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mercedes gallego
Domingo, 1 de marzo 2020, 00:23
El cortafuegos funcionó. Los afroamericanos no han olvidado a Barack Obama, ni a su escudero Joe Biden, que le sirvió de vicepresidente durante ocho años. Biden necesitaba desesperadamente una victoria contundente en Carolina del Sur para seguir a flote con la campaña, después de ... haber perdido humillantemente las primeras tres batallas, y vaya si la consiguió.
«Nos daban por muertos y estamos más vivos que nunca», clamó triunfante. El 49% del voto que obtuvo anoche, a mucha distancia del 20% que recogió Bernie Sanders, le permite anotarse 49 delegados en la única casilla que cuenta para la nominación. Casi tantos como Sanders, que lleva 56, y más que Pete Buttigieg, que con sus 26 delegados queda relegado en la campaña, sin perspectivas de remontar pronto.
El alcalde de South Bend (Indiana) no piensa retirarse inmediatamente. Anoche estaba ya en Carolina del Norte haciendo campaña para el Supermartes, pero esta semana suspendió los actos que tenía previstos en Florida, que celebra las primarias el día 17. Tanto su salud como su cuenta bancaria se han resentido de los esfuerzos que ha hecho en estos primeros cuatro estados sin haberse anotado ninguna victoria contundente que le permitiera erigirse como líder. Ese puesto se los disputan ahora Sanders por la izquierda y Biden por el centro derecha, aunque este último tendrá que competir con Michael Bloomberg en los estados del sur, que entran en juego el martes. ¿Repetirá Biden la victoria?
Encendido, con una fuerza que no se le había visto hasta ahora, el exvicepresidente advirtió ayer que esta «es una batalla por el alma de EEUU» en la que lo que se elige es «ganar a lo grande o perder a lo grande». La primera opción, claro, es la que se atribuye, mientras que la segunda corresponde a Sanders en la amigdala de los demócratas, a los que recomendó que si quieren que un demócrata venza a Donald Trump en noviembre «voten por un demócrata».
Sanders es un senador independiente que se autodenomina «socialista democrático», lo que para muchos es una receta perfecta para perder las elecciones. «Hablar es barato», le acusó Biden sin nombrarlo. Frente al «cambio revolucionario» que promete el de Vermont, con un «movimiento multigeneracional», Biden propone «un cambio real». Construir sobre el legado de Obama que le ha devuelto la popularidad que le negaron los primeros estados
Por su partes, Sanders advirtió que hará falta una movilización sin precedentes de los votantes para poder vencer a Trump en noviembre. «No se puede ganar con una campaña sin entusiasmo», atacó tácitamente a Biden. Muchos que no tienen especial simpatía por el ex vicepresidente están dispuestos a darle el voto sólo porque creen que puede satisfacer a muchos votantes independientes.
Si Carolina del Sur ha resucitado la campaña de Biden, también ha rematado la de Tom Steyer, un multimillonario especialmente interesado en el cambio climático y en el proceso para inhabilitar al presidente. Anoche anunció que se retira de la contienda en la que nunca ha logrado un solo delegado, pero prometió apoyar a cualquiera que sea el nominado, que será «un millón de veces mejor que Trump».
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