, Lyft y otras plataformas, pero sobre todo por los prohibitivos precios de las licencias, que pueden rondar el millón de dólares.

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Las deudas contraídas para obtener el permiso, en algunos casos de más de 700.000 dólares, han puesto en pie de guerra a los taxistas ya que el 'pinchazo' del turismo hoy hace imposible cumplir con el pago de tan altas sumas. Desde el pasado 20 de octubre protagonizan una huelga de hambre a las puertas del ayuntamiento para exigir al alcalde, Bill de Blasio, que actúe como garante y se reestructuren las condiciones de esos préstamos. Piden que el monto principal no supere los 145.000 dólares y los pagos ronden los 800 al mes.

«Tengo presión alta y diabetes y, si no como regularmente, probablemente me derrumbe, pero asumo el riesgo. Nueve chóferes han muerto», asegura a medios locales Quadratullah Saberry, un afgano que ha sido taxista durante tres décadas en Nueva York y a sus 70 años debe todavía 300.000 dólares. Su compañero, Víctor Salazar, un ecuatoriano que adeuda la misma cantidad, no pudo continuar pagando su «medallón» –como se conoce a las licencias por su forma– a causa del coronavirus.

La pandemia fue la puntilla para muchos que como Salazar ya tenían que competir en las calles con plataformas como Uber que reducían sus ganancias y hacían que los permisos de los taxis amarillos dejaran de ser un exclusivo objeto de deseo. Las cuentas, simplemente, no cuadraban. Cada mes tenía que pagar 2.000 dólares, sin contar la gasolina y el seguro del coche.

Víctimas de una burbuja

La mediática congresista Alexandra Ocasio Cortez y el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, entre otros políticos, han enviado una carta a De Blasio para que apoye a los taxistas. La ciudad ha propuesto una ayuda total de 65 millones de dólares. Sin embargo, la New York Taxi Workers Alliance, que representa a 25.000 trabajadores, considera esta cuantía insuficiente.

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«Nueva York ha creado esta crisis», denunció en una protesta reciente el defensor del pueblo, Jumanne Wiliams, en alusión a que el anterior alcalde, Michael Bloomberg, convocó varias subastas para aumentar el número de «medallones» que solo lograron crear una burbuja al inflarse el precio de las licencias.

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